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Génova se resiste a la 'opción Aguirre' por 'la espantada' de 2012 y la fuga de Gran Vía
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el pp espera que Rajoy decida este mes

Génova se resiste a la 'opción Aguirre' por 'la espantada' de 2012 y la fuga de Gran Vía

A la espera de que Rajoy decida a quién pone al frente de la candidatura a la alcaldía de Madrid, en la dirección del PP no se resignan a las aspiraciones de Aguirre

Foto: Esperanza Aguirre, antes de la rueda de prensa en la que se ofreció para liderar la lista de Madrid. (Efe)
Esperanza Aguirre, antes de la rueda de prensa en la que se ofreció para liderar la lista de Madrid. (Efe)

A la espera de que Mariano Rajoy decida a quién pone al frente de la candidatura a la alcaldía de Madrid, en la dirección del PP no se resignan a las aspiraciones de Esperanza Aguirre. Reconocen que las encuestas no van a determinar nada y recuerdan lo poco que le afectan a su jefe las presiones internas, tampoco las de la lideresa. Y menos cuando está sin despejar una incógnita fundamental: si la presidenta del partido en Madrid incurrió en delito en el episodio de su fuga ante los agentes de movilidad en la Gran Vía.

Por una vez, y para el caso de las listas de Madrid, los tiempos de Rajoy y su silencio confortan a los dirigentes del aparato del partido. No les gusta el empeño de Aguirre en proclamarse aspirante ni entienden que el comité electoral tenga que adelantar las listas de Madrid hasta saber si la Operación Púnica tiene nuevos capítulos y, sobre todo, si la expresidenta de la Comunidad se libra o no de los tribunales.

En fuentes del PP insisten en que concluidas en noviembre todas las diligencias, la decisión del juez sobre las posibles responsabilidades penales de Aguirre tiene que ser inminente. Después de las vacaciones de Navidad, la dirección nacional del partido no retoma su actividad plena hasta el día 12, fecha en la que Rajoy reunirá al comité ejecutivo.

El presidente del Gobierno tiene la semana previa ocupada en tareas del Ejecutivo: Pascua Militar el día 6, visita a Andorra después y primer Consejo de Ministros del año el 9. La primera fecha en que puede chirriar el hecho de seguir sin candidatos en Madrid sería el día 23 de enero, cuando se celebra la Convención Nacional del partido, precisamente en Madrid.

Entre las dos fechas de las reuniones del partido (del 12 al 23) es donde se concentra la expectación interna por si Rajoy se anima a designar a los candidatos para la capital y la Comunidad. Se da por hecho que para esos días Aguirre habrá despejado su horizonte judicial. Rajoy tiene aún más plazo oficial porque las listas no se aprobarán hasta febrero, según sus propias indicaciones.

La lideresa presiona, Rajoy calla

“Que Aguirre se iba a ofrecer para la alcaldía, ya lo sabíamos; ahora ha oído campanas de que el momento se aproxima y lo hace público para presionar”. Esa fue la reacción en medios de la dirección del PP cuando la expresidenta de la Comunidad aprovechó el parón navideño y la lotería para afirmar que había comunicado a Rajoy que estaba dispuesta a volver a la primera línea de la política.

Como nunca dejó esa primera línea, aunque sí la gestión institucional (“a la hora de los recortes” como recuerdan en Génova), se reproduce en el partido el debate sobre la maniobra de la lideresa: si quiere quedar bien ante los suyos o dejar en evidencia a Rajoy y sus tiempos ante todo.

En la dirección del PP insisten en recordar la “espantada” que Aguirre protagonizó en septiembre de 2012 al dejar el cargo de presidenta autonómica en la etapa más dura de ajustes en la Comunidad y en el Gobierno central. Adujo entonces motivos personales para irse y ahora se vuelve a poner al servicio del partido sin más explicaciones y para optar a otro puesto, la alcaldía que dejó Alberto Ruiz-Gallardón en diciembre de 2011 para ser ministro.

El episodio de la fuga ante los agentes de movilidad y la Operación Púnica que llevó a la cárcel al antiguo hombre de confianza de Aguirre Francisco Granados han cambiado la doctrina oficial de Génova sobre la candidatura de la lideresa a la alcaldía. De la repetida frase de “Rajoy pondrá a quién mejor garantice el triunfo, aunque sea Aguirre”, se ha pasado a la de “hay banquillo”.

El propio presidente del Gobierno contestaba en los corrillos de la copa de Navidad que ofreció en La Moncloa que pondrá al frente de la lista a “alguien que gane”; y al mismo tiempo reconocía que él no toma las decisiones “por lo que digan las encuestas”.

Los sondeos no aclaran nada: ni con Aguirre ni sin ella

Los sondeos no son claros ni pueden serlo, según reconocen en el PP, porque el nombre de ningún candidato del PP planteado a los ciudadanos ofrece la perspectiva de una mayoría de gobierno clara, y menos absoluta. Tampoco Aguirre, aunque sea la favorita de las bases del PP madrileño. Ruiz-Gallardón alcanzó el 55% de los votos en los comicios de 2007 y el 49,6% en 2011. Hoy la intención de voto al PP, según los sondeos, no pasa del 30% en el conjunto de España.

En el Partido Popular siguen con los mismos nombres para hacer sus quinielas. Rajoy tiene que decidirse entre la candidata más veterana en Madrid (Aguirre) o recurrir al banquillo: Cristina Cifuentes o Lucía Figar.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sería una apuesta de peso y de riesgo para mantener la alcaldía de la capital de España. En La Moncloa no creen que el jefe del Ejecutivo tenga esa tentación que le obligaría a replantearse el funcionamiento de su gabinete. La número dos no quiere ni que le pregunten por ello, pero es quien tiene la mejor imagen y se esmera en cuidarla con el visto bueno de Rajoy.

A la espera de que Mariano Rajoy decida a quién pone al frente de la candidatura a la alcaldía de Madrid, en la dirección del PP no se resignan a las aspiraciones de Esperanza Aguirre. Reconocen que las encuestas no van a determinar nada y recuerdan lo poco que le afectan a su jefe las presiones internas, tampoco las de la lideresa. Y menos cuando está sin despejar una incógnita fundamental: si la presidenta del partido en Madrid incurrió en delito en el episodio de su fuga ante los agentes de movilidad en la Gran Vía.

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