Es noticia
Madrid subsanará un error que indigna a un pueblo de Huelva desde hace 5 siglos
  1. España
  2. Madrid
POR UN BARRIO MAL NOMBRADO

Madrid subsanará un error que indigna a un pueblo de Huelva desde hace 5 siglos

Un malentendido de interpretación y el pique entre dos localidades onubenses alumbraron una región ficticia que ha sobrevivido 500 años en el limbo

Foto: La estación de Palos de la Frontera, con su antigua denominación. (Metro)
La estación de Palos de la Frontera, con su antigua denominación. (Metro)

La ciudad de Madrid decidirá en las próximas semanas la supresión del nombre de uno de sus barrios, Palos de Moguer, por su denominación correcta: Palos de la Frontera. Se trata de un fallo histórico que indigna a los vecinos de la localidad onubense de Palos, dado que Palos de Moguer no existe, pero sí Palos de la Frontera, el lugar desde donde partieron las carabelas de Colón con destino a las Indias, y Moguer, una localidad a 12 kilómetros al noroeste que no tiene acceso al mar.

Si usted supera los 40 años, con seguridad le habrán enseñado en el colegio que el descubrimiento de América comenzó un 3 de agosto de 1492 en el puerto de Palos de Moguer. Esto no es ni ha sido nunca cierto. Para encontrar el origen del malentendido hay que remontarse hasta 1552, cuando uno de los grandes cronistas de la conquista de América, Francisco López de Gómara, introdujo en su 'Historia general de las Indias' el concepto de "Palos de Moguer", asumiendo, de forma equivocada, que la localidad de Palos era una pedanía de su vecina Moguer, mucho más rica y poblada. Aunque López de Gómara solo lo mencionó en dos ocasiones en 250 páginas, la popularidad de la obra consiguió que el error se haya extendido hasta nuestros días.

placeholder 'Historia general de las Indias', volumen 1, página 22.
'Historia general de las Indias', volumen 1, página 22.

El historiador Julio Izquierdo Labrado, referencia en la materia, tiene su propia teoría: "El error surge antes, en la época en la que los Reyes Católicos estaban organizando el viaje de Colón. A menudo enviaban cartas con dos remitentes, "Palos et Moguer", pidiendo a ambos pueblos alimentos, pertrechos y recursos humanos para la expedición. Y ese 'et', que significaba 'Palos y Moguer', fue el que los cronistas interpretaron como 'de', dando lugar a esa localidad ficticia. No solo fue López de Gómara, sino que Gonzalo Fernández de Oviedo, el otro gran cronista del descubrimiento, también reprodujo el error".

De ahí el gazapo saltó a enciclopedias y libros de texto a ambos lados del océano. "Cayeron Larousse, la Británica, los manuales... Todos los que se basaron en fuentes documentales ampliaron la difusión del error, salvo los casos excepcionales que trabajaron sobre el terreno: National Geographic y, sobre todo, el Ejército español, que jamás se ha equivocado en la elaboración de sus mapas", dice Izquierdo Labrado.

Guerra entre vecinos

En el siglo XIX, el noble Martín Fernández de Navarrete, experto en archivística, puso en conocimiento de las autoridades dos errores en las crónicas del descubrimiento. El primero, que el cura de La Rábida que fue clave para convencer a los Reyes Católicos de la expedición no fue Fray Juan Antonio Pérez de Marchena, como figuraba en los textos, sino dos frailes distintos del mismo convento: Juan Pérez y Antonio de Marchena, cuyos nombres habían fusionado los cronistas. El otro error que detectó fue el de Palos de Moguer: "No obstante, mientras que la cuestión de los frailes se subsanó inmediatamente, la de Palos no. Fue el ministro de Gobernación de Alfonso XIII, Manuel de Burgos y Mazo, natural de Moguer, quien echó tierra sobre el asunto para favorecer a sus paisanos", denuncia el historiador.

