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Epidemia de 'narcopisos' en Vallecas: "El 80% pertenece a fondos de inversión"
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SE HA TRASLADADO LA HEROÍNA DE LA CAÑADA REAL

Epidemia de 'narcopisos' en Vallecas: "El 80% pertenece a fondos de inversión"

Los más viejos del lugar advierten que la situación empieza a recordar a los 80, cuando fue uno de los barrios más azotados de todo el país por la heroína

Foto: Uno de los 'narcopisos', en la calle Hachero, tapiado por los vecinos. (A.P.)
Uno de los 'narcopisos', en la calle Hachero, tapiado por los vecinos. (A.P.)

Hace cinco meses María Padilla, vecina de la calle Puerto de la Mano de Hierro, en Puente de Vallecas, decidió que había llegado el momento de plantarse. Notó que su calle, de por sí desprovista de cualquier glamur, se estaba deteriorando a ritmo vertiginoso: "Okuparon un piso vacío enfrente de mi casa y con ellos llegó un trasiego interminable de heroinómanos y prostitutas", relata Padilla, "incluso hay ratas en las aceras. Los heroinómanos empezaron a atracar y agredir a los vecinos, de modo que la mayoría quería marcharse. Y yo dije que no, que había que echarlos a ellos". De modo que Padilla, y su vecina Clara, se echaron el problema a las espaldas y se organizaron para plantar cara a los toxicómanos.

Recolectaron firmas y presionaron a ayuntamiento y policía hasta que fueron escuchadas. Ellas iniciaron la cacerolada de las nueve de la noche, que durante dos semanas se extendió por una amplia zona del barrio, y también las que se plantaron delante de un 'narcopiso' hasta recibir un chaparrón de lejía. El jueves, por fin, sus plegarias fueron escuchadas: la Policía Nacional emprendió una macrorredada en el barrio que se cerró con 29 detenidos y 9 'narcopisos' clausurados, entre ellos el que está enfrente de la casa de Padilla. La han llamado 'Operación Silbato'. "¿Sabes por qué? Porque los vecinos salimos con un silbato y un spray de pimienta en el bolso, por si acaso nos acorralan y tenemos que pedir ayuda", confiesa Padilla. La vecina sostiene que por el casco antiguo de Vallecas, entre las avenidas de la Albufera y San Diego, y especialmente a lo largo de la calle Monte Igueldo, nadie se atreve a caminar cuando cae el sol. "Ya no quedan negocios locales, solo los propios de los inmigrantes, como peluquerías o fruterías. Se han marchado más de cien comerciantes de Monte Igueldo, porque aquí no se puede vivir y, desde que denunciamos la situación, nos acosan más por la calle", afirma.

placeholder La zona más afectada de Vallecas, en rojo, está a cien metros de la Estación Sur (Google Maps)
La zona más afectada de Vallecas, en rojo, está a cien metros de la Estación Sur (Google Maps)

Hace poco más de un año, los pisos vacíos de los alrededores de Monte Igueldo, la calle comercial del barrio, se empezaron a llenar de okupas. Muchos de ellos se han convertido en 'narcopisos', puntos de venta de heroína y cocaína que, en ocasiones, incluso permiten a sus clientes pernoctar en el inmueble. Políticos y vecinos, por la coincidencia en el tiempo, sostienen que los narcotraficantes proceden de la desarticulación del Polígono 6 de la Cañada Real. "Se ha trasladado una actividad marginal a una zona de viviendas, lo que complica terriblemente la vida de los vecinos, que han sufrido vejaciones de varios tipos. Vallecas no ha vuelto a los años 80 y la heroína, como se puede leer en los medios, pero sí creo que está ante el mayor problema de las dos últimas décadas", indica Francisco Pérez, Concejal Presidente del distrito.

