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Solo valen apuestas perdedoras: "Ganamos 1,3 millones y Juegging no nos paga"
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SE HAN QUERELLADO CONTRA LA CASA DE APUESTAS

Solo valen apuestas perdedoras: "Ganamos 1,3 millones y Juegging no nos paga"

Cinco vecinos de Alcalá de Henares se enfrentan a uno de los gigantes del juego por una milagrosa apuesta que prometía más de 200.000 euros en ganancias por cabeza

Foto: Raúl, Iván y Javier, con el resguardo que acredita su apuesta. (A.P.)
Raúl, Iván y Javier, con el resguardo que acredita su apuesta. (A.P.)

Raúl es un fanático de los dardos desde que tiene uso de razón. De pequeño, cuando bajaba al bar con su familia, corría a pedirle al camarero un par de dardos y con ellos echaba la tarde. Después siguió y siguió practicando, hasta el punto de viajar con la selección española a los torneos internacionales.

Ni siquiera en su mejor momento como jugador consiguió ganarse la vida con la diana; mucho menos ahora, con 39 años, cuando apenas tiene tiempo para practicar. Sin embargo, los conocimientos de Raúl sirvieron para que él y su pandilla de Alcalá de Henares ganasen más de un millón de euros en las apuestas deportivas, aunque aún no han cobrado.

Sucedió a comienzos de marzo del año pasado, coincidiendo con las UK Open Finals de dardos. La mañana del día 2, Raúl bajó al bar de su amigo Eugenio, donde se reúne el grupo, que se conoce de toda la vida del barrio. Aquel día, además de Eugenio y Raúl, estaban Javier, Guillermo e Iván. "Les dije que se estaban jugando las finales de Reino Unido y que iba a apostar 4 euros, por si querían participar", dice Raúl. Jugaron todos. "Siempre lo hacemos así, es como la lotería: el que sabe de un deporte concreto hace la apuesta y los demás le damos dinero por si sale, no se vaya a hacer millonario y nos deje tirados a los demás", apostilla su amigo Javier.

placeholder El resguardo de la apuesta por euro jugado
El resguardo de la apuesta por euro jugado

A media mañana Raúl, con el dinero de sus amigos, se acercó a la casa de apuestas Juegging, en la calle del Nardo 8, a pocos metros del bar de su amigo. "Hice una apuesta combinada, de 14 resultados, a que se jugaban más de 9,5 rondas en esos partidos", explica Raúl. Jugar apuestas combinadas es una opción compleja, ya que en cuanto falle un resultado se pierde todo el dinero, pero en el caso de acertar, las ganancias son superiores a la suma de las apuestas por separado. En este caso, por esos 4 euros apostados, cada uno podía ganar más de 200.000. En total, 1,3 millones de euros para la pandilla de treintañeros.

Acertaron todos los resultados.

Hay truco: los partidos que se disputaban ese día eran a diecinueve rondas. Esto es, para ganar un partido, había que ganar diez rondas, de modo que todos los partidos se jugaban a más de 9,5 rondas. Ellos sostienen que apostaron sin saberlo, como hacen todos los fines de semana: "Para nosotros es como echarle a la tragaperras; invertimos pequeñas cantidades muchas veces por si toca. Pero no teníamos ni idea de que se jugaba a más rondas... ¡De haber sabido que ganábamos seguro, habríamos apostado 200 euros cada uno y yo ya tendría un Mustang!", dice Iván entre risas.

Cuando fueron a cobrar, se encontraron con que Juegging había cancelado sus apuestas. Al principio no les dieron ningún motivo; días después, les explicaron que esa apuesta se debía a un error de la empresa que les servía los datos y que la casa de apuestas no se hacía responsable. Protestaron. Eugenio, el del bar, sostiene que Juegging le ofreció 100.000 euros para zanjar el asunto y que se negó, si bien el resto de miembros de la pandilla no han recibido ninguna oferta. La casa de apuestas, con casinos en Alicante y Benidorm y una amplia red de máquinas tragaperras por todo el país, no ha contestado a las preguntas de este diario.

placeholder Jesús Álamo, presidente del grupo empresarial al que pertenece Juegging. (Juegging)
Jesús Álamo, presidente del grupo empresarial al que pertenece Juegging. (Juegging)

"No te voy a decir que ya me viese con el dinero, porque con esta gente hasta que no cobras no puedes estar tranquilo, pero te puedes imaginar la frustración que sentimos, con el ticket de una apuesta ganada en la mano y que de golpe te lo anulen", afirma Raúl. "Esto no es juego online, donde a veces se hacen trampas. Nosotros entramos a un local Juegging, apostamos en un terminal Juegging y obtuvimos un resguardo de Juegging, que es como un contrato", remacha Javier, que continúa: "¿Y qué pasa con los que apostaron a menos de 9,5 rondas? Esa gente fue estafada igual que nosotros, porque apostaron a algo que era imposible. ¿Les ha devuelto Juegging el dinero a esos apostantes? Claro que no: anuló las apuestas ganadoras y se quedó con el dinero de las perdedoras".

Anularon las apuestas ganadoras, pero no devolvieron el dinero a los que perdieron, pese a que no podían ganar

Los cinco alcalaínos se pusieron en contacto con una abogada, Carolina Cardillo, quien ha conseguido que su querella sea admitida a trámite en los Juzgados de Instrucción de Alcalá de Henares. Si bien es habitual que las casas de apuestas no paguen a sus clientes, no lo es que las demandas se acepten a trámite. Cardillo reconoce que lo lógico habría sido acudir a la vía civil, pero no podían costear el proceso: "Nos enfrentábamos a perder en torno a un 10% de la cantidad demandada en caso de derrota, y mis clientes son soldadores, técnicos en aire acondicionado... algunos viven con sus padres. Son gente normal que quiere defender sus derechos como consumidores, pero tampoco tienen 130.000 euros para hacerlo", dice la letrada. "A lo mejor es un poco estrafalaria, pero es la única forma que encontré de luchar contra un gigante como este".

Cardillo trabaja estos días para encontrar a los más de 140 apostantes cuyos resguardos fueron anulados en el momento de ir a cobrar. "Por ahora disponemos solo de las apuestas anuladas en Madrid y Valencia, pero podrían haberse hecho cientos o miles más por internet. Cuando tengamos esta información, veremos si el caso de estos chicos no es más que la punta del iceberg", concluye la letrada.

Raúl es un fanático de los dardos desde que tiene uso de razón. De pequeño, cuando bajaba al bar con su familia, corría a pedirle al camarero un par de dardos y con ellos echaba la tarde. Después siguió y siguió practicando, hasta el punto de viajar con la selección española a los torneos internacionales.

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