Madrid se enfrenta a una multa porque sus vertederos no tratan el 40% de la basura
En 2014 los cuatro vertederos de la región, Valdemingómez, Alcalá, Pinto y Colmenar Viejo, no reciclaron un millón de toneladas de residuos. Hay otro problema: en 2018 estarán llenos
Los cuatro vertederos que hay en Madrid (Valdemingómez, Alcalá de Henares, Pinto y Colmenar Viejo) recibieron en los años 2013 y 2014 (últimos datos oficiales disponibles) 1.980.355 toneladas de residuos urbanos sin tratar, lo que supone que el 40% de la basura que entró en estos cuatro depósitos no estaba reciclada. PSOE, Podemos y Ecologistas en Acción lo califican de "ilegal" e "inaceptable" y aventuran que puede acarrear graves consecuencias en forma de multa económica por parte de la Unión Europea. Hay otro problema de fondo. Tres de los cuatro vertederos se pueden colapsar a corto plazo, entre 2018 y 2019, por lo que hay que buscar soluciones "más modernas que un vertedero, que estos queden reducidos a la mínima expresión, y a cambio tengamos instalaciones que permitan avanzar en la recuperación de un residuo para convertirlo en un recurso", explica Mariano González, director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.
Las cifras no engañan. Aunque en época de crisis económica la población suele generar menos basura, los madrileños producimos al año en torno a tres millones de toneladas de residuos urbanos, de los que el 75% son orgánicos. En Madrid, el Gobierno regional se encarga de tratar los residuos domésticos de localidades de menos de 5.000 habitantes. El resto de municipios se organiza en mancomunidades. Madrid capital, por su parte, gestiona los residuos que produce en el Parque Tecnológico de Valdemingómez, que recibe, además, la basura procedente de Arganda del Rey.
En Madrid hay ocho estaciones de transferencia, donde se reúne la basura como paso previo a las plantas de tratamiento y vertederos
En toda la región hay ocho estaciones de transferencia, donde los municipios reúnen sus basuras antes de enviarlas a las seis plantas de clasificación (donde van los envases, plásticos, vidrios, papel, cartones, acero y aluminio), las cuatro plantas de compostaje y biometanización (donde se produce compost o biogás) o los cuatro verterderos (donde van los residuos urbanos procedentes de los hogares, los comercios y las empresas, y la limpieza viaria de las calles). Es en este último punto de la cadena donde surgen los problemas.
El diputado Alejandro Sánchez Pérez, de Podemos, cree que las cifras son inaceptables: "Pongamos como ejemplo el año 2013. Madrid produjo 2,7 millones de toneladas de residuos urbanos, de las que terminaron en vertedero 1,9 millones, o sea, más del 70%. De esta última cantidad, 980.000 toneladas, el 51%, no fueron sometidas a tratamiento. Por otro lado, suponiendo que se incineran alrededor de 250.000 toneladas, la mayor parte en Valdemingómez y algo en Morata, pues recuperamos algo más de 500.000 toneladas, entre lo quemado y lo que se recicla de plástico y otras materias primas, lo que se composta y el biogás que se produce. Lo dicho, una cifra inaceptable".
Pocos avances en una década
En 2014, en el vertedero de Pinto entraron 490.449 toneladas sin tratar; en Colmenar Viejo fueron 234.515 toneladas; en Alcaldá de Henares, 203.469, y en Valdemingómez, otras 71.922. En total, 1.000.355 toneladas, según una reciente respuesta parlamentaria. Para Carlos Arribas, de Ecologistas en Acción, "a la espera de los datos oficiales de 2014, se debió generar en la región unos 2,6 millones de toneladas de residuos urbanos, y la basura no tratada es de un millón de toneladas, un 40%. Es una barbaridad y es ilegal. Según el Plan Regional de Residuos 2006-2016, se llevaba a vertedero sin ningún tratamiento el 90% de la basura en 2005, y ahora es el 40%. Algo ha mejorado la situación, aunque sigue siendo pésima. Sobre todo teniendo en cuenta que con la crisis ha disminuido la cantidad de basura generada por persona".
Sánchez Pérez, de Podemos, asegura que, al menos en Valdemingómez, "casi toda la basura pasa por las plantas de tratamiento, y ahí se intenta separar el máximo de materiales reciclables, pero hay que mejorar muchísimo los procesos, pues todavía son ineficientes, y sobre todo empezar cuanto antes la separación en origen de la materia orgánica, que supone un 40% de la basura doméstica: separar al máximo la fracción orgánica para su compostaje y recuperar el máximo de materiales de la 'fracción resto' [pañales, colillas, productos de aseo, bolsas de aspiradora...]. En las mancomunidades, la gran parte de la basura no pasa por la planta de separación porque, o no hay o bien las que hay no dan abasto".
Para Rafael Gomez Montoya, diputado socialista, el millón de toneladas que entran en los vertederos sin tratar “suponen un incumplimiento flagrante de lo que nos dicta la Unión Europea y traerá consecuencias a modo de multas. Sin duda el Gobierno regional, en manos del PP, ni ha tenido ni tiene estrategia de residuos ya que no ha invertido en instrumentos de tratamiento de los residuos. Además derivó la responsabilidad a los municipios sin negociación previa y estos heredaron deuda, infraestructuras obsoletas y vertederos casi colmatados, pero nunca infraestructuras de tratamiento".
