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Podemos vuelve a la calle para movilizar a sus bases en la campaña electoral
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recompone relaciones con colectivos sociales

Podemos vuelve a la calle para movilizar a sus bases en la campaña electoral

El descenso de las expectativas electorales y la desmovilización de las bases, como quedó patente en las primarias de Ahora Madrid a las juntas de distrito, obliga a reformular la estrategia

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, acompañado de su círculo cercano durante la valoración de resultados del 27-S. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, acompañado de su círculo cercano durante la valoración de resultados del 27-S. (EFE)

Reengancharse a la calle, apoyar las propuestas de los movimientos sociales y estudiar su encaje programático, endurecer el discurso y, en suma, remar hacia la recuperación de las esencias con las que Podemos irrumpió eficazmente en la arena política. El giro de timón para recuperar puestos en la carrera electoral hacia La Moncloa, compensando así su retrasada posición en la parrilla de salida tras el fracaso del 27-S, se iniciará sin demora ni medias tintas.

La agenda de movilizaciones se inauguró esta misma semana con la implicación de Podemos en las EuroMarchas. Paralelamente, Juan Carlos Monedero ha regresado a la escena, mano a mano con el secretario de Organización del partido y hombre clave de Pablo Iglesias en Andalucía, Sergio Pascual. Un importante gesto que lanza un mensaje de acercamiento a las bases, cada vez más desmovilizadas.

Las EuroMarchas, una movilización impulsada por organizaciones sindicales como CGT o SAT, el 15-M o las Marchas de la Dignidad (22-M) que ya recibieron el apoyo del alcalde de Podemos en Cádiz, José María González 'Kichi', a su paso por la ciudad, se han visto como una oportunidad para recomponer las relaciones con los movimientos sociales. Como explica Pedro Arrojo, candidato al Congreso incluido en la lista de Pablo Iglesias para las primarias y miembro de la ejecutiva del partido en Aragón, se trata de “un potente proceso de convergencia que está llamado a generar sinergias por encima de siglas y de ideologías partidarias, construyendo un movimiento ciudadano para reivindicar una nueva Europa”.

Las reivindicaciones expuestas por este 'movimiento de movimientos' serán "recogidas de manera clara en las propuestas políticas de Podemos", según avanza Arrojo. Un acercamiento hacia un “proceso ciudadano” que, como añade el físico de la Universidad de Zaragoza, tiene como objetivo "generar conciencia social, pues sin ella es difícil mover las estructuras políticas”.

La “maquinaria de guerra electoral” en la que se convirtió Podemos para afrontar las elecciones generales obligó a prescindir de su carácter más 'movimentístico' y convertirse en un partido al uso. Una transformación que fue acompañada de críticas por parte de sectores de base y cuyo principal punto de inflexión fue la dimisión de Juan Carlos Monedero. Tras su portazo, argumentó que se había perdido la esencia fundacional del partido, “la frescura del 15-M”, por lo que no estaba dispuesto a seguir traicionando sus principios formando parte de la dirección.

El confundador de Podemos había vuelto a insistir en los últimos días en que “Podemos tiene que ir a partir de enero a una refundación" para recuperar su esencia y reconstruir “ese lugar antaño llamado izquierda”. El propio Íñigo Errejón ya advirtió en el contexto de la Universidad de Verano de Podemos de que, después de las elecciones, el partido tiene por delante un proceso de mutación para que la "maquinaria de guerra electoral" pase a ser un "movimiento popular".

​El caso sintomático de Madrid

Con la vuelta de Monedero a los 'escenarios oficiales' de Podemos, se hace un guiño prematuro a esta operación para combinar estas demandas con la maquinaria electoral. Los malos resultados en Cataluña, el descenso de las expectativas electorales y la desmovilización de ciertos sectores de base e incluso ejecutivas municipales, principal recurso del partido para sacar adelante la campaña y lanzar un mensaje de “ilusión” por todo el territorio, han activado las alarmas.

A pequeña escala, pero sintomáticos, son los resultados obtenidos por Podemos en las primarias de Ahora Madrid para las vocalías vecinales en las juntas de distrito de la ciudad. Las listas que presentó Podemos perdieron frente a las de Ganemos en casi todos los distritos en los que no se consensuó una candidatura unitaria. La desmovilización de las bases de Podemos en Madrid quedó patente, a pesar de que desde la ejecutiva municipal se llamó al voto a todos sus afiliados y se distribuyeron las papeletas marcadas con sus candidatos mediante correo electrónico. Los resultados también muestran una cierta sobrerrepresentación orgánica de Podemos en la candidatura unitaria de Ahora Madrid.

El consejo municipal del partido en Madrid, uno de sus principales feudos, no ha tardado en hacer autocrítica y señalar esta problemática a los órganos estatales. La última prueba empírica del suflé de Podemos, que ya había mostrado una tendencia en esta dirección con la baja participación registrada en las primarias para las elecciones generales, en las que votó un escaso 15,7% del censo.

Todos estos indicadores se han sumado al fracaso electoral en Cataluña, provocando una rápida reacción en la formación para recuperar a sus propias bases y público objetivo, cercano a los movimientos sociales, con los que tomar impulso para la campaña electoral. Las dificultades se han acumulado en las últimas semanas y el tiempo para recuperar el vuelo a La Moncloa apremia.

Reengancharse a la calle, apoyar las propuestas de los movimientos sociales y estudiar su encaje programático, endurecer el discurso y, en suma, remar hacia la recuperación de las esencias con las que Podemos irrumpió eficazmente en la arena política. El giro de timón para recuperar puestos en la carrera electoral hacia La Moncloa, compensando así su retrasada posición en la parrilla de salida tras el fracaso del 27-S, se iniciará sin demora ni medias tintas.

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