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El Vox de los barrios obreros se queda a medias: no despega, pero aguanta mejor
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ELECCIONES EN MADRID

El Vox de los barrios obreros se queda a medias: no despega, pero aguanta mejor

El partido se ha esforzado por trazar un discurso en el que se presenta como el verdadero defensor de los obreros, pero lo cierto es que sigue estando entre los menos apoyados

Foto: Rocío Monasterio y Santiago Abascal, en un mitin en Fuenlabrada. (EFE)
Rocío Monasterio y Santiago Abascal, en un mitin en Fuenlabrada. (EFE)

Vox confirmó este martes el frenazo en seco que ha supuesto para ellos el fenómeno Isabel Díaz Ayuso. La arrolladora victoria de la popular dejó el partido lejos de su techo en la región, arrinconado, pero con la sensación de haber achicado el agua necesaria para mantenerse a flote al calcar prácticamente sus resultados de las autonómicas de hace dos años. La presidenta se ha disparado en toda la región, pero Vox ha logrado aguantar el tipo con un escaño más y 0,25 puntos por encima de 2019. No ha terminado de despegar, sin embargo, su estrategia de presentarse como alternativa en los barrios obreros, aunque es cierto que los datos reflejan que se sostiene mejor en estos que en los caladeros de derechas. Santiago Abascal optó por fiarlo todo el 4-M al discurso sobre la supuesta inseguridad en las zonas humildes y a presentarse como su verdadero salvador, pero sigue siendo la cuarta y la quinta fuerza en todos.

De los resultados de este 4-M es difícil extraer conclusiones rotundas por los múltiples factores que convergen. La última vez que se votó en Madrid antes de estos comicios fue en las elecciones generales del 10-N, y en aquel momento el partido superó el 18,4% de los sufragios con síntomas de mejoría en zonas obreras. Pero leer los datos en esa clave sería obviar el tifón que ha venido después, con Díaz Ayuso devorando a Cs y siendo la candidata favorita entre los votantes de Vox.

Foto: La candidata de Vox a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Rocio Monasterio. (EFE)

Las dificultades con que llegaba el partido al 4-M hicieron a la formación replantearse la estrategia y buscar algún vuelco que al menos los llevara a garantizarse a sus fieles, como así ha sido. Abascal buscó primero su desembarco para acaparar los focos ante una Rocío Monasterio que no ha conseguido competir con Díaz Ayuso. Después, desarrolló un agresivo discurso sobre la inseguridad y la inmigración con mensajes que ya estaban presentes en el partido, pero que fueron elevados al gran tema de la campaña tras haber intentado algo parecido en Cataluña. La táctica es muy similar a la empleada hace décadas por Jean-Marie Le Pen y que luego ha sido explotada por otras siglas europeas de corte similar.

Vox se ha prodigado en campaña por las áreas consideradas caladeros de la izquierda azuzando estas consignas, desde Vallecas a Fuenlabrada, lugares en los que se ha autorretratado como el partido que realmente entiende y defiende a los trabajadores. Por el momento, su papel sigue siendo muy secundario en esos lares, pero un análisis de cómo se ha comportado en la región permite observar que en estas zonas ha soportado mejor el arreón del PP, logrando incluso subir levemente en sus porcentajes. Por contra, en algunos puntos donde PP y Cs fueron fuertes hace dos años, Vox pierde algo de fuelle y algunos de sus votantes se decantan por Díaz Ayuso. Dicho de otro modo, en los sitios donde Monasterio estuvo fuerte, ahora la popular le araña más votos y le impide crecer.

La formación de Abascal crece respecto de las últimas autonómicas entre 0,6 y un punto en municipios como Alcorcón, Arganda del Rey, Coslada, Rivas Vaciamadrid, San Fernando de Henares, o distritos de la capital como San Blas, Usera, Villa de Vallecas y Villaverde, tradicionalmente de fuerte arraigo de la izquierda. Se eleva entre uno y 2,3 puntos en Fuenlabrada, Getafe, Leganés, Mejorada del Campo, Móstoles, Parla o Pinto, pero también en el distrito capitalino de Puente de Vallecas, lugares donde Vox desplegó su arsenal contra la inseguridad agitando el miedo a la inmigración.

Sí que cae en los distritos de la ciudad de Madrid de Arganzuela, Ciudad Lineal, Hortaleza y Tetuán, asociados a victorias de la izquierda o señalados por la supuesta falta de seguridad en las calles por el partido. En todas estas áreas, siguen siendo cuarta o quinta fuerza, disputándola con Unidas Podemos.

Entre todas las localidades y barrios, Vox obtiene apoyos por debajo de su media regional (9,13) en todos ellos salvo en Arganda del Rey (10,97%), Fuenlabrada (10,08%), Mejorada del Campo (10,49%), Móstoles (9,28%), Parla (12,08%) y Pinto (9,37%), y quedándose en 12 de los graneros de la izquierda por debajo del 8%. Aunque el propio Abascal habló este miércoles del "cinturón verde", lo cierto es que están lejos de teñirlo de este color y tienen a PP, PSOE y Más Madrid por delante.

Y si en estos entornos registra pequeñas subidas, lo inverso sucede en algunos de los municipios y distritos de tradición derechista o de clases medias y altas como Galapagar, Las Rozas, Majadahonda, Paracuellos del Jarama o Pozuelo de Alarcón, y los barrios de Salamanca y Chamartín, en los que pierde entre uno y 1,39 puntos. También se deja entre 0,5 y un punto en los distritos de Barajas, Chamberí, Fuencarral-El Pardo, Moncloa-Aravaca y Retiro. En estos, oscila entre la segunda y la cuarta plaza.

Sin embargo, en municipios como Boadilla del Monte (+0,30), Chinchón (+1,87), El Escorial (+1,79), San Lorenzo (+0,69) o Torrejón de Ardoz (+2,29), también incrementa su porcentaje de votos, siendo municipios en los que la derecha logró buenos resultados en 2019.

En estas zonas vinculadas al centro derecha en los últimos años, el partido de Abascal logra superar su resultado medio en todos salvo en Torrejón de Ardoz (8,37%) y los distritos de Barajas (8,64%), Chamberí (8,86%), Fuencarral-El Pardo (8,9%) y Retiro (8,77%). Sobrepasa su media de lejos en Chinchón (16,43%), San Lorenzo de El Escorial (12,19%) o El Escorial (12,84%).

En definitiva, las estrategias de Vox en su competición con Díaz Ayuso parecen haber funcionado mejor en algunas áreas tradicionalmente de izquierdas que en las que se han inclinado por la derecha.

Vox confirmó este martes el frenazo en seco que ha supuesto para ellos el fenómeno Isabel Díaz Ayuso. La arrolladora victoria de la popular dejó el partido lejos de su techo en la región, arrinconado, pero con la sensación de haber achicado el agua necesaria para mantenerse a flote al calcar prácticamente sus resultados de las autonómicas de hace dos años. La presidenta se ha disparado en toda la región, pero Vox ha logrado aguantar el tipo con un escaño más y 0,25 puntos por encima de 2019. No ha terminado de despegar, sin embargo, su estrategia de presentarse como alternativa en los barrios obreros, aunque es cierto que los datos reflejan que se sostiene mejor en estos que en los caladeros de derechas. Santiago Abascal optó por fiarlo todo el 4-M al discurso sobre la supuesta inseguridad en las zonas humildes y a presentarse como su verdadero salvador, pero sigue siendo la cuarta y la quinta fuerza en todos.

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