Tras 2 años, Madrid solo tiene operativas 9 de las 23 máquinas que donó Amancio Ortega
La comunidad asegura que antes de enero de 2020 tendrá 18 funcionando, y las cinco que faltan, en el primer semestre del año. Los contratos, las obras y los permisos han llevado su tiempo
El anuncio llegó a mediados de junio de 2017. La entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, firmaba con la Fundación Amancio Ortega el convenio que hacía efectiva una donación de 46,5 millones de euros para la lucha contra el cáncer, un dinero que se iba a utilizar para la compra de modernas máquinas hospitalarias que ayudaran al diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Dos años y cuatro meses después, y tras un largo proceso burocrático que ha conllevado licitaciones de concursos, obras en los centros y permisos del Consejo de Seguridad Nuclear (además de una polémica política sobre estas donaciones), solo nueve de estas máquinas están ya operativas.
La Consejería de Sanidad presentó en sociedad este miércoles la octava de estas máquinas, un acelerador lineal que se ha instalado en el hospital de Fuenlabrada y que ya es capaz de tratar hasta a 70 pacientes diarios con tumores de pulmón, mama, próstata, digestivo y de cabeza y cuello. En realidad, hay nueve máquinas operativas, ya que a finales de mes se presentará otro acelerador ya prácticamente funcionando en el hospital Ramón y Cajal.
Alejo Miranda, director general de Infraestructuras Sanitarias del Gobierno regional, señala que el proceso para hacer realidad esta donación privada ha sido complejo, ya que se han respetado los plazos legales, asegurando que Madrid lo ha hecho realmente bien en comparación con otras comunidades (la fundación de Ortega donó en total 309 millones), ya que por ejemplo los concursos públicos para comprar todas las máquinas no han sufrido ningún recurso que retrase la tramitación.
Con ese dinero, la Comunidad de Madrid programó adquirir 23 máquinas, de las que todas ya están compradas, aunque funcionando solo hay nueve. "Cuando termine este año 2019, tendremos 18 ya instaladas y las 18 funcionando en enero de 2020. Nos quedarán cinco, de las que cuatro estarán operativas en el primer trimestre del próximo año y la que queda, la más moderna y cara de todas, única en Europa, estará lista a mediados de año. Todo listo en tres años", sentencia Miranda, que explica que un proceso de este tipo lleva su tiempo. "La Fundación Amancio Ortega no donó las máquinas, sino el dinero para luchar contra el cáncer".
Una vez que la Comunidad de Madrid conoció la donación, lo que se inició fue la planificación de cuántas máquinas se podían comprar, de qué tipo y qué hospitales se iban a beneficiar de ellas. Luego comenzaron los trámites de los distintos concursos públicos para comprar las mismas, unas licitaciones "que llevan muchos meses". Paralelamente, muchos de los hospitales han tenido que adecuar sus centros para poder albergar estas máquinas (obras que ha asumido la consejería), y se han tenido que solicitar los permisos al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que no solo supervisa las máquinas sino las instalaciones donde se van a colocar.
Con los 309 millones donados por la fundación de Ortega, las distintas consejerías de Sanidad de toda España han podido adquirir más de 300 máquinas de todo tipo (resonancias magnéticas, aceleradores lineales, braquiterapia, mamógrafos digitales...), lo que, explican desde Sanidad, ha generado también cierta demanda de verificación por parte del CSN, lo que ha demorado un poco los plazos en esta parte del proceso. Como parte final, una vez que las máquinas ya están compradas y casi instaladas, la Fundación Amancio Ortega transfiere los importes. "Hemos tenido un seguimiento semanal con la fundación en todos los trámites", explica Alejo Miranda.
Las 23 máquinas compradas por la Comunidad de Madrid se distribuyen de la siguiente manera: 13 aceleradores lineales, cinco equipos de diagnóstico por imagen y cinco braquiterapias de alta tasa. De los 13 aceleradores, cuatro son de altas prestaciones, ocho de prestaciones especiales (de los que uno tiene un brazo robotizado para radiocirugía) y el último es único en España, "el mejor de Europa". Para la consejería, es "la estrella" de las 23 máquinas, la más cara de todas, ya que ha costado 8,9 millones de euros. Es un acelerador con resonancia magnética de alta eficacia, capaz de tratar un tumor mientras analiza cómo repercute el tratamiento.
🏥 Hemos visitado el primero de los Aceleradores Lineales contra el cáncer puesto ya en funcionamiento. Es uno de los 23 equipos de alta tecnología adquiridos gracias a Amancio Ortega.
— Alejo Miranda de Larra (@AlejoMiranda) October 16, 2019
👉🏻Sí, con la aportación de cada uno también se construye una Sanidad Pública mejor. pic.twitter.com/BrqdZcV1I3
En la consejería, lo llaman 'el pepino'. Realiza los tratamientos en menos tiempo y asegura la mínima radiación de los tejidos sanos adyacentes, y por tanto menos toxicidad y menos efectos secundarios. Su instalación ha requerido la construcción de un búnker especial en el hospital La Paz y será el último en estar operativo, a mediados de 2020. Los otros 12 aceleradores se distribuyen en el Ramón y Cajal (tres), en el Doce de Octubre (otros tres), en el Gregorio Marañón (dos) y en el Clínico, Puerta de Hierro, Princesa y Fuenlabrada (uno en cada uno de estos hospitales).
Las cinco braquiterapias (que permiten el tratamiento de cáncer ginecológico, de mama y de próstata) se instalarán en el Clínico, Puerta de Hierro, Princesa, La Paz y Doce de Octubre. Los cinco equipos de diagnóstico por imagen (que sirven para diagnosticar tumores) son: una resonancia magnética de 1,5 teslas, un PET-TAC digital y tres TACs 4D que permiten ver el área a estudiar en movimiento. Irán al Doce de Octubre, La Paz, Gregorio Marañón y Ramón y Cajal. ¿Qué está ya operativo? Cuatro aceleradores en Ramón y Cajal (dos), Gregorio Marañón y Fuenlabrada; tres TAC en La Paz, Gregorio Marañón y Ramón y Cajal, y dos braquiterapias en el Clínico y Puerta de Hierro.
Las donaciones de Amancio Ortega provocaron un agrio debate político en mayo de este año, cuando varios dirigentes de Unidas Podemos las criticaron y pidieron que no se aceptasen. La candidata a la Comunidad de Madrid Isa Serra destapó la 'caja de Pandora' al afirmar en su cuenta de Twitter que "la Sanidad pública no puede aceptar donaciones de Amancio Ortega. Se debe financiar con impuestos. Los mismos que esquiva y elude Inditex. 600 millones en tres años", señaló. "Las donaciones son una decisión personal, pero la sanidad es un derecho que debe garantizarse todos los días. Que no puede depender de la caridad, del humor o la bondad con que se levanten los multimillonarios", sentenció. Palabras que fueron respondidas por PP y Ciudadanos.
El anuncio llegó a mediados de junio de 2017. La entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, firmaba con la Fundación Amancio Ortega el convenio que hacía efectiva una donación de 46,5 millones de euros para la lucha contra el cáncer, un dinero que se iba a utilizar para la compra de modernas máquinas hospitalarias que ayudaran al diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. Dos años y cuatro meses después, y tras un largo proceso burocrático que ha conllevado licitaciones de concursos, obras en los centros y permisos del Consejo de Seguridad Nuclear (además de una polémica política sobre estas donaciones), solo nueve de estas máquinas están ya operativas.
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