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“Me llamó el Rey y le encontré un poco atemorizado por la situación”
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“Me llamó el Rey y le encontré un poco atemorizado por la situación”

GENIO Y FIGURA Tamames (Madrid, 1933), doctor en Derecho y catedrático de Estructura Económica, es miembro del Club de Roma y de la Academia

GENIO Y FIGURA

Tamames (Madrid, 1933), doctor en Derecho y catedrático de Estructura Económica, es miembro del Club de Roma y de la Academia de Ciencias Morales y Políticas; fue diputado (1977-81) y teniente alcalde de Madrid con Tierno Galván. Firmante de la Constitución Española y prolífico escritor, publica Más que unas memorias (RBA), el retrato en color de la España que le ha tocado vivir. Alrededor de su mesa, en el ático madrileño a orillas de la Castellana donde se desarrolla esta conversación, sigue congregando a los mandamases del país.

Solo publican memorias las personas que la han perdido totalmente. Observo con satisfacción que con usted Oscar Wilde yerra el tiro.

Se hace lo que se puede. En las memorias nunca se puede acertar sobre el momento de escribirlas. Algunas veces son prematuras, y otras no se escriben porque se ha pasado el tiempo y se está criando malvas. Yo lo hice hace cinco años y ahora las publico.

Tenía entonces 75 años, la misma edad que tiene el Rey.

Que, por cierto, me llamó en febrero del año pasado y estuve con él antes del accidente de Botswana. Le encontré bien, aunque un poco atemorizado por la situación, y preocupado; pero este hombre tiene siete vidas. Abdicar seria el reconocimiento de un fracaso, y no es para tanto: ha tenido unos tres o cuatro años muy agitados y con muchos errores, pero su reinado ha sido, en general, muy aceptable, y ha sido el primer rey absolutamente constitucional de España.

Usted cumplirá 80. ¿Qué es ser viejo?

No tener ilusiones, no tener inquietudes, haber perdido el interés por las cosas y eso, afortunadamente, no lo siento porque me falta tiempo todos los días para hacer lo que quiero hacer, lo que me proponen hacer. Porque esa es otra: uno puede estar más o menos contento en función de la relación que tenga con los demás. El otro día tuvimos una cena en casa con la familia Lladó. Pepe, que preside Técnicas Reunidas, me decía: “bueno Ramón, tú y yo estamos bien porque hacemos cosas, nos interesa la gente y buscamos el futuro”. Y eso es lo que da un sentimiento anímico de estar vivo y de estar contento con la vida.

¿Y qué pensó en el instante del punto final de sus memorias?

Es que fue un poco obligado porque Carmen, mi mujer, que tú conoces, me decía: “salgo poco; tienes que hacer algo al final sobre la familia”. Y lo acepté de buen grado. Llamé al último capítulo “La Reina de Saba y nuestros descendientes”, porque yo la llamo así. Dice ella que lo hago para ser yo Salomón.

Toda memoria lleva el impulso de una provocación, ¿la suya?

La egolatría. Un día se lo dije a José Luis Gutiérrez, que me preguntó: “oye Ramón, ¿por qué a mí la gente no me trata todo lo bien que yo creo que debería?”. Y me permití decirle: “Porque somos ególatras”. “No, no –dijo José Luis-, lo mío es defensa propia”.

¿Revela algún secreto?

Yo vida secreta no he tenido. Siempre he sido, ya digo, un poco ególatra, osado, a veces intrépido, desvergonzado, y todo lo que se me ocurre lo digo.

¿De otros descubre algo?

Lo que no quiero es tener mala sangre y donde he visto que la había, lo he quitado. Un libro no puede ser un repertorio de venganzas personales.

¿Maneja lista negra?

No. En cambio, estoy en la lista negra de El País desde que el señor Cebrián se hizo con el poder total. Creo que hay una crítica majaderil de mis memorias en ese periódico y me sorprende, porque Cebrián me tiene en esa lista negra desde que tomó posesión del alma de Polanco.

¿Qué le hizo?

Propuse a Polanco un servicio de publicaciones, la posibilidad de que El País tuviera una gran editorial, de que hubiera un foro de grandes conferencias... Y eso le molestó. Y le estoy revelando un secreto, porque cuando Polanco me dijo que ya tenía en mis manos ser director de publicaciones y del foro de El País, este señor lo impidió. Ahora los ha llevado a la ruina, en manos de un fondo buitre, y la familia Polanco no pinta nada y tendrá que vender hasta su alma al diablo para poder seguir adelante.

Apelemos al buen rollito. ¿Qué le queda del comunista que fue?

No he dicho nunca que fuera comunista, sino que era del PCE, que luchaba por la democracia, la reconciliación nacional, que preconizaba una constitución democrática, y cuando ingresamos Pradera, Múgica y yo, entre otros, siempre dijimos que la dictadura del proletariado ya no tenía sentido, que bastantes dictaduras había ya, y que el marxismo-leninismo no era una ciencia como decían los textos sagrados, sino una corriente filosófica más. Por eso, cuando vimos que el PCE no funcionaba, me salí y se salieron.

Y con Carrillo, ¿qué tal?

Bien, gracias... En el libro cuento una merendola que hubo en esta terraza donde le cantamos las verdades del barquero y se fue muy ofendido, aunque no tenía derecho a ello, porque yo le llamaba el urvater, el padre de la tribu. Se lo dije un día en su cara y se molestó mucho, entre otras cosas, creo yo, porque no sabía lo que era un urvateren Antropología, y no es nada malo.

