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La exposición que critica el metaverso y la hiperactividad digital está en Madrid
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La exposición que critica el metaverso y la hiperactividad digital está en Madrid

La muestra Super Superlike, recién estrenada, plantea preguntas alrededor del mundo multimedia que habitamos y podrá verse hasta el 17 de abril

Foto: Super Superlike en Conde Duque.
Super Superlike en Conde Duque.

Conde Duque es de los pocos barrios del centro que sigue manteniendo algo de la vida de antes. Los bares de siempre, como La Pomarada o el O’Potiño III (si quieren saber que paso con los otros dos hablen con sus dueños), conviven alegremente con tiendas de ropa como Sportivo o Mini, que forman parte del paisaje y de la regeneración de la zona desde hace dos décadas. Mucho más tiempo tiene el Cuartel del Conde Duque que, menos mal, ha cambiado su uso por el de centro cultural. A pesar de que sus dos gigantescos patios siguen siendo el mejor reflejo de esas plazas anodinas que a partir de Gallardón empezaron a inundar nuestra ciudad. La vida real, pasada por el filtro de los móviles y las nuevas tecnologías, es el tema de una de las exposiciones más estimulantes que puede verse estas navidades en su interior.

Tiene lugar en los sótanos, lo que fueron las antiguas caballerizas del edificio, proyectado por Pedro de Ribera en 1717. La muestra, que bajo el título Super Superlike: Impulsos digitales y emotividad digital agrupa a una veintena de artistas nacionales, es uno de los mejores ejemplos de eso que actualmente está en boca de todos: el metaverso. Pero hay mucho más, representaciones de todo eso que ya hemos normalizado como la conectividad permanente, la múltiple reconstrucción del yo, la disolución de la pantalla o “la engañosa empatía del me gusta”, como tan acertadamente ha escrito Bea Espejo.

placeholder Podrá verse hasta el 17 de abril. (Conde Duque)
Podrá verse hasta el 17 de abril. (Conde Duque)

De Queen al cementerio de ordenadores

Vivimos un momento de mucha histeria, de que hay que desconectarse. Pero creemos que esto no tiene que ver con una desconexión, sino con entender cómo relacionarnos con lo digital. Tener una conciencia crítica de lo digital”, apunta Marta Ramos-Yzquierdo, una de las dos comisarias de la exposición, en conversación por Skype desde Granada. Y así es. Algunas de las obras entran de lleno en estas cuestiones, planteando más preguntas que respuestas. Permeando ese espacio poroso y líquido del que ya formamos parte.

Aborda la relación del algoritmo con el LSD en un fantástico vídeo de 16’

Yosi Negrin, por ejemplo, ahonda en la percepción que tenemos del territorio. A la vez que esboza el posible futuro de aquellos materiales que constituyen parte de ordenadores, móviles y demás herramientas del siglo XXI. Una pieza de gran formato en la que dos dimensiones, la virtual y la material, se miran de tú a tú. Algo parecido ocurre con el trabajo de Joan Leandre, donde aborda la relación del algoritmo con el LSD en un fantástico vídeo de 16’. Ahí tienen cabida los colibris, Mark Zuckerberg o un directo de Queen, entre otros. Con Almudena Lobera lo que se nos permite es repensar la mirada. A partir de objetos cotidianos, interpretados por un software digital, podemos viajar en el tiempo hasta un pasado en el que las máquinas y los programas de diseño no moldeaban nuestro presente.

placeholder 'Todo lo digital se ha hecho doméstico'. (Conde Duque)
'Todo lo digital se ha hecho doméstico'. (Conde Duque)

Arqueología digital

Parafraseando a Remedios Zafra, que es la autora de uno de los dos textos del catálogo que aparecerá próximamente en formato PDF, podemos decir que todo lo digital se ha hecho doméstico: “Pasea por nuestros ojos con zapatillas acolchadas y teclado manchado por café y migas del desayuno. El mundo online se nos ha normalizado suave y crudamente”. No se me ocurre una forma más bella y a la vez tan dura de poner sobre la mesa algunas de esas problemáticas que los dos curadores plantean en este viaje a la realidad que nos rodea. Quizás sea necesario aproximarse de otra manera.

