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La madre de Sandra Palo: " A mí no me ha llamado ni Netflix ni nadie para una serie"
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Más de 18 años del asesinato

La madre de Sandra Palo: " A mí no me ha llamado ni Netflix ni nadie para una serie"

María del Mar hace balance más de 18 años después del brutal asesinato de su hija. Apenas sale de casa y reconoce que hace mucho tiempo que ha dejado de creer en la Justicia

Foto: Sandra Palo, asesinada en 2003
Sandra Palo, asesinada en 2003

Hace 18 años y medio a María del Mar Bermúdez le quitaron un trozo de vida. Un trozo tan grande que ya nunca ha vuelto a ser la misma persona. Tampoco su marido y pareja desde los quince años, Francisco, y ninguno de los otros dos hijos del matrimonio: Jessica e Ismael. Ellos fueron castigados para siempre por cuatro adolescentes, tres de ellos menores pero, como María del Mar acostumbra a decir, la única víctima de verdad es la persona que perdió la vida aquel fatídico 17 de mayo de 2003. Su hija Sandra. Sandra Palo.

El matrimonio sigue viviendo en Getafe, en el mismo domicilio de siempre, el que María del Mar considera “su refugio”. “Apenas salgo de casa, solo cuando es necesario porque tenga que hacer algo. En casa me siento protegida”. Aunque reconoce que su barrio no es el mismo que hace 40 años, cuando se mudaron. “Ha cambiado mucho la gente, no se parece en nada a cuando llegamos, pero tu casa es tu casa”. Ahí, incluso superó el coronavirus. “Yo tuve los síntomas normales, perdí el gusto y el olfato pero los recuperé unas semanas después. Mi marido lo pasó peor, estuvo quince días ingresado y le han quedado secuelas óseas. Ha perdido mucha fuerza en las manos”, lamenta.

Foto: Rafael García Fernández, alias 'El Rafita'

Se considera una buena abuela, adora a sus tres nietos, lógicamente, pero eso no la exime de reconocer que tiene un vínculo especial con la mayor. “Quizá es porque llevo 15 años con ella o quizá porque fue prematura y esos días en el hospital nos unieron mucho”. Los otros niños de la familia, uno de siete, y la pequeña de dos años (Sandra, en honor a su tía), también tienen locura con la abuela María del Mar. Los tres son su única ilusión para festejar mínimamente la Navidad. “Casi diría que la odio, no me gusta nada desde lo que ocurrió con Sandra, la celebramos porque hay que hacerlo pero sin grandes fiestas”, sentencia con pena. “Además me da miedo salir esas noches a la calle porque los jóvenes parece que solo buscan emborracharse”, zanja.

placeholder Los padres de Sandra Palo, durante una protesta
Los padres de Sandra Palo, durante una protesta

Aunque lo ha intentado, nunca ha conseguido volver a llevar una vida normal, como la de antes. Tampoco se lo han puesto fácil. “Cuando pasó lo de Sandra me cumplió el contrato y no me renovaron en el trabajo pero como sabían que lo habían hecho mal conmigo, a los tres o cuatro años me volvieron a llamar, pero tuve que operarme de una lesión de rodilla. Eso me arrastró a una depresión, a sufrir ataques de ansiedad, a visitar al psiquiatra… ahora soy pensionista porque la dolencia no me ha permitido volver al mercado laboral. Mi marido también, él sufrió cuatro infartos el año después de que nos quitaran a Sandra”, señala.

Foto: Concentración homenaje a Sandra Palo. Foto: Efe

Admite que antes casi no veía la televisión por no “enterarme de noticias malas” pero que ahora es buena parte de su entretenimiento. “He visto la docuserie del caso Rocío Wanninkhof (‘El caso Wanninkhof-Carabantes’), la de ‘¿Dónde está Marta?’ y ahora voy a empezar la de Dolores Vázquez. A mí de momento nadie me ha ofrecido hacer nada sobre nuestra historia, ni Netflix ni nadie”, confiesa. “He coincidido con varios padres que, cada uno en su contexto, han sufrido el mismo drama que nosotros: hemos hecho piña con Antonio (padre de Marta del Castillo), con Juan José (el padre de Mariluz), con los de Lucía Vivar, con la madre de Ruth y José, etc. De vez en cuando nos escribimos, son relaciones que han permanecido en el tiempo”. Incluso, han llevado al Congreso varias propuestas que, a su juicio, mejorarían la seguridad ciudadana. “Llevamos la prisión permanente revisable y quisimos modificar la ‘Ley del menor’ para que, aunque el que cometa el delito de sangre sea menor de edad, siga cumpliendo condena en la cárcel cuando llegue a los dieciocho años en lugar de quedar libres bajo vigilancia. Pero ningún partido político nos apoyó”, comenta resignada.

Desapego de la Justicia

Confiesa que a sus hijos siempre les advierte para que no pierdan de vista a los pequeños, porque las víctimas no tienen una edad común. “Hace tiempo que dejé de creer en la justicia, pero es normal, y más viendo lo que ha pasado recientemente en Lardero con el pequeño Álex. Ese hombre no debería haber salido nunca y menos aún vivir cerca de un colegio y de un parque. Nosotros no pudimos ir a apoyar a esos padres pero les grabamos un vídeo para que sintieran que estábamos con ellos”.

En cuanto a los inculpados por el asesinato de Sandra (‘El Rafita’, ‘El Malaguita’, Ramón y ‘Ramoncín’) asegura que nunca los ha vuelto a ver, “afortunadamente”. Cuando se produjo el juicio, seis meses después del crimen, María del Mar y su padre, al menos, pudieron acercarse a uno de los implicados, y frente a frente con ‘El Malaguita’, le dijeron todo lo que llevaban dentro ante la desafiante mirada del andaluz. “Ni siquiera bajó la mirada, solo pidieron perdón como atenuante de la pena”, afirma.

Foto: Se cumplen doce años sin Marta del Castillo. Foto: Efe

Han pasado dieciocho años ya desde aquella mañana de mayo en la que, toda la familia, tuvo que hacer un enorme esfuerzo para acudir a la comunión del, por entonces, pequeño Ismael aun sabiendo que Sandra no había acudido a dormir a casa. “Nos dijo que cogía el autobús y que venía de camino pero nunca llegó. Yo, por si acaso, le dejé la ropa preparada para que solo tuviera que vestirse e ir a la comunión de su hermano”, recuerda María del Mar. Aunque aún hay momentos en los que la familia se siente reconfortada. “Muchos estudiantes de derecho eligen el caso de Sandra para practicar durante la carrera. Esos chicos, cuando todo ocurrió, eran muy pequeños, lo que quiere decir que han conocido el caso y que sigue muy vivo”. Cualquier motivo, sin duda, es poco para tratar de alentar a esta familia.

Hace 18 años y medio a María del Mar Bermúdez le quitaron un trozo de vida. Un trozo tan grande que ya nunca ha vuelto a ser la misma persona. Tampoco su marido y pareja desde los quince años, Francisco, y ninguno de los otros dos hijos del matrimonio: Jessica e Ismael. Ellos fueron castigados para siempre por cuatro adolescentes, tres de ellos menores pero, como María del Mar acostumbra a decir, la única víctima de verdad es la persona que perdió la vida aquel fatídico 17 de mayo de 2003. Su hija Sandra. Sandra Palo.

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