Los vecinos afirman que aún quedan 24 'narcopisos' por clausurar en Puente de Vallecas

Para muchos vecinos, el repunte del narcotráfico ha sido la gota que colma el vaso en una zona, denuncian, olvidada desde hace décadas por el Ayuntamiento. Amelia, de 79 años, vive desde hace 50 en la calle del Convenio, pegada al trazado férreo. "¿Ves ese paso?" dice, señalando a un paso subterráneo de las vías, "por ahí sales directamente a la estación de Méndez Álvaro. Pues bien, hay muchos días que pasan por aquí yonkis con maletas que acaban de robar en la estación, y las abren aquí, enfrente de mi ventana, para ver qué tienen y qué pueden intercambiar por drogas", explica. "Pues eso no pasaba en los 80, así de mal estamos", remacha.

Según las cuentas de los vecinos, que la pasada semana se manifestaron pidiendo ayuda a las instituciones, después de la operación policial aún quedan 24 'narcopisos' operativos en el casco antiguo. Desalojarlos es una odisea: el jueves, después de que la Nacional precintara varios inmuebles, algunos okupas regresaron a las pocas horas y se volvieron a hacer fuertes. Así, en algunas calles los vecinos hacen colectas para tapiar los pisos nada más se precintan. "El okupa no es un tipo de persona concreta. Hay españoles, subsaharianos, magrebíes, personas de etnia gitana... de todo" afirma Jorge Nacarino, presidente de la asociación de vecinos del barrio. "No es solo el narcotráfico, es también la degradación de la zona. La calle Monte Perdido, por ejemplo, se ha llenado de pisos donde se ejerce la prostitución, con lo que eso implica a los vecinos". Fuentes policiales detallan que generalmente se trata de narcotraficantes de medio y bajo nivel, procedentes del África subsahariana, que aprovechan para colocar en pisos vacíos a adictos a los que controlan y que venden por ellos la mercancía. Por eso no se debe intervenir a la primera de cambio, sostienen, ya que no serviría para detener a los narcos.

placeholder Algunos de los mejores locales de Monte Igueldo están abandonados (A.P.)
Algunos de los mejores locales de Monte Igueldo están abandonados (A.P.)

Mauricio es el nombre ficticio de uno de un vecino real de la calle Hachero. Su historia es paradigmática, en tanto que sufre en primerísima persona el problema de la delincuencia en el barrio. El propietario, de unos 40 años, compró "por un precio desorbitado" un ático antes de la burbuja en uno de los edificios de la calle, de dos alturas y con una corrala que da acceso a otras seis viviendas. La burbuja estalló antes de que la constructora pudiera vender los otros inmuebles, de modo que los puso en alquiler y él quedó como único propietario.

Hay vecinos de Vallecas que viven asediados en su portal

A los pocos meses la constructora quebró y los inquilinos de Hachero quedaron al albur de las circunstancias. Estuvieron casi un año sin pagar alquiler hasta que Caixabank se hizo cargo del edificio y les reclamó las mensualidades atrasadas. "Ahí cada uno salió por su lado, porque ninguno estaba dispuesto a pagar", dice un vecino. "Unos se metieron en juicios con el banco y otros simplemente se fueron". Pronto los pisos vacíos se poblaron de okupas, que terminaron por expulsar al resto de vecinos de pago. Se quedó solo Mauricio, fortificado en el ático como Charlton Heston en 'El último hombre vivo', frente a una comunidad de vecinos de pesadilla: "En un piso hay tráfico de drogas, en otro un piso de prostitutas, en otros dos familias gitanas bastante violentas... estos llegaron a cortarle una oreja a otro individuo, en pleno portal, lo vio toda la calle", dice otro vecino.

