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'El Chicha', el reputado piloto militar que nunca dejó de soñar desde su balcón de Tenerife
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'El Chicha', el reputado piloto militar que nunca dejó de soñar desde su balcón de Tenerife

La base aérea de Gando, en Gran Canaria, tiene 20 unidades de los cazas F/A-18. Uno de ellos es pilotado por Manuel A. Rodríguez es un reconocido piloto del Ejército del Aire

Foto: Uno de los F18 de la Base Aérea de Gando, en Canarias. (EFE/Elvira Urquijo A.)
Uno de los F18 de la Base Aérea de Gando, en Canarias. (EFE/Elvira Urquijo A.)

Los cazas son conocidos como la joya de la corona del Ejército del Aire y del Espacio de España. En 1999, el Ejército del Aire compró 24 unidades de los cazas F/A-18 (los que llamamos F18) de segunda mano a la U.S. Navy Estadounidense para abastecer la base aérea de Gando, en Gran Canaria. Actualmente, solo queda una veintena: uno nunca llegó a la Isla; otro cayó al mar de la costa grancanaria en 2003 y dos sufrieron un choque entre sí en 2009 sin lamentar daños personales.

Manuel A. Rodríguez tenía solo 14 años cuando los F18 llegaron a Canarias. Vivía en La Laguna, muy cerca del Aeropuerto Tenerife Norte, aunque después cambió su residencia al municipio norteño de El Sauzal y siempre lo tuvo claro: o médico o piloto. Desde su balcón vio una exhibición de dos F18 frente a la costa del Puerto de la Cruz con motivo de un festival de aeromodelismo y quiso estar ahí. Era el sueño de aquel niño que compraba y recortaba revistas de aviones para decorar las carpetas del colegio. Su interés por saber todo sobre aviones hizo que, poco a poco, se convirtiera en piloto militar.

No había cumplido aún la mayoría de edad cuando puso rumbo a su sueño. "Mi madre me llevó a una academia que había en Santa Cruz de Tenerife para informarme de cómo llegar a ser piloto militar. Allí nos dijeron que era muy complicado, que era una oposición y que había varias academias en la Península que la preparaban. Ella siempre me apoyó, me fui a Madrid tras hacer las pruebas de acceso a la universidad y me preparé, en una academia, los exámenes de oposición", comenta.

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Una aventura en Madrid lejos de su casa que duró dos años. "El primer año me presenté y, aunque pasé todo el proceso, no obtuve plaza", recuerda. Entonces ahí, junto a compañeros que tenían como plan B el Ejército de Tierra o la Guardia Civil, decidió que lo intentaría otra vez o regresaría a Tenerife para estudiar una carrera. "Por fortuna, al segundo año obtuve plaza y, tras otro proceso, conseguí una de las cuatro vacantes del Ejército del Aire para la Escala de Oficiales… La cuarta, en concreto", añade con nostalgia.

Al finalizar el curso, el sueño se hizo realidad: volar un caza. Este capitán no se lo pensó y pasó así al tercer año en la Escuela de Caza y Ataque en Badajoz. Tras ello, "me licencié como alférez en 2008 y salí destinado a Salamanca. Estuve dos años hasta que, en 2010, conseguí una vacante en Gran Canaria, en la Base Aérea de Gando donde sigo actualmente volando aquellos F18 que vi desde el balcón de mi casa", señala. A día de hoy, es Capitán Jefe de Operaciones del 462 Escuadrón ALA46 de la Base Aérea de Gando.

Chicharrero en el Ejército

Lo que jamás pensó este capitán fue que no se le conocería por su nombre, sino por su apodo, hasta tal punto que está plasmado en su casco y lo luce con orgullo en cada vuelo. Chicharrero es el gentilicio de los habitantes de Santa Cruz de Tenerife, surgiendo de manera despectiva en el siglo XX porque estos se dedicaban a la pesca y su alimentación se basaba en uno de los pescados más económicos de aquellos tiempos; el chicharro.

placeholder Manuel Rodríguez pilotando. (Cedida)
Manuel Rodríguez pilotando. (Cedida)

De chicharrero a El Chicha, así se le llama al capitán Rodríguez desde que ingresó en la Academia General del Aire. "Fui el único tinerfeño durante años allí y, en los primeros meses, me llamaban el canario o el canarión, a lo que siempre respondía la diferencia el gentilicio (canarión son los de Gran Canaria) y yo siempre dejaba claro que era de Tenerife y que allí éramos chicharreros, a pesar de no ser de Santa Cruz, pero al final era una forma de asegurar de qué isla", aclara. A día de hoy, ya no es el único tinerfeño en el Ejército y se alegra "que, cada vez más, salgan militares de mi Isla y sean compañeros".

Además, confirma que El Chicha es su "seña de identidad, es el método de identificación y de mostrar orgulloso mis raíces" y, entre risas, añade que "hay personas dentro del Ejército que, probablemente, no sepan cómo me llamo realmente después de bastante tiempo". Un apodo no exento de anécdotas y es que al llegar a Gran Canaria en 2010, Rodríguez alude a "un pique sano de ese famoso pleito insular (entre ambas capitales canarias) que siempre llama la atención en la Base Aérea, por no comentarte el tema futbolístico cada vez que juegan los equipos insulares".

Foto: Robles con el teniente general Francisco Braco en Mando de Operaciones (Alberto Ortega/Europa Press)

"No me lo hubiera creído"

Rodríguez, gracias al apoyo de su familia, a quien considera "su pilar fundamental" consiguió pilotar "uno de esos F18 que veía desde el balcón de mi casa" y anima a todos aquellos que les gusta la aviación militar que "aunque parezca difícil o inalcanzable, con trabajo y esfuerzo se consigue llegar a este trabajo tan bonito como piloto y estar orgulloso de poder colaborar en la defensa de nuestra tierra".

Este capitán reconoce que el camino no ha sido fácil: "Han sido momentos duros, de dudas si lo conseguiría, de mucho estudio, de soledad y todo para conseguir lo que quería, ser piloto del Ejército del Aire y del Espacio y volar llevando siempre a Tenerife por donde merece". Además, echando la vista atrás, asegura que "si le hubieran dicho a aquel niño dónde estaría hoy, en aquel entonces no me lo hubiera creído". Finaliza, como no podía ser menos, añorando su isla tinerfeña porque "fue imposible conseguir una vacante allí", pero en Gran Canaria, lugar donde reside, es feliz con su mujer y sus hijos que, orgullosos, podrán decir que El Chicha es su padre y un niño, como ellos, que soñó con volar y, a día de hoy, lleva un F18 por el cielo español.

Los cazas son conocidos como la joya de la corona del Ejército del Aire y del Espacio de España. En 1999, el Ejército del Aire compró 24 unidades de los cazas F/A-18 (los que llamamos F18) de segunda mano a la U.S. Navy Estadounidense para abastecer la base aérea de Gando, en Gran Canaria. Actualmente, solo queda una veintena: uno nunca llegó a la Isla; otro cayó al mar de la costa grancanaria en 2003 y dos sufrieron un choque entre sí en 2009 sin lamentar daños personales.

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