Solemne funeral entre familiares, políticos y vecinos de Pozuelo: "Va por ti, Diana"

Goteo de amigos cercanos, familiares y autoridades desde las ocho y media de la tarde en los aledaños de la parroquia de Santa María de Caná, la iglesia de referencia en Pozuelo de Alarcón. Todos querían dar su último adiós a Diana Quer, la joven madrileña desaparecida en Galicia en agosto de 2016 y cuyo cuerpo fue encontrado el último día de 2017 por la Guardia Civil en el pozo de una nave industrial en la localidad coruñesa de Rianxo. Su alcalde, Adolfo Muíños, también llegaba al funeral de la joven poco antes de las nueve de la noche, cuando daba comienzo. A su lado, otro alcalde. El de A Pobra do Caramiñal, Xosé Lois Piñeiro, municipio en el que veraneaba la familia aquel verano que ya nunca olvidarán.

La expectación mediática era inevitable. En mitad de la tarde llegaban las primeras cámaras de televisión y fotógrafos. El Ayuntamiento de Pozuelo dirigido por la popular Susana Pérez Quislant acotó la zona, restringió el aparcamiento y habilitó una zona de medios de comunicación para tratar de salvaguardar la intimidad en el interior del templo, en la ceremonia conducida por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y el párroco de Santa María de Caná, Jesús Higueras. En el banco de autoridades, en uno de los laterales de la iglesia, estuvo la presidenta de la comunidad madrileña, Cristina Cifuentes, junto a la primera edil del municipio, la presidenta de la Asamblea madrileña, Paloma Adrados, y altos mandos de la Guardia Civil que estuvieron muy involucrados en el dispositivo de búsqueda de Diana y con los que la familia creó un vínculo en este año y medio que jamás desaparecerá. Fue el caso del coronel jefe de la UCO, Manuel Sánchez Corbí, y del director general de Instituto Armado, José Manuel Holgado. También acudieron el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea, Ignacio Aguado, y la diputada de la formación centrista y secretaria de la Mesa del Congreso, Patricia Reyes. Poco después entraba solo el que fuera el abogado de la madre de Diana, Pedro Víctor de Bernardo, que renunció al decidir el matrimonio que ejercerían la acusación particular de forma conjunta en la causa sobre la muerte de su hija.

La corporación de Pozuelo de Alarcón asistió al completo encabezada por la alcaldesa y los portavoces de todos los grupos de la oposición. Los invitados más significativos fueron los familiares de otros desaparecidos y asesinados, cuyos casos han tenido un impacto mediático total durante años y que tampoco quisieron perderse la despedida a la joven madrileña. Acudieron Juan José Cortés, padre de la niña onubense Mari Luz, asesinada hace una década; Antonio del Castillo —padre de la sevillana Marta, desaparecida en 2009 y presuntamente asesinada, aunque su cuerpo nunca fue encontrado—; los padres de Sandra Palo, Francisco y María del Mar; Rocío Viéitez, la mujer del parricida de Moraña detenido por el asesinato de sus dos hijas; y Ruth Ortiz, la madre de los dos hermanos Ruth y José, fallecidos a manos de su padre, José Bretón, el pasado 2011 en Córdoba. En unas breves declaraciones a los medios antes de entrar en la iglesia, todos ellos quisieron poner de manifiesto su desacuerdo con el debate que habrá en el Congreso de los Diputados sobre el fin de la prisión permanente revisable.

Los bancos de la iglesia comenzaron a llenarse por los cuatro costados. En el altar, un imponente atril con una fotografía de Diana, rodeado de flores blancas. En la homilía, el cardenal Osoro se dirigió en todo momento a la familia Quer, que justo antes de comenzar la misa agradecía a todas las personas implicadas en la búsqueda de su hija tantos meses de dedicación. Los amigos y vecinos del municipio sintieron el dolor como propio. La ceremonia comenzaba con la Carta de Pablo a los Corintios. La leyó un joven y después fue repetida de memoria por el cardenal arzobispo de Madrid. "El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita. Todo eso representa a Diana", afirmó Osoro.

El mismo joven intervenía poco después en la homilía para hacer las peticiones que sirvieron para dar gracias y homenajear a muchos de los presentes. "Va por ti, Diana, para que encuentres el descanso eterno", dijo. Y a continuación, pidió "por los padres de otras personas desaparecidas" y "por todas las personas que colaboraron tanto en la búsqueda". Testigo que recogió después el párroco de Santa María de Caná, conocido por todos como don Jesús, y que se dirigió directamente a todos los padres presentes de desaparecidos y asesinados para afirmar "no estáis solos", en nombre de los padres de Diana Quer; y a los representantes de la Guardia Civil, los "muchísimos voluntarios" y los dirigentes políticos que participaron en el dispositivo para encontrar a la joven fallecida, agradeciendo su "dedicación, esfuerzo y humanidad".

Antes de comenzar la ceremonia era el padre de Diana, Juan Carlos, el que se dirigía a los medios de comunicación para agradecer a “toda la ciudadanía española, el pueblo gallego y los ciudadanos de Madrid, su solidaridad en todo este tiempo"; y quiso poner en valor el trabajo “tan solidario y desinteresado” que desarrollan los cuerpos y fuerzas de seguridad “que trabajan cada caso como si fuera el suyo propio”, pidiendo una mayor “conciencia” a toda la sociedad. Juan Carlos Quer también quiso dedicar unas palabras a las asociaciones de desaparecidos presentes en el funeral y a los padres de otras chicas desaparecidas y asesinadas, “con los que compartimos un objetivo común, dijo, “que la vida de nuestras hijas no se queden en una página de sucesos, sino que supongan un antes y un después”.