El giro de España con Marruecos reabre la puerta marítima con Canarias

Marruecos reactiva una ruta marítima con Canarias bajo el manto de las nuevas relaciones con España. Tras 15 años de aislamiento por mar y el costoso viraje de Pedro Sánchez, cosechando antipatías en unas islas mayoritariamente sensibles con la causa saharaui, se dan las condiciones para la reapertura de la línea Fuerteventura-Tarfaya, una conexión interrumpida desde 2008.

El mar separa o une, según sea el estado de la atmósfera política, con Marruecos, país que muestra una profunda experiencia en llaves que cierran y abren puertas territoriales o grifos por los que circula la migración. Ahora, toca estrechar lazos comerciales y logísticos, como así lo describe el nuevo lenguaje diplomático marroquí que ha constatado el Gobierno de Canarias.

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Una delegación del Ejecutivo regional, junto a representantes empresariales, ha viajado al reino alauí para concretar los pormenores de la reapertura. Un encuentro que ha tenido carácter técnico, ya que el compromiso inicial lo obtuvo el presidente canario Ángel Víctor Torres en la visita que realizó el pasado mes de marzo, semanas después de que Sánchez allanara el terreno en la cumbre hispano-marroquí.

El objetivo es volver a poner en marcha una línea de pasajeros y vehículos con el archipiélago. También de mercancías, lo que tendría un impacto económico positivo en la entrada de productos desde Marruecos a Europa y viceversa, según valora Elena Máñez, consejera regional de Economía en funciones.

La localidad de Tarfaya es el punto africano más cercano a Canarias, apenas alcanza los 10.000 habitantes, formó parte del protectorado sur español, puerta del desierto y lugar de partida en 1975 de la Marcha Verde, organizada por el rey Hasán II mientras agonizaba Franco, en la que 350.000 civiles marroquíes ocuparon el Sáhara expulsando a España del territorio.

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También es un área por explotar turísticamente gracias a sus ingredientes exóticos de amplias playas, dunas de arena y su cercanía al parque nacional Khenifiss, un oasis de humedales.

El trayecto entre Fuerteventura y Tarfaya ya estuvo operativo en 2007. En diciembre de ese año, se inauguró una línea marítima regular operada por la compañía canaria Naviera Armas y fue cubierta por el buque Assalama, con capacidad para 400 pasajeros y unos 100 vehículos. Sin embargo, poco duró la conexión.

Meses más tarde, en abril de 2008, el barco sufrió un accidente sin víctimas. El buque encalló tras una colisión a la salida del puerto de Tarfaya, instalaciones que no reunían los requisitos técnicos necesarios para operar con este tipo de naves y que fueron subsanados años más tarde.

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Después de una inversión de 50 millones de euros, el puerto amplió su línea de atraque, creó un área de operaciones comerciales de 10.000 metros cuadrados, una zona de desarrollo industrial y se acometieron trabajos de dragado para mejorar las condiciones de seguridad.

La remodelación finalizó en 2017. A pesar de disponer de un muelle adecuado y de la insistencia de Canarias en retomar la ruta, es ahora cuando se dan las circunstancias favorables. Esa fue la conclusión de Ángel Víctor Torres durante su visita a Marruecos al considerar que, años atrás, la reapertura de la conexión “era impensable porque las relaciones eran complicadas”.

La puerta de Europa en África

La posibilidad real de retomar en breve este itinerario ha despertado las expectativas de los empresarios canarios, especialmente en Fuerteventura. El presidente de la Cámara de Comercio de la isla lo califica de paso fundamental para consolidar al archipiélago como plataforma logística en las relaciones entre América y Europa con África Occidental.

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Tarfaya, además de puerta comercial para la región del Aaiún, se ubica a escasos kilómetros de la carretera panafricana que conecta Marruecos con Mauritania y con países del sur, un corredor al que acceder a menos de dos horas de travesía desde Canarias. Todo un continente cada vez más atractivo, con un mercado emergente, oportunidades de inversión al alza y nichos de negocio en todos los sectores.

Ante ese potencial, y el papel de antesala que desempeña Marruecos para el resto de territorios africanos, el Gobierno autonómico mantiene desde hace décadas una oficina comercial en el país desde la que ofrece asistencia a las empresas canarias en sus incursiones comerciales. La respuesta ha sido la implantación de un gran número de filiales en los campos donde son competitivas, especialmente, en energías renovables, urbanismo, turismo, ingenierías o logística.

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Esa experiencia también se ha puesto en valor en las conversaciones técnicas celebradas entre los dos gobiernos para reabrir la ruta. El autonómico pretende obtener la aprobación de Marruecos para que un consorcio canario de empresas se encargue de la explotación de la nueva instalación portuaria y de la planificación de la línea de transporte marítimo.

Aún no hay fecha para el nuevo trayecto, pero el contexto político ha cambiado y el interés por aumentar las conexiones también se extiende al ámbito aéreo. La compañía canaria Binter acaba de incorporar tres nuevos destinos —Tánger, Esauria y Agadir— llegando así a la decena de ciudades marroquíes que enlaza con el archipiélago.