Las primeras multas
El pasado 25 de febrero, el Tribunal de Justicia Europeo condenó a España por no cumplir los requisitos de la Directiva 1999/31/CE que regula el vertido de los residuos. Bruselas ha identificado 30 vertederos en toda España (ninguno en Madrid) que ya habían sido previamente apercibidos para que fueran sellados y clausurados, en algunos casos, o para que pusieran en marcha un programa de medidas para su acondicionamiento, ya que no cumplían los requisitos de funcionamiento. Al hilo de esta sentencia, la Comisión Europea puede proponer al tribunal que imponga sanciones económicas. En diciembre de 2014, Europa ya impuso a Italia una sanción de 42 millones de euros porque 198 vertederos no se ajustaban a las exigencias de la directiva. Nada que ver con lo que pasa en Madrid, de momento. Ecologistas en Acción, no obstante, cree que no tratar los residuos incumple la Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, que traspone la directiva europea y que conlleva sanciones que pueden llegar a los 1,7 millones por infracción.
En diciembre de 2014, Europa impuso a Italia una sanción de 42 millones porque 198 vertederos no se ajustaban a las exigencias de la directiva europea
Mariano González, director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, explica que esta sanción se ha producido porque esos vertederos no cumplen la normativa europea. "Los que tenemos en Madrid cumplen la ley pero tienen otro problema: una vida útil limitada". El de Alcalá de Henares fue inaugurado en 1984, el de Colmenar Viejo en 1985 y el de Pinto en 1986. El de Alcalá se está quedando sin espacio. Selló ya su cuarto vaso y ahora utiliza el último, el quinto. La solución más inminente es poner en marcha otro vertedero en Loeches, que tendrá que cumplir con los requisitos que exige Europa, lo que conlleva una fuerte inversión, y que se resumen en dejar de tener vertidos al aire libre, que el 40% del material sea reciclado y el 60% restante convertido en áridos.
Está previsto que Alcalá se llene en el primer trimestre de 2018. "Las alternativas no tienen que ser hacer un vertedero más, sino ir avanzando hacia los objetivos que fija la UE. Hemos planteado en Loeches una planta de tratamiento mecánico biológico que va a evitar que el 50% de lo que ahora entra en Alcalá termine en otro vertedero. Hay que aproximarse al vertido cero, algo que requiere un proceso de transición", señala González.
Sensibilización de la población
La Comunidad habla de nuevos enfoques y de sensibilización de la población: "Tenemos que trabajar para evitar que se sigan depositando tantos residuos biodegradables en los vertederos". El objetivo era que en 2016 entrara en ellos un 35% menos de lo que se depositaba en 1995, "pero no hemos llegado", señala González. Los nuevos objetivos de la Unión Europea exigen alcanzar un 50% de reutilización y reciclado en 2020 y un 65% en 2030. Algo que hoy parece fuera del alcance de la mayoría de las comunidades autónomas y municipios de nuestro país.
Los vertederos de Pinto y Colmenar Viejo también tienen una vida útil limitada, y las mancomunidades deben buscar alternativas. El que más margen tiene es el de Valdemingómez, porque tiene incineradora donde quema unas 300.000 toneladas al año. "Hay que incorporar la recogida selectiva en el domicilio. La sociedad no está preparada, hay que explicarlo poco a poco, en las grandes superficies comerciales, en los restaurantes. Los vertederos no deben desaparecer definitivamente, sino que se deben reducir a la mínima expresión porque siempre se puede escapar algo en el proceso de selección y reciclado", señala González.
El cambio requiere inversión. "Hay que crear instalaciones más modernas que un vertedero, como es Loeches, donde habrá una planta de tratamiento mecánico biológico que permita avanzar en la recuperación de un residuo para convertirlo en un recurso. Esta es la línea que nos fija Bruselas. Las inversiones deben hacerlas las mancomunidades y buscar colaboración privada. Requerirá inversiones también por parte de la Comunidad que aún no hemos fijado", concluyen desde el Gobierno regional.
Los cuatro vertederos que hay en Madrid (Valdemingómez, Alcalá de Henares, Pinto y Colmenar Viejo) recibieron en los años 2013 y 2014 (últimos datos oficiales disponibles) 1.980.355 toneladas de residuos urbanos sin tratar, lo que supone que el 40% de la basura que entró en estos cuatro depósitos no estaba reciclada. PSOE, Podemos y Ecologistas en Acción lo califican de "ilegal" e "inaceptable" y aventuran que puede acarrear graves consecuencias en forma de multa económica por parte de la Unión Europea. Hay otro problema de fondo. Tres de los cuatro vertederos se pueden colapsar a corto plazo, entre 2018 y 2019, por lo que hay que buscar soluciones "más modernas que un vertedero, que estos queden reducidos a la mínima expresión, y a cambio tengamos instalaciones que permitan avanzar en la recuperación de un residuo para convertirlo en un recurso", explica Mariano González, director general de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid.