El 'proceso de escucha' de Alberto Rodríguez culmina en Canarias junto a un asesor de Díaz
El ex número 3 de Podemos, crítico con el partido tras perder su escaño en el Congreso, se lanza finalmente a la carrera electoral. Lo hace de la mano de un cargo cercano a la vicepresidenta y con un discurso y formas muy similares
Las quinielas se cumplieron. Alberto Rodríguez disputará la presidencia de Canarias con proyecto Drago, el movimiento político que lanzó hace meses y que ahora se traducirá en una nueva lista electoral para los comicios autonómicos de mayo. Hace un año abandonó Podemos, el partido del que fue número tres, tras ser inhabilitado y perder su escaño en el Congreso. Ahora, despeja las dudas y lanza una nueva candidatura independiente de los morados, que en el Parlamento canario tienen cuatro diputados y ostentan una Consejería. Pero Rodríguez presentó sus propias cartas. Lo hizo, además, tras un proceso de escucha, una estrategia con la que ha impulsado en el último año diferentes reuniones con asociaciones y colectivos insulares para acercarse a la realidad local. Y que recuerda, en forma y fondo, al que paralelamente impulsa la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
No son pocas las similitudes entre ambos. En la presentación del lunes para anunciar su intención de concurrir a as elecciones, el ex secretario general de Podemos estuvo acompañado de un asesor directo de la ministra de Trabajo. Se trata de Héctor Morán, que engrosa el núcleo duro de Díaz pero que también fue promotor desde el inicio del movimiento de Rodríguez. Morán es de origen canario, y siempre mantuvo que su participación en proyecto Drago era a título personal para minimizar los vínculos con Sumar.
Oficialmente, esta última plataforma aún sopesa la decisión de presentarse a las generales y perseguir una gran confluencia de izquierdas. Sin embargo, los caminos de ambas iniciativas políticas son prácticamente un calco. Y en Canarias, el anuncio de una nueva lista electoral cobra especial peso. Principalmente, por el efecto rebote que puede tener cuando toque tejer alianzas en el plano autonómico. En este sentido, la dirección insular de Podemos tardó poco en pronunciarse.
La clave está en quién dirige
¿Puede haber coalición de izquierdas para ganar más peso en el Parlamento? Aunque las partes manifiestan sus intenciones de que así sea, todo apunta a que el orden de los factores volverá a alterar el resultado. "No tengo ninguna duda en que Podemos es quien tiene que liderar la candidatura", zanjó así el coportavoz de la dirección nacional, Pablo Fernández, tras conocerse definitivamente la intención de su excompañero.
En la presentación de proyecto Drago, horas antes, Rodríguez dijo "abrirse a la confluencia" con todos los "espacios políticos y sociales" –evitó usar la palabra partido– cuyos objetivos "puedan ser conciliados en una propuesta electoral". Es decir, siempre y cuando se acepten algunas líneas rojas. Pero los morados ya advirtieron que ha de ser él quien "tenga que integrarse y adaptarse" a la hoja de ruta de su dirección insular, que encabeza Noemí Santana. Santana es, además, la única consejera que tiene Podemos en el Gobierno canario. Y ocupa una cartera clave para los morados, la de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud.
En las últimas elecciones autonómicas, las de 2019, el PSOE logró arrebatar la presidencia a Coalición Canaria gracias a un pacto con Nueva Canarias –que alzó a su líder, Román Rodríguez, como vicepresidente–, la Agrupación Socialista Gomera (ASG) y Podemos. Un puzle de marcas que en pocos meses afrontará nuevos retos. El último sociobarómetro de la UNED y el Gobierno insular advirtió que los morados perdían peso, dándoles la mitad de diputados que tendrían si ahora se celebrasen elecciones. En cambio, sí esbozaba un ligero impulso para las dos grandes fuerzas del Ejecutivo, el PSOE y Nueva Canarias.
Que pueda reeditarse o no el pacto de las flores, el acuerdo que les abrió las puertas del poder en el archipiélago, dependerá una vez más de la fuerza con la que cada grupo irrumpa en el Parlamento tras mayo de 2023. Si finalmente no hay acuerdo entre Podemos y la candidatura de proyecto Drago, ambas formaciones pueden perder peso al ser competidores directos por un nicho del electorado, ramificando la intención de voto. Aún es pronto para saberlo, y próximamente pueden darse nuevos pasos que acerquen sus posturas para confluir de manera conjunta. Pero el resquemor y el recelo mutuo es evidente.
Desde que Alberto Rodríguez puso en marcha su propio movimiento fue muy insistente en algo: que éste ha de ser única y exclusivamente "de obediencia canaria". Es decir, sin injerencias desde Madrid y con capacidad para la toma de decisiones con libertad desde las islas. Esta condición sine qua non puede entrar en conflicto con la estructura de Podemos, que él mismo conoce bien y de la que también participó en su etapa como secretario general. Los morados anunciaron a finales de agosto la creación de equipos electorales, en contacto con las agrupaciones territoriales, para definir candidaturas autonómicas y locales.
Por aquel entonces se mostraron escépticos con Yolanda Díaz, a la que seguían manteniendo como "su candidata" a las elecciones pese a que ya había presentado Sumar y, esa misma mañana, marcó distancias con ellos afirmando rehuir de cualquier "sopa de siglas". Las principales fricciones que puedan surgir radican aquí, en cómo configurar una alianza si unos y otros parten de puntos distintos. Pero también en las tensiones que existen entre Rodríguez y los morados después de que éste último perdiera su escaño. El ex de Podemos siempre alegó que su partido pudo haber hecho más por evitarlo y, aunque trató de no hurdir en la herida en exceso, sí fue claro públicamente en su crítica. Sin embargo, lo cierto es que los de Ione Belarra aún no renovaron el que fue su asiento, que se mantiene vacío. Precisamente, en señal de protesta por su expulsión del hemiciclo.
La de Rodríguez no es la única escisión reciente que aplica a un diputado canario de los morados. A finales de marzo, también la parlamentaria por Las Palmas Meri Pita abandonó al partido para pasar al Grupo Mixto en repulsa por la deriva que advertía en la agrupación de Belarra. En el escrito de su renuncia, ni más ni menos, acusó a la organización de tomar un rumbo que no era "ni democrático ni plurinacional". Y volvió a dejar un asiento libre para Podemos, que se sobreponía aún del golpe tras salida de su ex secretario general.
Las quinielas se cumplieron. Alberto Rodríguez disputará la presidencia de Canarias con proyecto Drago, el movimiento político que lanzó hace meses y que ahora se traducirá en una nueva lista electoral para los comicios autonómicos de mayo. Hace un año abandonó Podemos, el partido del que fue número tres, tras ser inhabilitado y perder su escaño en el Congreso. Ahora, despeja las dudas y lanza una nueva candidatura independiente de los morados, que en el Parlamento canario tienen cuatro diputados y ostentan una Consejería. Pero Rodríguez presentó sus propias cartas. Lo hizo, además, tras un proceso de escucha, una estrategia con la que ha impulsado en el último año diferentes reuniones con asociaciones y colectivos insulares para acercarse a la realidad local. Y que recuerda, en forma y fondo, al que paralelamente impulsa la vicepresidenta del Gobierno y líder de Sumar, Yolanda Díaz.