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El otoño de atascos que te espera en Madrid: más carriles bici, APR y obras en Gran Vía
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El otoño de atascos que te espera en Madrid: más carriles bici, APR y obras en Gran Vía

Con el inicio del nuevo curso, el ayuntamiento deberá aprobar su 'Plan A' contra la contaminación. ¿Cuáles son las medidas previstas para este otoño? Puede haber grandes embotellamientos

Foto: Limitación de velocidad al entrar en vigor el protocolo por alta contaminación el pasado invierno. (EFE)
Limitación de velocidad al entrar en vigor el protocolo por alta contaminación el pasado invierno. (EFE)

En febrero de 2016 entró en vigor el protocolo para episodios de alta contaminación en Madrid, una serie de normas que aprobó el ayuntamiento liderado por Manuela Carmena para evitar que los niveles de contaminación superaran los límites permitidos en la capital. El área de Medioambiente y Movilidad, dirigida por Inés Sabanés, ha fijado como uno de sus grandes caballos de batalla disminuir los excesos de polución en esta legislatura, y las primeras medidas que los ciudadanos tuvieron que afrontar los pasados meses pasaron por el límite de la velocidad en toda la M-30 a 70 km/h, la prohibición de aparcar en el centro a los no residentes o la restricción del 50% de los vehículos que podrían circular en la almendra central (diferenciando entre matrículas pares o impares).

La verdadera medida estrella del equipo de Sabanés fue la elaboración del llamado 'Plan A' (el Plan de Calidad del Aire y Cambio Climático), cuyo objetivo pasa por "conseguir una ciudad sostenible" y que comenzará a implementarse este 2017 con un horizonte muy claro, en el que ya deberán entrar en vigor las medidas más estructurales y tecnológicas: 2020. El presupuesto para desarrollar el plan en estos años es de casi 544 millones de euros y la finalidad es conseguir una significativa reducción de emisiones de óxidos de nitrógeno a corto plazo (que han estimado en aproximadamente el 15% para el último año).

placeholder Vista de Madrid cubierta por la 'boina' de contaminación. (EFE)
Vista de Madrid cubierta por la 'boina' de contaminación. (EFE)

Este otoño está llamado a ser el punto de partida del Plan A, un proyecto que sigue recibiendo grandes críticas por parte de la oposición, sobre todo en lo que respecta a planificación de medidas complementarias (falta de aparcamientos disuasorios, entre otras). En todo caso, será este mes de septiembre cuando el Ejecutivo municipal apruebe definitivamente el plan —podría ser en la Junta de Gobierno o en el pleno, teniendo en cuenta el importante número de enmiendas presentadaso por los grupos de la oposición y los antecedentes de la propia concejala, que ya optó por tratar de consensuarlo anteriormente con el resto de formaciones—.

En todo caso, ¿qué pasará a partir de septiembre?, y ¿qué riesgos hay de sufrir grandes atascos? Se aglutinan varios aspectos a tener en cuenta. El primero de todos es que tras meses de descanso, la contaminación podría volver a superar los límites establecidos en la ciudad con el fenómeno del fin del verano, la 'vuelta al cole' y al trabajo de la mayor parte de la ciudadanía. La incorporación de los carriles bici antes del verano en algunas de las zonas más concurridas de Madrid, como los bulevares (ejes del Parque del Oeste a la plaza de Colón), la calle Santa Engracia, que comunica Alonso Martínez y Cuatro Caminos, y la calle Juan Bravo, entre la plaza de Chamberí y la avenida de los Toreros, también ha causado fuertes controversias en asociaciones ciclistas (tanto a favor como en contra) y, sobre todo, entre usuarios de los coches, que insisten en señalar los peligros en la novedad.

Precisamente antes de que acabe el año, el ayuntamiento tiene previsto implantar nuevos tramos de carriles para ciclomotores, en la zona de Pintor Rosales (Argüelles) y en la calle Antonio Leyva (entre Marqués de Vadillo y plaza Elíptica). Además, el plan inicial del consistorio también contempla llevar a cabo la limitación de velocidad a un máximo de 70 km/h en toda la M-30 de forma permanente. Esto, apuntan fuentes de la oposición, conllevará también una modificación en el protocolo en episodios de alta contaminación, ya que el primer escenario contemplado en el mismo era precisamente esa medida, que en unos meses será fija.

