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La ciudad del futuro: cómo lo que comemos puede cambiar el planeta
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EXPOSICIÓN en el centrocentro

La ciudad del futuro: cómo lo que comemos puede cambiar el planeta

'De la huerta a la mesa' lleva como subtítulo este trabajo que desarrolla, a partir de infinidad de capas y lecturas, cómo la alimentación ha cambiado nuestras metrópolis

Foto: Jorge López Conde. (Daniel Vidal Noguero)
Jorge López Conde. (Daniel Vidal Noguero)

Levantar la mirada, girar la cabeza y fijarse en los nombres de algunas calles tiene premio: el saber de nuestra historia y de los usos que la ciudad ha tenido en otro tiempo. Así nos lo quiso indicar Carolyn Steel en su magnífico 'Ciudades hambrientas', 'bestseller' de 2008, editado en español a finales del año pasado por Capitán Swing, que intentaba comprender a partir de historias y anécdotas cómo los lugares donde vivimos se han transformado a medida que nuestros hábitos alimentarios han cambiado.

“Y cómo el abastecimiento se está produciendo a costa de graves impactos socioambientales”, terminaban de apuntar José Luis Fernández 'Kois' y Nerea Morán, autores de su estupendo prólogo.

placeholder Foto: CentroCentro.
Foto: CentroCentro.

“La historia y forma de Madrid están ligadas a la gestión y producción de los alimentos en todas sus escalas y épocas. Muchos usos y nombres del callejero nos recuerdan ese pasado agrícola que alimentaba al Madrid medieval”, comenta Jorge López Conde, comisario de la muestra que puede verse actualmente en CentroCentro y que lleva el sugerente título de 'La ciudad del futuro: de la huerta a la mesa'.

placeholder Niño matando al dragón de la herejía delante del Monasterio de El Escorial. (CentroCentro)
Niño matando al dragón de la herejía delante del Monasterio de El Escorial. (CentroCentro)

La obra de Steel resuena con fuerza en la exposición, que ocupa parte de la sede del ayuntamiento, en una de sus plantas superiores. Un formato que da comienzo en el Edén, recorre ciudades como Roma, Granada o Madrid y plantea soluciones a partir de lo que se define como la ciudad sostenible y la del futuro.

“Es un momento donde todo está cambiando. El covid-19 ha hecho que esa idea que teníamos de la ciudad como lugar de futuro entre en crisis. Debemos redefinir y reequilibrar la relación que hay con el campo”, asegura Conde, que lleva estudiando este nexo de unión desde hace cinco años, cuando comenzó en el Departamento de Diseño y Tecnología de la Fundación Norman Foster.

Formato multisensorial y para todos los públicos

A partir del préstamo de multitud de instituciones, como el Museo Arqueológico Nacional, el Museo de Historia de Madrid, el Archivo General de la Villa, la Fundación Enric Miralles o la Biblioteca del Patronato de la Alhambra, Conde construye un relato multisensorial donde abraza formatos, géneros y disciplinas diversos, atrapando con un discurso rico en matices, que lo mismo viaja a las villas romanas que enlaza con los drones que próximamente protagonizarán el 'delivery' de las grandes compañías.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís. (EFE/Fernando Villar)

“Es una exposición transversal, con multitud de lecturas y muchos niveles de información”, avisa el curador y arquitecto de 41 años. “Está dirigida para niños, por ejemplo. Con imágenes muy inmersivas, escenarios para que se vea la evolución del diseño y la arquitectura. Aunque también hay muchas personas mayores que vienen a visitarla. Y luego, además, operaría en el plano universitario con varias interpretaciones. Hay una parte que está pensada para estudiantes y hemos contado con elementos de Le Corbusier en cada una de las partes”.

"La historia y forma de Madrid está ligada a la gestión y producción de los alimentos en todas sus escalas y épocas"

Dividida a modo de nueve capítulos, en el que el formato expositivo alterna maquetas, cuadros —entre ellos uno de Goya—, planos arquitectónicos u objetos tan dispares como ánforas romanas o dibujos del aljibe de la Alhambra. Ofreciendo claves y preguntas del mundo conocido: se nos explica que el edén es huerto, es el jardín de las delicias que no necesita cultivarse, “donde te alimentas del árbol o la planta a la boca”, indica. O que, durante el Imperio romano, todo gravitaba alrededor de la mesa. La cena como rito iniciático y representación de sus significados políticos y económicos.

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Las ciudades son lo que comen

Somos lo que comemos. Y lo mismo ocurre con las ciudades”, reflexiona Conde en un momento de la conversación, parafraseando nuevamente a Steel. “Todo ello viene de las ciudades medievales, que se construyen como se alimentaban. Madrid es un buen ejemplo. Ahí están calles como la de las huertas o la lechuga. O construcciones como la Plaza Mayor, cuyo edificio principal era el de la panadería. Y que nos lleva a su santo, San Isidro, que era un labrador”.

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Foto: CentroCentro.

Su mirada también se posa en los mercados, desde los romanos, que vincula a Mercurio, el intérprete y mensajero de los dioses, dios de los viajeros y de la elocuencia. “El mercado era la casa de Mercurio. El lugar de la ciudad destinado para el comercio y que fue adaptado para dar forma al foro romano”, subraya y avanza hasta el zoco árabe, un lugar de intercambio de productos y mercancías, “pero también de producción, una vez que los artesanos se mantenían en el área produciendo dichos objetos”.

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Traer al presente todos estos discursos es otro de los valores y aciertos de Conde, que no oculta su acercamiento a los postulados de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que durante su mandato ha desarrollado y se ha preocupado por combinar sostenibilidad y diseño, dos de las máximas de la exposición que podrá verse en la plaza de Cibeles hasta el seis de marzo del próximo año. “El origen del proyecto está en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la lucha contra el Cambio Climático y contiene unas políticas europeas definidas en el Nuevo Pacto Verde”, reconoce en algunos apartados de su trabajo, que aborda también el futuro que nos espera, como bien indica su título.

“La importancia del covid-19 ha subrayado la importancia de un sistema alimentario sólido y resistente que funcione en cualquier circunstancia, y que sea capaz de garantizar el acceso a un suministro suficiente de alimentos asequibles para los ciudadanos”, concluye Conde, que, además, ha querido aportar un estudio, Bosque Metropolitano, que se extiende a lo largo de 75 kilómetros por Madrid, con un análisis comparado del crecimiento histórico y los lugares vinculados a la producción y distribución, de los mercados a los huertos urbanos. Conde lo resume en tres tareas: “Rehabilitación, reconexión y actualización”.

Levantar la mirada, girar la cabeza y fijarse en los nombres de algunas calles tiene premio: el saber de nuestra historia y de los usos que la ciudad ha tenido en otro tiempo. Así nos lo quiso indicar Carolyn Steel en su magnífico 'Ciudades hambrientas', 'bestseller' de 2008, editado en español a finales del año pasado por Capitán Swing, que intentaba comprender a partir de historias y anécdotas cómo los lugares donde vivimos se han transformado a medida que nuestros hábitos alimentarios han cambiado.

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