He aquí la clave para que el error haya sobrevivido cinco siglos: el empeño de los moguereñoss en que así fuera. Desde Palos se mencionan numerosos episodios de intoxicación por parte de sus vecinos que llegan hasta nuestros días: "Por ejemplo, en 1962 se grabó en Palos la película norteamericana 'La fuente mágica', incluso tuvimos a Esther Williams bañándose en el río Tinto cuando no estaba tan contaminado. Los productores apuntaron el nombre del pueblo para mencionarlo en los créditos, pero a última hora se interpuso el alcalde de Moguer para que lo que saliese fuese, una vez más, Palos de Moguer", dice Izquierdo Labrado. "Aunque el pique entre los dos pueblos por este asunto ha sido importantísimo, hasta el punto de no dejar pescar a los moguereños en la playa de Palos, es cierto que Moguer tuvo una contribución destacada en el descubrimiento de América y sienten que, con el nombre de Palos de la Frontera, quedan fuera de la historia".

placeholder El restaurante Palos de Moguer, en Argassi, Grecia. (TripAdvisor)
El restaurante Palos de Moguer, en Argassi, Grecia. (TripAdvisor)

Con el paso de los años, Palos de Moguer se erigió como el nombre oficial del puerto de Colón. Incluso Alejandro Rojas-Marcos, fundador del Partido Andalucista, hizo referencia al término en los fastos de inauguración del Quinto Centenario, creyendo erróneamente que era "el nombre que tenía la localidad en tiempos de Colón". De este modo, los palermos llevan cinco siglos luchando contra un error que no parece que vaya a desaparecer nunca. Desde los sucesivos ayuntamientos han conseguido que ciudades como Sevilla o Salamanca corrijan sus calles, si bien aún está muy extendido en Suramérica y en distintas partes de Europa, donde se nombran restaurantes y negocios de todo tipo con el nombre.

"Ha sido una labor pedagógica bestial la que hemos hecho para que se nos reconozca, porque es muy difícil convencer a alguien de que lo que ha aprendido en la escuela no es correcto", explica Carmelo Romero, alcalde de Palos y exdiputado nacional. "Aún llegan muchos suramericanos a ver las carabelas y se siguen sorprendiendo de que nuestro nombre sea Palos de la Frontera, es un error tristemente muy extendido".

placeholder Uno de los indicativos del metro, de los años 60, que está en subasta. (Todocolección)
Uno de los indicativos del metro, de los años 60, que está en subasta. (Todocolección)

Madrid es el ejemplo más sangrante. A finales del XIX bautizó una de sus calles al sur de la estación de Atocha, por entonces conocida como Estación Central de Madrid, como Palos de Moguer. En 1947 se inauguró una parada de metro que tomó el nombre de la calle y finalmente en 1971 Palos de Moguer se convirtió en uno de los siete barrios del distrito de Arganzuela. Las quejas de los ayuntamientos de Palos de la Frontera surtieron efecto: en 1979 se renombró la calle y en 1986 la parada de metro con el toponímico correcto. "Todo el cambio de la señalética y las placas del Metro de Madrid lo sufragamos nosotros, hasta ahí llega nuestra implicación", dice el alcalde de Palos. Hoy, las placas originales, que viajaron hasta Huelva, se venden como piezas de coleccionismo.

Sin embargo, la denominación administrativa del barrio se ha mantenido hasta hoy. Esta misma semana, el Ayuntamiento ha aceptado a trámite una iniciativa ciudadana para llevar la cuestión al pleno y, finalmente, cambiarlo por Palos de la Frontera. Todo indica que la moción tendrá éxito y que el Ayuntamiento de Palos por fin podrá respirar tranquilo... o no. "El otro día estaba en el 'parking' de Sevilla perdido, giro y, de repente, me encuentro un cartel enorme que dice: 'Salida por Palos de Moguer'... Está por todos los sitios", zanja el alcalde entre risas.

La ciudad de Madrid decidirá en las próximas semanas la supresión del nombre de uno de sus barrios, Palos de Moguer, por su denominación correcta: Palos de la Frontera. Se trata de un fallo histórico que indigna a los vecinos de la localidad onubense de Palos, dado que Palos de Moguer no existe, pero sí Palos de la Frontera, el lugar desde donde partieron las carabelas de Colón con destino a las Indias, y Moguer, una localidad a 12 kilómetros al noroeste que no tiene acceso al mar.

Huelva Madrid