Dos hermanos del autor material del 11M amenazan ahora con "poner una bomba"
Ambos han sido detenidos. La Policía ha encontrado dibujos sobre inmolación en su casa. Un tercer hermano de 'El Chino' continúa en busca y captura
La tensión yihadista es latente debido a las conexiones que existen entre ciudadanos afincados en España y miembros del Estado Islámico. Las fuerzas de seguridad lo saben y se mantienen atentas. La sociedad, además, sigue siendo muy sensible a cualquier suceso que recuerde desagradables episodios de la historia reciente del país. Sin ir más lejos, las amenazas de un perturbado con chilaba en Atocha del pasado viernes provocaron el desalojo del tren, paralizaron la circulación ferroviaria y activaron la denominada Circular 50, que establece los protocolos destinados a coordinar a todos los cuerpos implicados en un posible atentado terrorista.
En este contexto de nerviosismo, la Policía detuvo el pasado 26 de diciembre a dos hermanos de quien fuera el cerebro de los atentados del 11M, Jamal Ahmidan, 'El Chino', que se suicidó 23 días después de hacer estallar las bombas que acabaron con 191 personas en Madrid en 2004. En concreto, se trata de Jabir y Bilal Ahmidan, a los que la Policía acusa de secuestro, amenazas y lesiones a una tercera persona. Durante el registro del domicilio de Bilal, ambos hermanos desafiaron a los agentes.
En concreto, los dos recriminaron a los policías que les habían apresado con expresiones del tipo “os vamos a matar”. Además, les amenazaron con “poner una bomba” en la comisaría de Puente de Vallecas (Madrid), a la que pertenecían los funcionarios que estaban realizando los registros, y con llamar a sus “amigos yihadistas” para que se encargaran de ellos.
La Policía encontró en la vivienda una hoja escrita en árabe en la que se hacía alusión a la yihad islámica y donde aparecía el dibujo de una persona con un cinturón de explosivos y una pistola que portaba la inscripción “Allah bom bom bom”. Además, los agentes se incautaron de diverso material informático, cinco teléfonos móviles, tres pen drive, un conjunto de documentación tanto en castellano como en árabe, una katana y dos pistolas.
Tensión durante el registro policial
La tensión durante el registro de la vivienda era máxima, hasta el punto de que Jabir, que había sido detenido minutos antes que su hermano en la peluquería en la que trabajaba y que estaba arrestado acompañando a la Policía, quiso lanzarse por la ventana. De hecho, llegó a tirarse, pero estaba cerrada y empotró su cabeza contra el cristal al tiempo que gritaba que se dirigía hacia “el camino de Alá”.
Además de los dos hermanos de 'El Chino' detenidos, existe un tercero que se encuentra en busca y captura, el también hermano del suicida de Leganés Adil Ahmidan. Los tres están siendo investigados por la Policía por secuestrar al marroquí A. L. S., que el pasado día de Navidad acudió a la comisaría de Puente de Vallecas para denunciar que se acababa de escapar de una vivienda en la que se encontraba retenido contra su voluntad y donde supuestamente le habían golpeado.
De hecho, presentaba heridas en el cuello y en la cara, lo que motivó que los propios agentes le acompañaran al médico antes de que declarara ante los efectivos de la Policía Judicial. El denunciante contó que los dos hermanos de 'El Chino' le ataron y le acusaron de ser un chivato, le pusieron una pistola en la cabeza, le reclamaron dinero, le amenazaron y le torturaron. Tras varias horas, logró escaparse y huyó hasta llegar a la citada comisaría.
Los tres hermanos de Jamal Ahmidan 'El Chino' no tuvieron ningún tipo de participación conocida en los atentados de Atocha de 2004. Sin embargo, sí fue condenado a 23 años de prisión –que luego el Tribunal Supremo redujo a 13 años– un primo de 'El Chino', Hamid Ahmidan, por pertenencia a banda armada y tráfico de drogas. La Audiencia Nacional determinó que era una “persona de confianza” de 'El Chino' y consideró probado que Hamid “realizaba cuantos actos y servicios” le requería su primo.
'El Chino', considerado jefe de la célula terrorista, se suicidó en Leganés junto a otros seis compañeros de filas el 3 de abril de 2004, tres semanas después del 11-M, después de verse cercados por la Policía, que llegó hasta ellos tras seguir la pista de las tarjetas prepago que utilizaron para llevar a cabo los atentados. La inmolación de los siete de Leganés provocó la muerte de uno de los miembros del Grupo Especial de Operaciones que se disponía a acceder a la vivienda, Francisco Javier Torronteras, que hizo la víctima número 192 de la masacre del 11M.
La tensión yihadista es latente debido a las conexiones que existen entre ciudadanos afincados en España y miembros del Estado Islámico. Las fuerzas de seguridad lo saben y se mantienen atentas. La sociedad, además, sigue siendo muy sensible a cualquier suceso que recuerde desagradables episodios de la historia reciente del país. Sin ir más lejos, las amenazas de un perturbado con chilaba en Atocha del pasado viernes provocaron el desalojo del tren, paralizaron la circulación ferroviaria y activaron la denominada Circular 50, que establece los protocolos destinados a coordinar a todos los cuerpos implicados en un posible atentado terrorista.