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El crimen de la corredora de La Moraleja: la joven víctima de un secuestro "chapuza"
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24 años después de detener a los autores

El crimen de la corredora de La Moraleja: la joven víctima de un secuestro "chapuza"

Anabel Segura salió a hacer 'footing' en 1993, dos años después, hallaron su cuerpo en Toledo y descubrieron que había sido víctima de un secuestro cometido por dos novatos

Foto: Anabel Segura, la estudiante de 22 años que fue raptada y asesinada en 1993.
Anabel Segura, la estudiante de 22 años que fue raptada y asesinada en 1993.

Antes del conocido caso de Laura Luelmo, la joven maestra que fue asaltada por su presunto asesino, Bernardo Montoya, mientras hacía 'footing' en la localidad onubense de El Campillo, hubo otro crimen contra una corredora. Anabel Segura fue secuestrada en abril de 1993 y, dos años después, hallaron su cuerpo en Numancia de la Sagra (Toledo). Las investigaciones policiales dieron sus frutos el día 28 de septiembre —hace 24 años—, cuando dieron con los dos autores de su muerte: 'Candi' Ortiz Aón y Emilio Muñoz. Este último, excarcelado en 2013 por la derogación de la Doctrina Parot.

Anabel Segura, estudiante de empresariales de 22 años, salió el día 12 de abril de 1993 de su casa para recorrer la urbanización Intergolf de La Moraleja, el barrio madrileño donde residía. Era su rutina de cada mañana, solo que aquella vez acabó de forma totalmente diferente. Su padre, José Segura Nájera, libraba aquel día, por lo que él y su mujer decidieron viajar a Marbella.

Foto: Manifestación contra la excarcelación de Valentín Tejero, asesino de Olga Sangrador (Efe)

A mitad del recorrido de su ejercicio diario, al pasar por el Colegio Escandinavo, una furgoneta blanca se paró delante de la joven. Emilio Muñoz, que iba de copiloto, se bajó del vehículo y asaltó a Segura, quien opuso resistencia desde un principio; durante el forcejeo, la estudiante perdió su chaqueta del chándal y el walkman.

Solo una persona, el jardinero del colegio, escuchó los gritos de la chica y vio la furgoneta blanca alejarse, pero no a la joven. A pesar de que su testimonio fue esencial, no pudo aportar el número de matrícula porque no llevaba las gafas puestas. Sin embargo, sí llamó a la Policía alertando de los gritos que había escuchado y del vehículo.

Tal y como los investigadores determinaron más adelante, La Moraleja era "bingo seguro" para los secuestradores, cuyo rapto fue cometido con un fin puramente económico. Sin embargo, no fue una misión bien planificada, sino que fue cometida por aficionados que, al no saber qué hacer con la joven a la que acababan de retener, optaron por un final improvisado.

Un rescate que no se atrevieron a cobrar

El mismo día en que se la llevaron, los secuestradores pidieron un rescate a su familia de 150 millones de pesetas tras conocer su alto poder adquisitivo en palabras de la propia víctima. Pero, antes, habían estado deambulando durante kilómetros con la furgoneta sin saber dónde dejar a la joven y sin ningún plan al que agarrarse. Hasta que, esa misma noche, llegaron a la localidad de Numancia de La Sagra y se dirigieron hacia una fábrica de ladrillos y azulejos abandonada.

Segura trató de escapar sin lograrlo, hasta que fue atada de pies y manos por sus captores y, finalmente, asesinada por los mismos. Los agresores enterraron el cuerpo junto a un depósito de fuel. Solo un par de días después, Muñoz y Aón llamaron a la residencia familiar de la víctima para pedir el dinero a cambio de la libertad de su hija, según informó el diario local Clm24.es.

En total, fueron más de una veintena las veces en las que los secuestradores contactaron con ellos. Una de ellas se produjo dos meses después de que la joven fuera vista por última vez, cuando sus asesinos enviaron a los Segura una cinta en la que la estudiante aseguraba sentirse bien. Esta grabación fue clave para localizar el lugar en el que se encontraba el cuerpo, ya que los agentes de la Policía Nacional detectaron en ella las voces de fondo de un grupo de niños que pronunciaban la palabra "bolo" (término tradicionalmente empleado en Toledo para referirse a sus habitantes).

Los secuestradores enviaron a los padres una cinta con la voz de Segura asegurando que estaba bien, dos meses después de asesinarla

Antes de eso, hubo dos intentos frustrados de recogida del dinero reclamado en el secuestro. La primera fue en el mes de abril de 1993, momento en el que los parientes de Segura debían entregar los 150 millones de pesetas en la carretera de Barcelona. El segundo encuentro debía producirse en la carretera de Toledo. Pero en ninguno de los casos llegó a producirse el intercambio; en primer lugar, porque la joven ya había sido asesinada y, en segundo lugar, porque Muñoz y Aón se abrumaron ante el eco mediático que había adquirido el caso y por la fuerte presencia policial en los puntos de encuentro.

Finalmente, tras dos años de búsqueda e investigaciones (el 28 de septiembre de 1995), las autoridades detuvieron a los autores materiales del crimen —en Pantoja y Madrid—, así como a la esposa de Muñoz, Felisa García, en la localidad toledana de Escalona.

Una vez estuvieron ante los agentes, confesaron los delitos cometidos —García habría actuado como encubridora del crimen y se hizo pasar por la víctima para emular su voz en la cinta— e indicaron dónde estaba enterrado el cuerpo. Después de analizarlo, los resultados de la autopsia determinaron que la estudiante había muerto por estrangulación con una cuerda.

En un principio, Muñoz y Aón sostuvieron que el móvil del secuestro había sido sexual, aunque las investigaciones posteriores descartaron que fuera cierto y dieron en el blanco: aquel día, recorrieron el barrio de La Moraleja en busca de una persona que pudiera darles acceso a una elevada cantidad de dinero. Los agentes lo definieron como una "chapuza" de secuestro por dos inexpertos que no parecían saber lo que hacían a quienes "se les fue de las manos".

La Audiencia Provincial de Toledo los declaró culpables y, posteriormente, el Tribunal Supremo elevó sus condenas a 43 años y seis meses de prisión para los dos varones y a dos años y cuatro meses para la mujer. Una pena que no llegaron a cumplir —'Candi' murió en el centro penitenciario—, ya que Muñoz salió en libertad tras 18 años entre rejas al verse beneficiado por la derogación de la Doctrina Parot.

Antes del conocido caso de Laura Luelmo, la joven maestra que fue asaltada por su presunto asesino, Bernardo Montoya, mientras hacía 'footing' en la localidad onubense de El Campillo, hubo otro crimen contra una corredora. Anabel Segura fue secuestrada en abril de 1993 y, dos años después, hallaron su cuerpo en Numancia de la Sagra (Toledo). Las investigaciones policiales dieron sus frutos el día 28 de septiembre —hace 24 años—, cuando dieron con los dos autores de su muerte: 'Candi' Ortiz Aón y Emilio Muñoz. Este último, excarcelado en 2013 por la derogación de la Doctrina Parot.

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