Sortear el efecto Ayuso por el impulso del 14-F: así afronta Vox a las elecciones de Madrid
Monasterio afronta los próximos pasos en un contexto nada claro. Aunque la tendencia de Vox garantiza su crecimiento, la presidenta centra el debate y la confrontación con la izquierda
Vox se encuentra en estos momentos subido en una ola. Un momento dulce después de los resultados en Cataluña, donde logró imponerse de forma holgada sobre PP y Ciudadanos y erigirse como cuarta fuerza en el Parlament. La película, sin embargo, es muy distinta en la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso ha convocado elecciones anticipadas para el 4 de mayo. A la espera de ver si los tribunales dan prioridad al adelanto electoral o a las mociones de censura presentadas por la izquierda, se atisba una batalla política a la que Rocío Monasterio llega tratando de hacerse un hueco ante un liderazgo, el de la presidenta, que ha eclipsado al resto.
En un contexto de cita con las urnas, Vox tendría en la región unas expectativas que en números pueden ser positivas, pero que pueden convertirse antes de que suceda en un resultado agridulce. Parece claro que en unos comicios la candidata popular ganaría holgadamente en el espectro de la derecha y estaría en posición de ser la lista más votada por encima del PSOE. Tanto Díaz Ayuso como Vox beberían de la caída más que probable de Cs, de acuerdo incluso a las encuestas que estos últimos manejan. Según el sondeo de Metroscopia publicado por este medio este viernes, los populares duplicarían sus escaños hasta los 61 y Vox solo subiría un máximo de 2, con 14. Una victoria parcial o total del PP dejaría a la formación de Pablo Casado con buen sabor de boca sobre Santiago Abascal de cara a las siguientes citas.
La popular se ha erigido en este último año, especialmente desde la desescalada posterior al confinamiento, en una figura de confrontación contra las políticas de la Moncloa y lo que considera que supone el sanchismo. En este tiempo ha dibujado una línea argumental en la que se ha autoproclamado como defensora de la comunidad que preside ante los "ataques" de la izquierda. Las diferencias en la gestión de la pandemia y la disputa cuando se puso sobre la mesa una armonización fiscal han sido dos de los muchos motivos de encontronazos entre la Puerta del Sol y el Gobierno central. Díaz Ayuso ha captado un foco inusual y puede pasar factura a Vox.
En las filas del partido de Abascal son conscientes de la paradoja de Madrid. Monasterio ha sido en todo momento su líder regional más prominente. Con proyección mediática incluso antes de llegar a la Asamblea de Madrid, la dirigente ultraconservadora era quizá la única figura del partido reconocible fuera del Congreso de los Diputados en los parlamentos autonómicos. Pero esto no le va a valer para repetir un resultado sobresaliente como el de Cataluña. El Comité Ejecutivo Nacional seleccionará la candidatura que iría a las urnas y en ningún caso habrá primarias. La cabeza de lista repetirá.
Las dificultades de la portavoz de Vox en la cámara madrileña para buscar su sitio se pueden palpar cada jueves en la sesión de control a la presidenta. Siempre con el segundo turno detrás de Unidas Podemos, Monasterio suele iniciar sus intervenciones enfocando la dureza de su discurso a la anterior interviniente, Isabel Serra (UP), en lugar de a la propia Díaz Ayuso, a la que normalmente dedica preguntas en un tono mucho menos agresivo que el dirigido a la izquierda. Con excepciones, claro.
La jefa de Gobierno en la Puerta del Sol representa, quizá, uno de los perfiles más a la derecha dentro del PP, mucho más que el de otros barones que han optado por discursos y posicionamientos más moderados como el andaluz Juanma Moreno o el gallego Alberto Núñez Feijóo. Esto, unido a que Díaz Ayuso se ha centrado en muchos momentos en su rechazo a Sánchez, empuja a Vox a un equilibrismo para hacer oposición a la popular sin terminar de definirse como contrario por completo a las líneas que defiende.
Dentro del partido dan por hecho que habrá mejora electoral desde los 12 diputados que tienen ahora mismo, pero saben que están lejos de ser una alternativa hoy por hoy. En público, claro, tienen la obligación de definirse como candidatos a hacerse con el poder. "¿Que Ayuso va a por la mayoría absoluta? Qué casualidad, porque nosotros también", decía este viernes en un directo Abascal. Pero de puertas para dentro la historia es diferente.
Creen que no han podido sacar partido en Madrid a ninguna de las banderas que sí les han servido en otros puntos de la geografía nacional. Ni siquiera con la hostelería, a la que se han abrazado como supuestos defensores de los negocios frente a las restricciones de la pandemia. Monasterio ha focalizado gran parte de sus intervenciones en este ámbito, pero el éxito ha sido mucho menor al recogido en otros territorios. Mientras otras comunidades cerraban, en la Comunidad de Madrid el máximo límite impuesto recientemente ha sido el toque de queda con cierre de bares a las 21.00 horas. Incluso en la campaña de las catalanas, en una de las regiones con restricciones más duras por la pandemia, los hosteleros que reclamaban un cambio en este tipo de medidas y que reivindicaban otras formas de gestión ponían como ejemplo a la presidenta madrileña.
Monasterio tampoco ha logrado sacar especial rédito en la negociación de los presupuestos que ahora decaerá. Aunque sí ha logrado algo de foco mediático, sus propuestas han ido dirigidas a engordar la partida de ayudas a los comercios y reducir el gasto político, sin mucho más ruido. En los últimos días volvió a poner sobre la mesa la opción de recuperar la medida del pin parental como condición para dar su apoyo. Pero incluso en este punto no logró confrontar claramente con Díaz Ayuso, ya que esta última terminó comprándole parte del discurso sobre la necesidad de que los padres tengan más poder de elección.
El rechazo a las corrientes feministas, que Vox utiliza en otros lugares como el propio Congreso para distinguirse del PP, en Madrid no ha podido ser explotado claramente. La presidenta ha combatido abiertamente los discursos de la izquierda en este ámbito, la última vez con motivo del 8 de marzo, cuando dijo que el Día de la Mujer se convirtió en 2020 en el de "la mujer contagiada". Sin asumir del todo las consignas de Vox, Ayuso ha sido capaz con sus guiños y sus mensajes de neutralizar gran parte de las estrategias de los de Abascal.
Monasterio y la popular coincidieron incluso con el pistoletazo de salida de la campaña para las elecciones por el momento vigentes. Si la presidenta lanzó un contundente y polarizador "socialismo o libertad", la líder de Vox aseguraba en sus redes sociales en esos instantes que "entre socialismo y libertad" siempre estarían con la segunda.
Vox se encuentra en estos momentos subido en una ola. Un momento dulce después de los resultados en Cataluña, donde logró imponerse de forma holgada sobre PP y Ciudadanos y erigirse como cuarta fuerza en el Parlament. La película, sin embargo, es muy distinta en la Comunidad de Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso ha convocado elecciones anticipadas para el 4 de mayo. A la espera de ver si los tribunales dan prioridad al adelanto electoral o a las mociones de censura presentadas por la izquierda, se atisba una batalla política a la que Rocío Monasterio llega tratando de hacerse un hueco ante un liderazgo, el de la presidenta, que ha eclipsado al resto.
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