La incorporación de los carriles bici antes del verano en algunas de las zonas más concurridas ha causado controversias en asociaciones ciclistas

La ampliación del Área de Prioridad Residencial (APR) a toda la zona de Centro jugará un papel importante en el futuro de la movilidad en la capital. Esta medida está prevista también para antes de que termine 2017, aunque el calendario podría cambiar como consecuencia del retraso en la aprobación presupuestaria para este año. La ejecución de la partida destinada a estas obras también se ha visto afectada y, por tanto, los trabajos de instalación de cámaras, así como la nueva señalización, están previstos para los próximos meses. Está por ver cuándo entrará en vigor.

El gran proyecto de la Gran Vía

La semipeatonalización de la gran arteria madrileña, joya de la corona del plan de Sabanés, estará lista —si los plazos se cumplen— en otoño de 2018. Sin embargo, ya en este ejercicio está prevista la inversión de 800.000 euros en la primera fase del proyecto, que está dotado con un total de cinco millones. En términos generales, las obras prevén la ampliación de las aceras de la Gran Vía en ambos lados. En el tramo entre la plaza de Cibeles y la de Callao, la calzada pasará de tener seis carriles a cuatro, dos en cada sentido. Los de los laterales se destinarán a autobuses y taxis, mientras que los centrales estarán reservados para bicicletas y el resto de vehículos (residentes y emergencias). La limitación de velocidad será de 30 km/h. Un límite de velocidad que también está encima de la mesa para otras posibles zonas de la ciudad, basándose en la experiencia de ciudades vecinas como París.

placeholder La Gran Vía madrileña, con restricciones al vehículo privado durante la temporada navideña. (EFE)
La Gran Vía madrileña, con restricciones al vehículo privado durante la temporada navideña. (EFE)

En cuanto a la parte que va desde la plaza de España a Callao, los ciclistas tendrán un carril específico e independiente del de los coches, por considerarse un tramo más peligroso. Aunque la licitación se llevará a cabo en este otoño, el equipo municipal, tal y como anunció la propia alcaldesa, es partidario de comenzar las obras en enero de 2018 para evitar que la ciudad esté llena de obras en plenas navidades.

La clave: aparcamientos disuasorios

Los grupos de la oposición centran sus críticas a Ahora Madrid en la falta de medidas preventivas y complementarias a la gran transformación urbana que el Gobierno municipal quiere llevar a cabo. Es el caso de Ciudadanos. Su concejal de Medioambiente y Movilidad, Sergio Brabezo, pone el foco en la falta de 'parkings' disuasorios a las puertas de la capital. "Tener esos aparcamientos es algo clave si lo que se pretende es que haya menos coches en Madrid". El edil centrista insiste en que el actual Ejecutivo local lo que va a hacer es "estrangular las vías sin aportar otra solución".

Según los datos del consistorio, estos aparcamientos están previstos en el entorno de la M-40 y vías de acceso y estarían conectados con el transporte público. La inversión aprobada dentro del Programa de Aparcamientos Disuasorios Municipal (PAD) es cercana a los 140 millones de euros y la idea inicial era instalar una docena de ellos. Los grupos de la oposición, sin embargo, siguen exigiendo plazos concretos en los que estarán funcionando.

En febrero de 2016 entró en vigor el protocolo para episodios de alta contaminación en Madrid, una serie de normas que aprobó el ayuntamiento liderado por Manuela Carmena para evitar que los niveles de contaminación superaran los límites permitidos en la capital. El área de Medioambiente y Movilidad, dirigida por Inés Sabanés, ha fijado como uno de sus grandes caballos de batalla disminuir los excesos de polución en esta legislatura, y las primeras medidas que los ciudadanos tuvieron que afrontar los pasados meses pasaron por el límite de la velocidad en toda la M-30 a 70 km/h, la prohibición de aparcar en el centro a los no residentes o la restricción del 50% de los vehículos que podrían circular en la almendra central (diferenciando entre matrículas pares o impares).

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