Leganés, coto del 'cártel de la gasolina': 10 años de veto a nuevas estaciones baratas
Una juez investiga al Ayuntamiento más obstruccionista con nuevas gasolineras tras una denuncia que cifra en 87 millones el perjuicio. La oposición denuncia un "pacto de hierro" con los gasolineros
La gasolinera BP del centro de Leganés registra un tráfico continuo de coches. Los seis surtidores que hay apretujados en dos filas están atendidos por cuatro gasolineros. Aquí no hay autoservicio. Se paga con tarjeta incluso en la calle para ir más rápido. No es que sea particularmente barata: es que en Leganés (180.000 habitantes al sur de Madrid) apenas hay gasolineras. “Un pacto de hierro", como lo define un concejal de Leganés, ha impedido que en la última década abran nuevas estaciones de servicio pese a dos reformas legales para facilitar su instalación. Las gasolineras 'low cost' señalan al municipio como el paraíso del cártel de la gasolina, donde un puñado de señores domina el mercado. Ahora, un juzgado investiga por prevaricación al Ayuntamiento (gobernado por PP y PSOE en las últimas legislaturas) tras una denuncia que cifra en 87 millones el sobrecoste para los contribuyentes. La ciudad es perfecta para estudiar a escala un mercado que ha estrangulado durante años al consumidor.
Los números hablan. Leganés tiene 0,48 gasolineras por cada 10.000 habitantes, el menor índice de toda la Comunidad de Madrid. Tiene menos estaciones de servicio por 10.000 habitantes que la capital (0,6), donde las dificultades para instalarlas se puede entender por la alta densidad de población del centro. Leganés está muy lejos de los municipios de su mismo tamaño en la región, donde lo más común es que haya una gasolinera por cada 10.000 habitantes, según indican los datos oficiales del Ministerio de Energía analizados por este periódico. En la ciudad hay solo nueve estaciones de servicio a pesar de la alta concentración industrial, con ocho polígonos, un centro comercial, cuatro grandes centros de tiendas y un territorio atravesado por multitud de carreteras.
“Desde 2008 no se ha habido ninguna licencia para abrir una gasolinera en Leganés. Es un caso excepcional, un oasis fuera de las normas del mercado”, explica Manuel Jiménez, abogado y presidente de la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (AESAE), que agrupa a las 'low cost'. El cierre del mercado ha coincidido con el auge de estas instalaciones y con que Leganés tiene una ubicación envidiable: al sur de Madrid, llena de polígonos industriales y atravesado por carreteras y autovías. Pero no hay manera. Nadie ha conseguido entrar. Ni un decreto ley que el Gobierno aprobó en 2013 para facilitar la apertura y que, a veces a regañadientes, ha dado luz verde a cientos de instalaciones. Tampoco tuvo efectos prácticos allí una reforma anterior para que los centros comerciales pudieran contar con estaciones de servicio.
La empresa Ballenoil es líder en el mercado de instalaciones automáticas con más de 75 gasolineras. Ballenoil nació como spin off de la cadena de lavaderos La Ballena Azul. Con la crisis, la gente dejó de gastar dinero en lavar los coches y se pasaron a gasolineras de autoservicio. “En Leganés teníamos un centro y en 2011 pedimos la licencia para abrir una gasolinera”, explican en las oficinas de la empresa los dueños, David Querejeta y Juan Sanz.
El Ayuntamiento les fue dando largas y los años fueron pasando. Además, como habían pedido licencia para una gasolinera, les revocaron las del lavadero, que hoy está cerrado y ha sido saqueado. La parcela está en un polígono industrial. Solo unos hierros blancos forman las antiguas cúpulas de los centros de lavado. Lo único que no se pudieron llevar. Un cartel descolorido ante el solar demuestra que algo se ha torcido: “Próxima apertura. Estación de servicio ballenoil”. Y explica que lo hace al amparo de un creto ley de 2013 que permitía poner una gasolinera en caso cualquier parcela industrial.