Mauricio no quiere hablar con los medios. En general, prefiere no abordar el asunto de su edificio, que le ha costado un tratamiento psicológico. Ahora, mientras sus vecinos okupas han conseguido regularizar su situación gracias a un alquiler social de Caixabank, él continúa pagando religiosamente su hipoteca mientras implora al banco una permuta inmobiliaria. La calle Hachero es corta, de apenas 60 números, pero alberga varias 'narcocasas'. Es el punto más caliente del narcotráfico en Vallecas: "En Hachero los vecinos han detectado cinco puntos de venta de droga en cien metros, una barbaridad. También hay mucha concentración en la calle Alfredo Castro Camba, cerca de San Diego. Y en el llamado 'triángulo del agua', en la zona de Palomeras, está empezando ahora. Vallecas está sufriendo un proceso de 'tugurización'", afirman desde la asociación de vecinos, que cuentan con la promesa de las autoridades de que las operaciones para clausurar los 'narcopisos' continuarán en los próximos días hasta restablecer la normalidad en el Puente de Vallecas.

placeholder Jorge Nacarino, presidente de la asociación vecinal, señala sobre el mapa la zona más conflictiva (A.P.)
Jorge Nacarino, presidente de la asociación vecinal, señala sobre el mapa la zona más conflictiva (A.P.)

El plena 'tugurización'

Vecinos y políticos vallecanos están convencidos de que los fondos de inversión están, si no detrás, al menos delante de los narcotraficantes. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria, en lo más riguroso de la crisis, las entidades bancarias vendieron sus deshaucios a fondos de inversión, que son los propietarios de gran parte de los pisos ocupados. "El 80% de ellos pertecenen a fondos de inversión, a entidades que no tienen nombre ni rostro", dice el concejal Pérez. Desde el ayuntamiento sostienen que se está investigando la procedencia de cada uno de los pisos para hablar con los propietarios y exigirles control sobre su inmueble.

Los vecinos creen que se busca hundir el precio del suelo para construir en la zona

Lo que quieren en Vallecas es que los fondos denuncien a sus okupas. "No denuncian nunca. Nunca, y eso complica mucho la vida a los vecinos, porque la Policía no puede actuar en un inmueble si no ha denunciado su propietario", argumenta Nacarino. "No denuncian porque lo que está sufriendo el casco antiguo de Vallecas no es solo la droga, sino un fenómeno especulativo con unos terrenos que son muy baratos y muy céntricos", apunta el concejal de Ahora Madrid. "Parece que no les vale con que tengamos uno de los metros cuadrados de suelo más baratos de Madrid, debe ser que lo quieren a mejor precio".

"Y sin embargo estos mismos fondos sí denuncian a sus okupas en San Cristóbal de los Ángeles. ¿Por qué es eso? Muchos vecinos creemos que es porque Vallecas es mucho más céntrico y les conviene que caigan los precios en el barrio para especular con el suelo y construir aquí", explican desde la asociación de vecinos. "Mira", señala Nacarino en un mapa, situando el dedo en el Puente de Vallecas, "a este lado un piso vale X; pues a este otro lado, en Pacífico, vale 3X. Lo que nos tememos es que estamos viviendo el proceso de 'tugurización' que precede a la gentrificación, esa maldita expresión. Y nosotros nos gusta el casco antiguo de Vallecas sin delincuencia y con mucha vida vecinal, de comunidad, como ha sido siempre Vallecas, y no que se convierta en Pacífico o en Malasaña", concluye Nacarino.

Hace cinco meses María Padilla, vecina de la calle Puerto de la Mano de Hierro, en Puente de Vallecas, decidió que había llegado el momento de plantarse. Notó que su calle, de por sí desprovista de cualquier glamur, se estaba deteriorando a ritmo vertiginoso: "Okuparon un piso vacío enfrente de mi casa y con ellos llegó un trasiego interminable de heroinómanos y prostitutas", relata Padilla, "incluso hay ratas en las aceras. Los heroinómanos empezaron a atracar y agredir a los vecinos, de modo que la mayoría quería marcharse. Y yo dije que no, que había que echarlos a ellos". De modo que Padilla, y su vecina Clara, se echaron el problema a las espaldas y se organizaron para plantar cara a los toxicómanos.

Puente de Vallecas Drogas
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