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Vivir, dormir y morir en un descampado en pleno Madrid a los ojos de todo un barrio
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Vivir, dormir y morir en un descampado en pleno Madrid a los ojos de todo un barrio

Dos hombres fallecen en la furgoneta donde pernoctaban junto a una antigua estufa de gas en un solar repleto de indigentes que hacen de sus vehículos su hogar

Foto: Imagen del descampado donde ha tenido lugar el suceso. (Google)
Imagen del descampado donde ha tenido lugar el suceso. (Google)

Francisco Antonio M. J. tenía 51 años y dormía en una furgoneta que había aparcado hace apenas unos días en un descampado del madrileño Barrio del Pilar, justo en la intersección de las calles Monforte de Lemos y Ganapanes. El vehículo era suyo y últimamente permitía a Miguel Ángel S. M., que apenas tenía un año más que él, pernoctar junto a él en el improvisado colchón que habían tendido en el suelo. Ambos se calentaban con una estufa de gas butano antigua, de las que tienen el tamaño de la propia bombona, que al parecer terminó siendo su perdición.

Los cadáveres de los dos amigos fueron descubiertos ayer al mediodía por el hermano de uno de ellos, que le había llamado por teléfono varias veces y decidió acudir a la furgoneta ante la falta de respuesta. Una vez allí, se topó con el pastel. Los servicios de emergencias únicamente pudieron confirmar la muerte y hacer una primera valoración, que apuntaba a que la causa del fallecimiento había sido algún tipo de mala combustión de la estufa, que habría provocado un escape de gas que resultó mortal para los dos indigentes que hicieron de la furgoneta su único hogar. Eran los únicos españoles de lo que se ha convertido en un verdadero campamento de 'coches casa', en el que predominan los ciudadanos de origen rumano.

Según informa EFE, los servicios sociales del Ayuntamiento de Madrid eran conscientes de que Francisco Antonio vivía en la indigencia. De hecho, le habían ayudado a reclamar la Renta Mínima de Inserción a la Comunidad de Madrid, que aún estaba en tramitación. Mientras llegaba la ayuda, el consistorio le ofreció inscribirse en la red municipal de atención a personas sin hogar, pero el hombre rechazó la invitación.

Los indigentes que pernoctan en sus vehículos en el descampado son conocidos por los vecinos y comerciantes de la zona. La dueña de un bar, sin embargo, asegura que los dos fallecidos no debían llevar mucho tiempo en el solar, dado que ella pasa todos los días por ahí y no los había visto. En el mismo sentido se expresa uno de los rumanos que han hecho del descampado su hogar. Este, de apenas 20 años, asegura que los dos muertos no debían llevar más de tres o cuatro días instalados.

Los vecinos comentan que el Ayuntamiento de Madrid les ha pedido opinión antes de decidir qué hacer con el solar, y que ellos están en estos momentos expresando su parecer. Recuerdan que la extensión de descampado era mayor antes de que comenzaran unas obras que han vallado gran parte de la zona. Esta construcción, explican, ha provocado que todos los indigentes se concentren en la pequeña parcela en la que se han encontrado los cadáveres de Francisco Antonio y de Miguel Ángel.

Los vecinos se quejan habitualmente ante la Policía Municipal de Madrid por los problemas de convivencia que generan los sin techo, vinculados generalmente con el exceso de ruido o con la acumulación de basura. Fuentes del cuerpo aseguran que, durante los últimos meses, han abierto ya cinco expedientes relacionados con estas protestas vecinales, que han conllevado la creación de un servicio extraordinario de limpieza en la zona o de alguna otra actuación tanto policial como de los servicios sociales del ayuntamiento. Tras las quejas, la Policía Municipal también se dedica a inspeccionar los vehículos y a mediar con los indigentes para que estos utilicen las ayudas públicas que están a su disposición, ya que no pueden obligarles a abandonar la zona.

Los cuerpos de ambos —empadronados en los distritos de Fuencarral, el primero, y Pozuelo, el segundo— ingresaron ayer alrededor de las 17:00 en el Instituto Anatómico Forense, con el fin de que los especialistas les hicieran la autopsia y determinaran la causa del fallecimiento de forma oficial, aunque todo indica que fue la inhalación de gas lo que provocó que ambos perdieran la vida, quizá mientras dormían. El Grupo VI de Homicidios de la Policía Nacional no vio sobre el terreno pista alguna que indicara la existencia de una muerte violenta, aunque ninguno de estos extremos es descartado hasta que se conozca el resultado de la autopsia.

Francisco Antonio M. J. tenía 51 años y dormía en una furgoneta que había aparcado hace apenas unos días en un descampado del madrileño Barrio del Pilar, justo en la intersección de las calles Monforte de Lemos y Ganapanes. El vehículo era suyo y últimamente permitía a Miguel Ángel S. M., que apenas tenía un año más que él, pernoctar junto a él en el improvisado colchón que habían tendido en el suelo. Ambos se calentaban con una estufa de gas butano antigua, de las que tienen el tamaño de la propia bombona, que al parecer terminó siendo su perdición.

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