Una sentencia: “No se alcanza a entender los motivos de denegación de la licencia"
El periplo que describen en Ballenoil es de pesadilla. El 4 de febrero de 2015, unos meses antes de que acabara la pasada legislatura, el informe técnico eleva a la junta de Gobierno un informe favorable a que se le concediera la licencia. “Sin embargo, en el último momento decidieron no concederlas e impulsar una moratoria”, cuentan. Entonces gobernaba el PP en Leganés y ese año entró una coalición de gobierno PSOE-IU aunque -ojo, spoiler- no mucho ha cambiado. El consistorio decidió entonces crear un grupo de trabajo para ver dónde se podían instalar.
Ballenoil recurrió al juzgado alegando “que el procedimiento y su desarrollo ha sido anormal, que la denegación ha sido por estrictos motivos políticos y en contra de distintos informes técnicos municipales que avalaban la instalación”. El pasado 22 de febrero el juez dio la razón a la empresa. En la sentencia, el juzgado menciona los intereses políticos del asunto, aunque afirma que no va a a entrar en ellos. “Dejando atrás las alegaciones vertidas en torno a intereses políticos como cuestión definitiva de la no concesión de la misma [la licencia], a pesar de que efectivamente se han expuesto por parte de una de las testigos ciertas presiones en torno a la labor que debía desempeñar en la tramitación del expediente”. El juzgado concluye que la licencia se había denegado de forma defectuosa: “No se alcanza a entender los motivos de denegación de la misma […] en ningún momento se explica al recurrente el porqué se desechan todos los informes previos favorables a su concesión”. Esos motivos vagos generaron indefensión. El Ayuntamiento recurrió, por lo que Ballenoil sigue sin licencia.
El bloqueo es total: "Ni Carrefour ha conseguido abrir una gasolinera en Leganés"
No es el único caso. Manuel Santiago, gerente de Petroprix, la segunda cadena de gasolineras 'low cost', también tuvo que llegar a un contencioso y ganarlo. A él no se la denegaron, simplemente le daban largas. “Pusieron límites absurdos a las gasolineras que nadie podía cumplir. Ni Carrefour ha conseguido abrir una gasolinera en Leganés. Es inaudito. En ocho años no he conseguido la licencia, aunque los últimos meses parece que está cambiando la cosa”.
No es la única voz que ha dicho que algo huele mal en Dinamarca. Antonio Galán, que fue arquitecto municipal compareció en una comisión de investigación municipal sobre un parque tecnológico y lanzó la idea: “Aquí hay algo muy gordo con las gasolineras. Cuando yo llegué había como ocho o 10 licencias de gasolineras presentadas con anterioridad y no había ninguna voluntad política por parte de ningún partido por tramitar licencias de gasolineras. Y los solicitantes manifestaban sus razones y yo las entendía y las veía claras. Y para una que entendí que se adaptaba plenamente a todas directrices, ese innombrable señor la paralizó, la guardó en un cajón y no he vuelto a saber nada de ella”. Poco después interrumpió su comparecencia porque había quedado a comer y le habían hecho esperar demasiado (a partir de la hora y 28 minutos su comparecencia).
¿Qué está pasando para que un Ayuntamiento renuncie a las suculentas licencias de apertura de las gasolineras? El sector apunta a una confluencia de intereses entre unos poderosos señores de la gasolina y el consistorio. “Tanta traba no puede ser casual. Sospechamos que los empresarios del pueblo controlan en realidad a los partidos mayoritarios”, señala Santiago.
Tres grupos destacan entre los propietarios de las diez gasolineras, bajo las marcas Bp, Repsol y Cepsa. El primero es José Megino, un empresario natural de Leganés que abrió allí su primera gasolinera en 1968 procedente de Carabanchel y que hoy tiene estaciones de servicio también en otros ayuntamientos. Megino sí que ha abierto en municipios cercanos como Pinto, donde abrió su última gasolinera este mismo año. Megino SL facturó en 2016 un total de 72,9 millones de euros frente a los 66 del año anterior, según las cuentas del registro. La empresa no ha contestado a las llamadas de este diario. Suya es la gasolinera del centro urbano en el que las colas son enormes. Hace unos años firmó un convenio con el Ayuntamiento para cerrarla y abrir en las afueras pero nunca ocurrió. Ahí sigue.
