De subordinada a directora de Emergencias: el 'chollo' de pertenecer al tribunal policial

Las últimas oposiciones a jefes de la Policía Municipal de Madrid vuelven a dar que hablar. El tribunal que calificó a la segunda promoción de subinspectores de la corporación, la máxima categoría reconocida del cuerpo con plazas sacadas a concurso, estaba vinculado con el funcionario que obtuvo la máxima nota, Pablo Enrique Rodríguez Pérez, quien hasta el pasado 14 de enero ocupaba el cargo de director general de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid.

En concreto, una de las vocales suplentes del tribunal, Virginia Torres Lirola, trabajó como asesora de Rodríguez Pérez entre septiembre de 2015 y febrero de 2016 en la Dirección General de Emergencias. Torres Lirola, que estaba anteriormente incardinada en la Agencia de Gestión de Licencias de Actividades (AGLA) del Ayuntamiento de Madrid, pasó a ser subordinada de Rodríguez Pérez el pasado septiembre, pocos días después de que lo hiciera su jefa, Lola Morera, que fue nombrada consejera general técnica del director general de Emergencias.

Tras formar parte del tribunal que aupó a Rodríguez Pérez al número uno de la oposición y ser su subordinada, Torres Lirola le sustituyó en el cargo de director general de Emergencias el pasado 4 de febrero. El máximo responsable de Emergencias del consistorio madrileño había abandonado su puesto para incorporarse al curso que deben hacer todos los que aprueban la oposición.

Tras formar parte del tribunal que aupó a Rodríguez Pérez al número uno de la oposición, Torres Lirola le relevó en el cargo de director general de Emergencias

Fuentes municipales aseguran que la nueva directora general de Emergencias pudo incurrir en una incompatibilidad al ser asesora de una de las personas que se presentaba a la oposición, estando esta última todavía viva, ya que aún hoy están los aprobados realizando el curso. No en vano, el apartado E del artículo 28 de la Ley 30/1992 de 26 de noviembre de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas señala como uno de los motivos para abstenerse en un proceso el "tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada directamente en el asunto o haberle prestado en los dos últimos años servicios profesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o lugar".

Esta polémica, sin embargo, no ha sido la única que ha trascendido en torno a la mencionada oposición de ascenso a subinspector, que también aprobó quien fuera jefe de la Policía Municipal hasta el pasado enero, Francisco Caletrio. Un año antes de que cesara Caletrio, se produjo un hecho que no había sucedido hasta el momento en la historia del ayuntamiento. Todos los aspirantes que se presentaron a la oposición superaron el test psicotécnico, primera de las purebas que componían el concurso y en la que hasta entonces era habitual que el porcentaje de suspensos se situara por encima del 30%.

Un año antes de que cesara Caletrio, todos los que se presentaron a la oposición superaron el psicotécnico

Varios mandos de la Policía Municipal, de hecho, incluso amagaron con interponer una querella contra el tribunal que dirigía las oposiciones al entender que el consistorio estaba prevaricando en el proceso por tratar de acelerarlo con el fin de que los que se presentaban, entre ellos Caletrio, tuvieran la misma antigüedad que los que habían logrado la plaza pocos meses antes. Estos últimos atravesaron un proceso mucho más lento, que se alargó incluso más de 20 años. Los mandos mencionados, sin embargo, finalmente desistieron de su intención, dado que el ayuntamiento también concluyó la primera oposición sin esperar a la segunda.

En la primera oposición, el exjefe de la Policía Municipal, Emilio Monteagudo, sacó el número uno. Tras él, también aprobaron José Luis Morcillo, Teodoro Pérez -actual jefe de la corporación-, José María Vadivia y Fernando Martín, únicos cinco funcionarios con la categoría de subinspector en propiedad por el momento, hasta que terminen el curso los otros 12 que aprobaron la segunda oposición.