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Las bandas latinas madrileñas, una 'caricatura' de las 'auténticas'
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Las bandas latinas madrileñas, una 'caricatura' de las 'auténticas'

En América, secuestran, extorsionan, asesinan, dominan el tráfico de drogas y de armas; aquí, únicamente se pelean entre ellas y solo cuando se encuentran por casualidad

Las bandas latinas que operan en Madrid son apenas una caricatura de lo que estas organizaciones representan en América Latina. Allí secuestran, extorsionan, asesinan, dominan el narcotráfico, la prostitución o el comercio ilegal de armas. Aquí, si acaso, únicamente consumen drogas y se pelean entre ellos. Así lo explican a El confidencial fuentes policiales especializadas en combatir a estas pandillas.

Las organizaciones latinas asentadas en la capital de España imitan, eso sí, el modo de vestir, los símbolos y las costumbres internas de sus bandas matrices. Pero poco más. Tan solo el temor que en sus países de origen generan éstas últimas entre la población civil, sin embargo, es suficiente para crear un clima de miedo entre la población. "Provocan una inseguridad subjetiva", aseguran las fuentes consultadas, que aclaran que en el 99% de los conflictos relacionados con estos radicales se quedan al margen los ciudadanos de a pie.

El pasado fin de semana, de hecho, el menor que perdió la vida en una reyerta callejera entre miembros de los Dominican Don't Play (DDP) y de los Trinitarios pertenecía a este último grupo, la banda latina que actualmente cuenta con más simpatizantes en Madrid. En concreto, la Policía calcula que en la Comunidad de Madrid hay alrededor de 80 'trinitarios', otros tantos 'ñetas', unos 70 componentes de los DDP y entre 30 y 40 miembros de los Latin King.

Los investigadores añaden que, aunque solo practican la violencia contra los grupos rivales, casi nunca quedan para pegarse. Solo se enfrentan cuando se encuentran fortuitamente por la calle, como ocurrió el pasado sábado en la Puerta del Sol. Un pequeño grupo de cuatro o cinco 'trinitarios' se topó por casualidad en el metro con una veintena de miembros de los DDP. Al verse en superioridad, estos últimos no dudaron en atacar. Los rivales tampoco vacilaron en sacar sus armas para defenderse.

"No buscan el asesinato de manera premeditada", explican las fuentes consultadas, que añaden que lo que ocurre es que sus enfrentamientos son muy violentos y, por lo tanto, existe el riesgo de que en ese contexto alguien muera a consecuencia, generalmente, de un apuñalamiento. No en vano las armas blancas son las más utilizadas por estas organizaciones en España. En los numerosos registros que la Policía ha practicado en los últimos años, ha encontrado cuchillos largos, bolomachetes, pinchos, hachas o navajas mariposas. Aunque también otras herramientas poco sofisticadas pero letales, como bates de béisbol o barras de hierro.

800 violentos en 2006

En muy pocas ocasiones han sido intervenidas armas de fuego y, cuando la Policía se ha incautado de algunas, normalmente eran pistolas de fogueo manipuladas para disparar balas reales. Contadas veces ha interceptado pistolas reales a los miembros de estas organizaciones, que en España como en América surgen fundamentalmente en núcleos urbanos.

Las bandas latinas adquirieron notoriedad en Madrid a partir del año 2000, pero no fue hasta cuatro años después cuando el Ministerio del Interior no vio la necesidad de crear un departamento especializado en la investigación de estas organizaciones. Fue precisamente poco antes de que pusieran sobre la mesa el primer muerto, en noviembre de 2004. La Policía comenzó a formarse entonces en la lucha contra estas tramas, pero la inercia que llevaban desde su implantación no podía cortarse de un día para otro. En 2006, las bandas latinas llegaron a su punto álgido en la capital de España.

Ese año, Madrid contaba con más de 800 miembros de las diferentes organizaciones latinoamericanas violentas. Desde entonces, y gracias al trabajo cada vez más especializado de la Policía, la cifra ha ido disminuyendo. Hoy apenas llega a 300 el número de individuos que pertenecen a estas bandas violentas. También ha influido en este notable descenso la concienciación de la judicatura.