Foto: Sandbox aspira a convertirse en uno de los mundos interconectados del metaverso. (Sandbox)

Dos espectadores de la exposición, que deambulan tranquilamente entre las diferentes salas de la parte inferior del edificio, se preguntan, delante de una obra de Marián Garrido, si eso que tienen ya es chatarra digital o una obra de arqueología. Garrido, a partir de cables y trozos de una megadrive, una CPU de ordenador, un bote de bebida energética y un cartucho de videojuego, entre otros muchos elementos, reconfigura lo que se entiende por pasado. Ella lo llama cyber medievo, en alusión a la Edad Media digital que fue, y nos transporta a otra era, no sin cierta ironía “apocalíptica”, como comentan los comisarios.

Tanto Ramos-Yzquierdo como Enrique Radigales, el otro componente de la dupla curatorial, tenían claro que su discurso expositivo debía transitar, también, lo emocional. “Hay líneas invisibles que nos atravesaban. Formas de interpretación que tienen que ver con lo sensitivo. Obras, como la de Cristina Spinelli, que son más metafóricas. Líneas difusas y poco académicas”, comenta Radigales, mientras Ramos-Yzquierdo puntualiza que “las obras tienen mucha teoría detrás. No es nada superficial. Sin embargo, a la vez, todas tienen una seducción y una reflexión brutales”.

placeholder Conde Duque.
Conde Duque.

Reunirse vigilados

Otro de los textos de ese catálogo que podrá encontrarse en la nube lo firma Geert Lovink, uno de los grandes estudiosos de la relación entre lo digital y lo real. —En realidad lo que incluye el PDF es una entrevista. Una sucesión de respuestas a preguntas que los dos comisarios le hicieron hace unos meses—. En ellas, el autor de Tristes por diseño: Las redes sociales como ideología, deja perlas con las que reflexionar: “Necesitamos unirnos y crear cooperativas, espacios, think tanks, ONG, movimientos, conspiraciones, empresas, lo que sea, pero olvidarnos de las redes y plataformas por un tiempo”, aconseja.

Foto: Cartel del evento. (EC)

Unas preguntas después señala no sin cierta resignación como “la Nueva Normalidad nos obliga a aceptar la automatización, la vigilancia y el control mental e ideológico y, de alguna manera, olvidar el teléfono, olvidar la política, olvidar que las arquitecturas de la información se pueden cambiar, de la noche a la mañana, casi sin esfuerzo”. Unas palabras que ayudan a recordar con pensamiento crítico aquellas que también dejó por escrito la escritora, poeta y guerrera afrofeminista Audre Lorde: “Las herramientas del poder nunca servirán para desmantelar el poder”.

Desde Super Superlike tenemos la oportunidad, sino de destruir esas experiencias de usuario que cada vez son más habituales, si por lo menos de expandir los límites que hay a nuestro alrededor con los instrumentos que se nos ofrecen. A ser posible juntos y con un móvil en la mano.

Conde Duque es de los pocos barrios del centro que sigue manteniendo algo de la vida de antes. Los bares de siempre, como La Pomarada o el O’Potiño III (si quieren saber que paso con los otros dos hablen con sus dueños), conviven alegremente con tiendas de ropa como Sportivo o Mini, que forman parte del paisaje y de la regeneración de la zona desde hace dos décadas. Mucho más tiempo tiene el Cuartel del Conde Duque que, menos mal, ha cambiado su uso por el de centro cultural. A pesar de que sus dos gigantescos patios siguen siendo el mejor reflejo de esas plazas anodinas que a partir de Gallardón empezaron a inundar nuestra ciudad. La vida real, pasada por el filtro de los móviles y las nuevas tecnologías, es el tema de una de las exposiciones más estimulantes que puede verse estas navidades en su interior.

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