¿Por dónde anda hoy el PCE?

Pero, ¿existe el PCE? Cuando sale este amigo y camarada andaluz, secretario general del Partido Comunista, le digo a Carmen: “mira, el capitán Centella”.

¿Sánchez Gordillo es otra cosa?

El de Marinaleda tiene su gracia, su riesgo, se ríe de la gente, de las autoridades... Yo a éste no le pondría en la picota porque hace lo que puede para mostrar que las reglas de la burguesía no son absolutamente respetables. Lo que no significa que si incumple la ley no tenga que pagar por ello. Lo peor para mí es que se lleve un colchón para dormir debajo de una encina, porque ahí uno se hace una brazada de hierba seca y un lecho de romero y oliva; pero llevarse un colchón... Es cateto y no me gusta.

Que un niño de la guerra y la posguerra escuche que saldremos de ésta le provocará una sonrisa.

Fue muy duro, pero la salida de la guerra era superar la autarquía y eso lo hizo Franco en 1959 con el Plan de Estabilización, con Ullastres al frente. Pero salir de ésta, como dices, es muy difícil, porque es una crisis que no tiene precedentes en España; pero creo que saldremos. A Rajoy le ha tocado como él dice siempre, y que ya no debe decirse nunca, bailar con la más fea, tratando de sacarnos de la herencia terrible de las miserias de ZP, un iluminado rodeado de ineptos, que ha sido el peor Gobierno de España.

En 2011 publicó ¿Cuándo y cómo acabará la crisis? (Turpial). ¿Ve hoy luz en el túnel?

Siempre dije que la crisis terminaría en función de las medidas que se tomaran. En un encuentro con ZP, al final de un acto europeísta en 2009, le propuse que al estar en minoría tenía que emular los Pactos de la Moncloa; pero me dijo: “os equivocáis, somos los que mejor estamos y los que vamos a salir antes de la crisis”.

Sí, pero, ¿ve algún famoso brote?

Son propios de la primavera, cuando se ven por todas partes y tenemos un año muy lluvioso y bonito en España, pero lo importante es darse cuenta de que los mercados tratan mejor a España en la prima de riesgo y los tipos de interés de la deuda; en la calificación de las agencias de rating... Y al DailyTelegraph, que es una desdicha, el periódico más conservador de Inglaterra, no hay que hacerle gran caso porque vive de las leyendas negras. Luego, suben las exportaciones, hay una cierta tendencia a que el paro empiece a tocar fondo...

El empleo es el talón de Aquiles de España.

Yo siempre digo que el mercado de trabajo en España no está bien estudiado, que hay alrededor de 2,5 millones de personas que trabajan y no figuran en las estadísticas, entre ellos yo. Parte del millón de jubilados con más de 70 años que sigue trabajando. Porque yo me he jubilado de la Universidad, pero de lo demás no. Después suma otro millón de sin papeles y otro millón que percibe el seguro de paro o el subsidio de los 400 euros y hace trabajos por ahí.

Se está jugando un escrache...

Va a ser difícil en una novena planta, pero les miraré desde la terraza arborizada.

¿Ve en estos activistas síntomas revolucionarios?

¿Revolución? Esta semana he dado una conferencia sobre Prim, como miembro de la sociedad del bicentenario. Prim es el mayor político del siglo XIX, que quiso apostar definitivamente por la soberanía nacional, y por eso le asesinaron: quería otra España con libertades, con orden y con integridad y quería la monarquía. Su gran error fue proclamar la república. En mi conferencia hablará con el señor Mas, cuya historia de Cataluña está llena de mentiras e imaginaciones, y le dirá: “Arturo estás equivocado, tienes que volver a leer”.

La que liaron con el título VIII de la carta Magna.

El primer estatuto de Cataluña estaba bien hecho, de acuerdo a ese Título, pero luego los gobiernos de minoría han tenido que recurrir a los nacionalistas, cediendo lo que no tenían que haber cedido, y haciendo un Estado enclenque y unas autonomías crecidas en sus aspiraciones. Pero el señor Mas está condenado.

Están sobre la mesa sus Más que memorias. Y le veo de niño en las fotos, con sus padres, sus cuatro hermanos... Profesor, ¿cómo se vive con el suicidio de la madre?

Mi madre era una mujer que tenía fe y además creía en su marido, y cuando le falló a consecuencia de la guerra, las aventuras y el batallar de los hospitales de sangre, ella se desmoronó. Cayó en una profunda depresión, y pese a que nos quería mucho a los hijos, se marchó. Fue una consecuencia más de la guerra que nunca tenía que haber existido. Mi madre es víctima del general Mola y de Largo Caballero, los culpables de la guerra. Mola por la conjura contra la república, y Largo Caballero por creer que era el Lenin español y querer acabar con Azaña, al que consideraba el Kerenski de aquí. Franco fue un actor secundario en el comienzo de la guerra.

Pero usted nunca creyó en la resurrección política de la memoria de aquellos muertos.

La memoria histórica la llamó Zapatero y me pareció el resurgir de las dos Españas. Y yo creo que ya tenemos bastantes complicaciones para buscarnos más, ¿no te parece?

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