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Rosa y Palmira, despedidas de CCOO tras un coma y un cáncer: "Nos dejaron tiradas"
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Rosa y Palmira, despedidas de CCOO tras un coma y un cáncer: "Nos dejaron tiradas"

Dos extrabajadoras relatan cómo el sindicato prescindió de ellas: una, después de comunicar que tenía dos tumores; otra, cuando estaba ingresada tras salir de un coma por una trombosis

Foto: Palmira Maya Domingo, que llegó a ser secretaria de Política Social e Igualdad de la federación de Construcción y Servicios.
Palmira Maya Domingo, que llegó a ser secretaria de Política Social e Igualdad de la federación de Construcción y Servicios.

Rosa y Palmira se funden en un abrazo tras meses sin verse. Las dos lo han pasado mal. Muy mal. "Yo voy por mi tercera vida", asegura Rosa. Palmira sigue recuperándose. Ayudada de una muleta para moverse, no duda en regalar sonrisas. Es optimista por naturaleza. "Estuve dos meses en coma y ocho meses de hospitalización y rehabilitación, pero he conseguido salir. Poco a poco". Las dos siguen siendo militantes de CCOO, a pesar de que el sindicato las "trató injustamente". Rosa fue despedida un mes después de que comunicara que tenía cáncer de pecho. A Palmira le dijeron que querían sustituirla (estaba en el consejo confederal) estando postrada en el hospital. "Se supone que un sindicato debe tener un plus de ética y respetar a los trabajadores, no machacarlos".

Las dos estaban vinculadas laboralmente a la Federación de Construcción y Servicios de CCOO y fueron "expulsadas" del sindicato bajo el mandato de Vicente Sánchez Jiménez, secretario general desde 2014. El mismo que, según publicó El Confidencial, alquiló durante varios meses una vivienda de su propiedad a la federación, obteniendo así unos ingresos extra, lo que motivó un escrito de queja de la comisión de control administrativo y financiero que le acusó de vulnerar el código de conducta. El mismo que, junto a otros dos dirigentes, tiró de tarjeta y los tres gastaron 43.000 euros en comidas y dietas en los ejercicios 2015 y 2016.

placeholder Vicente Sánchez Jiménez, secretario general de la federación de Construcción y Servicios, en una manifestación en el Día de la Mujer.
Vicente Sánchez Jiménez, secretario general de la federación de Construcción y Servicios, en una manifestación en el Día de la Mujer.

Rosa Holgado, 50 años, fue despedida en diciembre de 2014 después de que la federación decidiera externalizar el departamento de contabilidad. "Éramos tres compañeras y las tres nos fuimos a la calle. Nos dijeron que había que ahorrar. Fue un despido objetivo por causas económicas. Pero al ver la información de El Confidencial [en enero de 2015, los tres dirigentes de la federación empezaron a tirar generosamente de la tarjeta del sindicato], me di cuenta que ha habido mucha hipocresía. Está claro que las cuentas no estaban tan mal".

Rosa comunicó que le habían diagnosticado dos tumores, uno en cada pecho, un mes antes de que la despidieran. "Se lo dije a Jesús Fernández Béjar [es otro de los tres dirigentes que hicieron uso de la tarjeta de crédito], que había sido mi secretario general antes de que Servicios se fusionara con Construcción y me dijo que estuviera tranquila. El 11 de diciembre de 2014 me entregaron la carta de despido. Cuando llegué al trabajo como cada día, ya me habían quitado el acceso al ordenador". Rosa llevaba trabajando para el sindicato desde 1998. "Lo más hipócrita de todo es que nos aplicaron la reforma laboral, esa misma que combatíamos desde CCOO, y me dieron 20 días por año trabajado".

Foto: Vicente Sánchez Jiménez, secretario general de la Federación de Construcción y Servicios

Rosa decidió escribir entonces un correo al entonces secretario general, Ignacio Fernández Toxo, pero no obtuvo respuesta. "También solicité hablar con el secretario general, Vicente Sánchez, pero no quiso ni recibirme". También escribió a la Secretaría de la Mujer a nivel nacional. "Me dijeron que los que lo estaban pasando mal eran ellos, que tenían que despedir. Solo pedía un poco de humanidad y que me despidieran cuando estuviese recuperada. El sindicato miró para otro lado". Rosa estuvo dos meses hospitalizada y un año y medio de baja. "A los dos días de salir del hospital tras operarme del cáncer, tuve un trombo pulmonar y tuvieron que volver a hospitalizarme". Rosa recuerda que estaba en la UCI cuando su abogado negociaba el despido, ya que demandó al sindicato. "La carta de despido tenía un defecto de forma. Al final, me concedieron el despido improcedente".