Otros de los propietarios son los hermanos Villena (Ángel Luis y José María), que a través de su holding Otium Negotium, con sede en Leganés, controlan decenas de sociedades del sector: gasolineras, transportes logística…Ángel Villena atiende sin problema a este diario, sin rehuir ninguna pregunta. Su versión es radicalmente distinta a la que dan las nuevas empresas del sector. "Las gasolineras suscitan mucha oposición. En Madrid en 20 años se han puesto solo un puñado de gasolineras. Leganés hizo un plan director, después, en 2013, se aprobó la ley para facilitar la apertura pero chocaba con las normas que tenía Leganés. Comprendo que en esa contradicción los técnicos municipales dudaran al dar licencias".
Villena recalca "la importancia de la regulación que existe en muchos municipios". Y pone un ejemplo práctico: "Los vecinos no quieren las gasolineras cerca y alguna 'low cost' solicitada en Leganés y que no cumple los parámetros del plan director está lindando con una guardería infantil. Para evitar situaciones parecidas es para lo que está el plan director". Él admite que Leganés puede que no sea el Ayuntamiento más ágil a la hora de dar licencias pero niega categóricamente que haya una mano negra: "Tengo solicita una estación de servicio en Leganés desde hace 14 años. Yo también me puedo quejar". Este enmarca todo en la guerra de las 'low cost' con las gasolineras tradicionales: "Las nuevas para mí son 'low' trabajo, todo el margen lo arañan eliminando empleos, no peleándose con las petroleras".
Los gasolineros se defienden: "Alguna 'low cost' pedida en Leganés quería lindar con una guardería"
El caso de Leganés es tan conocido en el sector que la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC) le dedicó en 2014 un informe específico. Lo hizo de forma proactiva para promover la competencia, algo que hace cuando detecta un fallo del mercado. Según este informe, los datos apuntan a “un cierre, voluntario o involuntario, del mercado, con el consiguiente perjuicio para los consumidores en términos de mayores precios”. El informe concluye que "la entrada de las instalaciones independientes supondría un aumento de la intensidad competitiva en el entorno de Leganés que permitiría a los consumidores disfrutar de precios sensiblemente más bajos". Y añade que las ventas de sus gasolineras son muy altas. Lo constató la CNMC: “Las ventas medias anuales de carburantes por punto de venta en el municipio de Leganés con de 6.204 metros cúbicos. Estas cifras revelan que las estaciones de servicio de Leganés venden, en promedio, más que una instalación tipo ubicada en la Comunidad de Madrid (4.400 metros cúbicos) y que una instalación tipo de Península y Baleares (2.900)”. Es decir que las colas en Leganés hacen que vendan el doble que la media.
La CNMC destacaba que en Leganés no hay ninguna gasolinera independiente. “Se trata de un hecho llamativo, no observado ni en los restantes entornos peninsulares analizados hasta la fecha ni en los municipios limítrofes sobre todo teniendo en cuenta la actividad comercial e industrial del municipio”. Villena, el dueño de una de las gasolineras, pone en duda esos datos. Niega que vendan esas cantidades allí y sostiene que están en la media nacional.
El informe señaa que los precios en Leganés no desentonan respecto a la media: "Los precios medios, tanto antes como después de impuestos, aplicados en el municipio de Leganés son ligeramente inferiores a los correspondientes en la totalidad de la Comunidad de Madrid". La cosa cambia si se toma como referencia un municipio a solo siete kilómetros y de tipología similar como Fuenlabrada. Hace unos días, el precio medio de la gasolina en Fuenlabrada era de 1,18 euros el litro, mientras que en Leganés era de 1,24, un 5% más. Fuenlabrada sí facilita las gasolineras baratas. Uno de los dueños explicó hace meses que ni lo intentó en Leganés porque todo el sector sabía que era imposible. Leganés también perdía respecto a Parla, Móstoles, Valdemoro o Rivas, municipios todos del sur de Madrid, según los datos analizados por este diario.