Los jueces fueron poco a poco imputándoles los delitos de asociación ilícita, primero, y de organización criminal, después, lo que provocaba que aquellos que eran detenidos luego pasaran un buen puñado de años entre rejas. Esto último también provocó un efecto ejemplarizante entre el resto de componentes que seguían dentro de las bandas.

Todos los asesinatos resueltos

Desde 2004, cuando se produjo el primer muerto, de hecho, apenas ha habido una decena de asesinatos, todos resueltos por la Policía, cuyas pruebas sirvieron también para que en los diez casos los autores fueran condenados por la justicia. El undécimo asesinato -el que tuvo lugar el pasado sábado- aún no ha sido aclarado, pero lo será, sentencian las fuentes policiales consultadas, que recuerdan que hay que tener la cabeza fría para investigar y que se están dando los pasos en la correcta dirección para determinar quién clavó el puñal al chico de 15 años que perdió la vida en la Puerta del Sol.

Las bandas latinas, continúan las mismas fuentes, surgieron en Madrid de forma espontánea. "No había una estrategia predeterminada de las organizaciones de origen para extender sus garras hasta España", explican. Nacieron como consecuencia del movimiento migratorio de principios de la pasada década, que atrajo a miles de ciudadanos de Ecuador o la República Dominicana, entre otros países, a Madrid con el fin de buscarse la vida y trabajar. Estos primeros invitados luego trajeron a sus hijos, aleccionados desde la escuela en las formas de los Trinitarios, los DDP, los Ñetas o los Latin King.

Fueron estos últimos, de hecho, quienes fundaron aquí el movimiento y, con las salvedades descritas y mucho menos poder que en sus países de origen, pusieron en marcha las bandas latinas. Utilizaron sus símbolos, imitaron su estructura interna, emplearon su jerga y comenzaron a hacerse fuertes. Extendieron sus tentáculos en las escuelas para captar nuevos adeptos, a los que sometían a violentas palizas que consideraban necesarias para fidelizarles.

También aquí la labor preventiva de la Policía mediante charlas en los colegios así como el hecho de que los que comenzaron ya se han hecho mayores y no han tenido seguidores ha sido fundamental. Hoy los pandilleros tienen entre 18 y 20 años, visten con apariencia de raperos, sin tatuajes y se muestran muy visibles en las redes sociales. A través de ellas, de hecho, canalizan en muchas ocasiones su odio a la banda rival, lo que les sirve como válvula de escape de una violencia contenida que la mayor parte de las veces no se materializa.

Las chicas están con un 'trinitario'

Ladradores, por lo tanto, pero poco mordedores, estos radicales son siempre hombres. "La mujer no pinta nada en las bandas, que siempre son hipermachistas", explican las fuentes consultadas, que recuerdan que una vez la Policía sí detectó una especie de capítulo femenino de una de estas organizaciones, pero que en este momento no queda nada de aquello. "Las chicas no son 'trinitarias', están con un 'trinitario', pero no pertenecen a la banda", aclaran.

Sí son, sin embargo, el origen de numerosos conflictos entre organizaciones diferentes, sobre todo cuando una mujer pasa de ser novia de un miembro de un grupo a serlo de otro del rival. "Pasan de un 'trinitario' a un 'ddp', por ejemplo, y eso genera problemas", relatan las mismas fuentes.

Durante los últimos años, además, las bandas han ido trasladando sus zonas de influencia. Aunque las cuatro principales tienen 'capítulos' o 'coros' (delegaciones) en numerosos municipios de la Comunidad de Madrid, lo cierto es que al principio se concentraban sobre todo en barrios de la capital como Carabanchel, Vallecas o Usera y que ahora se han ido a vivir más a las localidades del cinturón de la capital. Eso no quita para que puedan enfrentarse entre ellas en cualquier punto de la región, ya que se mueven habitualmente en metro.

Las bandas latinas que operan en Madrid son apenas una caricatura de lo que estas organizaciones representan en América Latina. Allí secuestran, extorsionan, asesinan, dominan el narcotráfico, la prostitución o el comercio ilegal de armas. Aquí, si acaso, únicamente consumen drogas y se pelean entre ellos. Así lo explican a El confidencial fuentes policiales especializadas en combatir a estas pandillas.

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