Palmira escucha a Rosa mientras asiente. "Ahora el sindicato solo es burocracia. Antes defendíamos unos valores. Yo creo en ese sindicalismo. Las dos creemos, por eso seguimos afiliadas". El caso de Palmira, de 61 años, también es duro. Ella era secretaria de Mujer e Igualdad y miembro del consejo confederal. "En noviembre de 2015 sufrí una trombosis y estuve dos meses en coma en el Clínico. Casi pierdo las piernas". Luego pasó por ocho meses entre hospitalización y rehabilitación en el Instituto San José. "Mi secretario general, Vicente Sánchez, vino a verme una vez al hospital y otra al centro de rehabilitación para decirme que me pensaban sustituir teniendo en cuenta mi situación. Yo quedé en dar una respuesta. Pero creo que era una decisión que ya tenían tomada. El tiempo me daría la respuesta. En el siguiente consejo me cesaron".

placeholder El ex secretario general de CCOO Ignacio Fernández Toxo. (EFE)
El ex secretario general de CCOO Ignacio Fernández Toxo. (EFE)

Palmira no lo entendió. "Yo tenía una situación de limitación motriz, me estaba recuperando y no tenía para nada mermada mi capacidad mental. Quería seguir aportando al sindicato. Sobre todo porque otros miembros del consejo habían estado muy enfermos y no se les había cesado. Pero, claro, eran hombres". Palmira también recurrió a Fernández Toxo. La misiva, firmada el 30 de mayo de 2016, era contundente y narraba la visita que le hizo Vicente Sánchez Jiménez al hospital: "Me sentí intimidada, estupefacta, confusa y sorprendida, sin saber qué hacer o decir. En mi ingenuidad, pensé que había venido a interesarse por mi estado de salud, por lo que la decepción fue, cuando menos, dolorosa. ¿Cómo se puede ser tan poco empático e insensible?, ¿hasta dónde puede llegar la ruindad de esta persona?, ¿cómo puede alguien que dice defender la integración de personas con dificultad en la vida laboral actuar de esta manera?".

Toxo la contestó asegurando que poco podía hacer debido a la independencia que tenían las federaciones. El 2 de junio fue cesada en el consejo confederal. Pudo seguir como secretaria de Mujer e Igualdad hasta que terminó su mandato, "ya que no podían destituirme. Luego prescindieron de mí. Estuve dos años de baja y ahora en el paro. Una mujer de 61 años con una discapacidad del 66%. Seguramente no vuelva a trabajar".

Rosa y Palmira recurrieron a Fernández Toxo. A la primera no la contestó, a la segunda le dijo que tenía que respetar la autonomía de su federación

Rosa y Palmira aprovechan la cita para hacer una reflexión conjunta: "El sindicalismo no ha perdido sus valores, quiénes sí lo han perdido son algunos dirigentes que dicen llamarse sindicalistas. Los sindicatos son imprescindibles para transformar y mejorar la sociedad, y la esencia de CCOO es trabajar por y para los trabajadores. Pero en los sindicatos hay dirigentes que no piensan con los valores del sindicato y ya no piensan ni en sus propios trabajadores". Palmira incluso hace autocrítica mirando a los ojos a Rosa. "No pude hacer más cuando la federación despidió a las tres compañeras de contabilidad. Pero no es excusa. Tuve que luchar más porque las reubicaran...". Rosa confiesa que esperaba más CCOO: "Nos dejaron tiradas. Yo ahora estudio relaciones laborales y me enseñan ética, a respetar a los trabajadores, no a machacarlos".

Las dos han seguido su camino. Palmira es optimista y puede caminar ya con cierta fluidez ayudada por la muleta. Tiene dos hijas y esperanza. Rosa, aunque debe estar años con un tratamiento oncológico, ha encontrado trabajo en un colegio madrileño. "Somos unas supervivientes".

Rosa y Palmira se funden en un abrazo tras meses sin verse. Las dos lo han pasado mal. Muy mal. "Yo voy por mi tercera vida", asegura Rosa. Palmira sigue recuperándose. Ayudada de una muleta para moverse, no duda en regalar sonrisas. Es optimista por naturaleza. "Estuve dos meses en coma y ocho meses de hospitalización y rehabilitación, pero he conseguido salir. Poco a poco". Las dos siguen siendo militantes de CCOO, a pesar de que el sindicato las "trató injustamente". Rosa fue despedida un mes después de que comunicara que tenía cáncer de pecho. A Palmira le dijeron que querían sustituirla (estaba en el consejo confederal) estando postrada en el hospital. "Se supone que un sindicato debe tener un plus de ética y respetar a los trabajadores, no machacarlos".

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