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Le roba la chequera al cura y se gasta el dinero de los fieles en prostitutas
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LA meretriz devolvió el talón al párroco

Le roba la chequera al cura y se gasta el dinero de los fieles en prostitutas

Una de las meretrices, al ver que le pagaba con un talón de la parroquia, devolvió el montante, lo cual ayudó a localizar al estafador, que sustrajo en total 55.000 euros

Foto: Foto: Reuters
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Vicente se quedó mirando la chequera con ojos de deseo. Cuántas cosas podría hacer con ella, se dijo mientras desfilaban por su cabeza algunas de esas fantasías. Reparó entonces en que el cura no estaba en su despacho ni se le esperaba en los próximos segundos. Tenía tiempo de sobra para sucumbir a la tentación. Era en ese momento o nunca. Un pequeño ángel se levantósobre su hombro derecho para recomendarle que apostara por la honradez y se olvidara de aquel dinero fácil. Pero otro demonio más fuerte le susurróalgunas de las extravagancias que podía llevar a cabo, y eso bastó para inclinar la balanza del lado del mal.

Vicente, que no había hecho nada similar antes, renunció al Cielo a cambio del placer pasajero que le ofrecía la chequera del cura y se abalanzó sobre el montón de talones cual buitre sobre el cadáver del desierto. Se lo metió en el bolsillo y se largó. El talonario contenía 28 cheques referidos a la misma cuenta corriente, la de la parroquia de Santiago y San Juan Bautista, situada en la plaza de Santiago de Madrid.

Una vez a salvo de cualquier sospecha, se sentó y puso su tesoro sobre la mesa. Lomiró fijamente ylo abriópor la primera página. Agarró un bolígrafo y rellenó uno por uno todos los conceptos. Para terminar, imitó la firma del sacerdote y, en el hueco de la cantidad, puso el importe que le apeteció en ese momento:1.200 euros.

A continuación, abrió el segundo talón. Repitió la operación. Luego hizo lo mismo con el tercer cheque. En el cuarto, se atrevió con un poco más de dinero: 2.000 euros. En el quinto, volvió a los 1.200. En el sexto, recuperó los 2.000. A partir de ahí, fue subiendo: 2.400, 2.600, 2.800, 3.000, 3.600 euros. Los importes iban fluctuando con el fin de no mosquear al banco en el que posteriormente cobraría la pasta.

En total, Vicente sacó 55.200 euros de la sucursal del banco Santander en la que reposaba la cuenta de la parroquia. Retiró el dinero en diferentesvisitas, no de golpe, para evitar levantar sospechas. A veces acudía solo y otras acompañado de personas que no han podido ser identificadas.

Tras embolsarse el cheque, solía fundirse la plata con rapidez. De hecho, según determina la sentencia de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Madrid, la Policía apenas ha podido recuperar 4.000 de los más de 55.000 euros estafados al cura por Vicente.

Se trata justamente de la misma cantidad que abonó el ladrón a una prostituta por los servicios prestados. La chica, al recibir el talón a nombre de la parroquia, decidió devolverlo, lo que sirvió para que la Policía atrapara al timador, que no tuvo más remedio que admitir los hechos.

La resolución –fallada por el tribunal tras acuerdo de conformidad de ambas partes– condenó el pasado 11 de diciembre a Vicente N. R. a dos años de cárcel (seis meses por falsedad documental y el resto por un delito continuado de estafa). Además, el defraudador debe abonar 2.500 euros en concepto de multa y asumir las costas procesales.

Esta pena no repara el daño causado a las arcas parroquiales, que sin embargo sí se reservan las acciones judiciales por vía civil con el fin de tratar de recuperar los más de 50.000 euros perdidos por Vicente en sus caprichos o necesidades personales.

Vicente se quedó mirando la chequera con ojos de deseo. Cuántas cosas podría hacer con ella, se dijo mientras desfilaban por su cabeza algunas de esas fantasías. Reparó entonces en que el cura no estaba en su despacho ni se le esperaba en los próximos segundos. Tenía tiempo de sobra para sucumbir a la tentación. Era en ese momento o nunca. Un pequeño ángel se levantósobre su hombro derecho para recomendarle que apostara por la honradez y se olvidara de aquel dinero fácil. Pero otro demonio más fuerte le susurróalgunas de las extravagancias que podía llevar a cabo, y eso bastó para inclinar la balanza del lado del mal.

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