El Ayuntamiento dice ahora que trabaja para "resolver cuanto antes las solicitudes de licencias"
Con ese informe de la CNMC, y hartos de ganar contenciosos que no llevaban a nada en la práctica, Petroprix y Ballenoil fueron finalmente por la vía penal. El pasado 23 de mayo presentó una denuncia por prevaricación y otros delitos en el juzgado. Fue admitida el 31 de mayo por el juzgado de instrucción 2 de Leganés que desde entonces ha acumulado otras causas e investiga la actuación de los políticos que han permitido llegar a esta situación. “Con el informe de la CNMC hemos calculado que el sobrecoste para los vecinos ha sido de 87 millones de euros. Eso habría sido el beneficio extra para los señores de la gasolina”, comentan desde la AESAE, la patronal de las gasolineras independientes.
Una portavoz del Ayuntamiento (gobernado por una coalición de PSOE-IU desde hace dos años) responde culpando al anterior equipo de Gobierno: "En la pasada Legislatura el Gobierno local del PP aprobó una ordenanza municipal muy restrictiva para la instalación de nuevas estaciones de servicio". Y añade que a la vista de las sentencias y las quejas, ha "iniciado un estudio de esta normativa municipal para realizar las modificaciones necesarias" y "resolver cuanto antes las solicitudes de licencias de estas instalaciones de suministro de carburantes para que si cumplen todos los requisitos establecidos por la normativa de aplicación puedan instalarse en Leganés cuanto antes y sin problemas".
El portavoz del PP y exconcejal en la materia, Miguel Ángel Recuenco, echa la pelota en el tejado del actual equipo de Gobierno: "Yo creo en la liberalización del sector pero en 2013, cuando salió la ley, decidimos darnos un plazo para estudiar dónde se podían poner y dónde no. Lo que no sé es por qué no se están autorizando ahora. No entiendo que teniendo sentencias favorables no se les conceda". Él admite que conoce a los dueños de las gasolineras pero niega que tenga na especial amistad con ellos.
La oposición ve cosas raras. José Manuel Egea, portavoz de Ciudadanos, ve extraña la coincidencia de PSOE, PP e IU en votar a favor de las moratorias de nuevas gasolineras y se pregunta qué ha pasado. Carlos Delgado, del partido independiente ULEG, alza la voz: "En la pasada legislatura, PSOE y PP aprobaron una ordenanza que obedecía a intereses espúreos y que en la práctica hacía imposible abrir una gasolinera. Es un pacto de hierro económico-urbanístico".
El caso de Leganés es el extremo de algo con lo que el sector se encuentra día a día. "En Galicia ocurre algo parecido. Las gasolineras están concentradas y tienen el precio más alto", explica una fuente del sector. Y San Fernando de Henares o Marbella también ponen multitud de trabas para abrir nuevas gasolineras. Cada uno tiene su historia.
La gasolinera BP del centro de Leganés registra un tráfico continuo de coches. Los seis surtidores que hay apretujados en dos filas están atendidos por cuatro gasolineros. Aquí no hay autoservicio. Se paga con tarjeta incluso en la calle para ir más rápido. No es que sea particularmente barata: es que en Leganés (180.000 habitantes al sur de Madrid) apenas hay gasolineras. “Un pacto de hierro", como lo define un concejal de Leganés, ha impedido que en la última década abran nuevas estaciones de servicio pese a dos reformas legales para facilitar su instalación. Las gasolineras 'low cost' señalan al municipio como el paraíso del cártel de la gasolina, donde un puñado de señores domina el mercado. Ahora, un juzgado investiga por prevaricación al Ayuntamiento (gobernado por PP y PSOE en las últimas legislaturas) tras una denuncia que cifra en 87 millones el sobrecoste para los contribuyentes. La ciudad es perfecta para estudiar a escala un mercado que ha estrangulado durante años al consumidor.