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Secuestra a su propia hija a punta de pistola para alejarla de la pareja de la madre
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UN RAPTO DE PELICULA

Secuestra a su propia hija a punta de pistola para alejarla de la pareja de la madre

Condujo a la menor hasta un barrio conflictivo de Bucarest y huyó a Alemania. Dice que quería “protegerla” del novio de la madre. Ella, víctima de Viogen, vivía aterrorizada por sus amenazas

Foto: Lugar en el que se produjo el secuestro. (EFE/Kiko Delgado)
Lugar en el que se produjo el secuestro. (EFE/Kiko Delgado)

Secuestró a su hija en la calle a punta de pistola en el paseo marítimo de Caranza tras un par de tiros al aire. Cruzó media Europa a escondidas con una niña de 7 años y la condujo hasta Ferentari, un barrio muy complicado de Bucarest, en Rumanía, donde la dejó a cargo de abuela y huyó a Alemania, donde tenía parte de su red criminal.

Y todo lo hizo, sostiene el malhechor, para protegerla de la nueva pareja de su madre, un hombre de mediana edad con antecedentes siniestros y una condena de veinte años a sus espaldas por un crimen horrendo que acabó con la vida, a golpes, de una niña de dos años. Llevándose por la fuerza a su hija quería evitar que la pequeña de 7 años y ese hombre siguieran conviviendo bajo el mismo techo. La versión de la madre es otra. Víctima de Viogen, vivía atemorizada por el padre biológico de la pequeña que la tenía amenazada con "llevársela para siempre". Y sabía que era muy capaz de cumplirlo.

Podría ser el argumento de una película de sobremesa pero es el atestado de una investigación policial. Ocurrió en Ferrol, en la barriada de Caranza, la tarde del 12 de junio y tres meses después, se ha cerrado la investigación con la detención del varón y la repatriación de la niña.

Rebobinamos hasta aquella tarde de junio en un suceso que agitó a todo un barrio con dos disparos a media tarde. La niña paseaba junto a su madre y el novio de ésta por la avenida do Mar, a pocos metros de su casa, al borde de la ría de Ferrol. Un coche con dos hombres -uno de ellos el padre y un cómplice- , se detuvo.

"Había amenazado a la madre, víctima de Viogen, con llevarse a la niña para siempre"

Con un arma, apuntaron a la pareja y los amenazaron para que la niña subiera al coche. No era un farol. El padre ya había amenazado con llevársela previamente y disparó al aire hasta en dos ocasiones al aire para persuadirla. “La madre sentía una gran inquietud porque sabía que el hombre siempre cumplía sus amenazas”, explicaron a El Confidencial fuentes de la investigación de la comisaría de la Policía Nacional de Ferrol-Narón.

4.000 kilómetros y cuatro países

La metieron en el coche a la fuerza y huyeron a gran velocidad. Ahí comienza un periplo de más de 4.000 kilómetros cruzando Europa -y tres meses de investigación y cooperación internacional- para seguir la pista al secuestrador, de nacionalidad rumana, y a la pequeña, arrancada a la fuerza de su casa.

Se inició una operación de cierre en toda Galicia que no le mpidió llegar a Portugal con la menor, y cobijarse bajo la protección de su red delictiva familiar con ramificaciones en varios países europeos. El cerco policial se fue estrechando y el secuestrador volvió a emprender la huida, por carretera y a altas horas de la madrugada desde su escondite luso rumbo a Francia.

Desde la comisaría ferrolana, a través de unidad central de la UFAM (Unidad de Familia y Mujer) de la Policía Nacional y en contacto con las autoridades y sus homólogos en Rumanía, trazaron el mapa de los puntos relacionados con el entorno del padre.

Un barrio conflictivo de Bucarest

Teníamos indicios de que la menor se encontraba con la familia paterna más cercana pero volvieron a huir hasta que la colaboración internacional vuelve a fructificar, esta vez, apuntando a una ciudad del norte de Alemania”, exponen las mismas fuentes. “En un momento de la investigación, optamos por relajar la presión policial y esta estrategia tiene sus frutos”.

El padre se confía, las contramedidas de seguridad se relajan y los agentes de la policía española y rumana sitúan a la menor “en un barrio conflictivo de Bucarest”, la capital, a cargo de su abuela paterna. Tras el rescate de la niña, y cuando ésta ya estaba fuera de peligro, se activa la orden de detención internacional contra el padre, que estaba de vuelta en Alemania al frente de sus negocios criminales, en un operativo instruido desde el Juzgado dos de Ferrol y la Fiscalía de la ciudad.

Madre e hija están de nuevo juntas, fuera del control del secuestrador, ya en prisión.

Conexión con un crimen del 2005

Este secuestro ha estado extrañamente conectado con un crimen anterior que había conmocionado a la comarca ferrolana veinte años atrás. El hombre del que el padre y secuestrador- pretendía, supuestamente, alejar a su hija es un un vecino de Narón (A Coruña), exjugador de fútbol en varios clubes locales, que cumplió una condena de 20 años por homicidio y maltrato habitual en el ámbito familiar. La víctima fue una niña muy pequeña, dos años y nueve meses, hija de su anterior pareja y natural de Colombia.

De acuerdo a la autopsia, los golpes que le habían propinado le provocaron la rotura del asa intestinal y una larga agonía sin atención médica. Para cuando la llevaron al centro de salud, ya era demasiado tarde. La madre biológica también fue juzgada y condenada en un juicio que anuló el Tribunal Supremo y que hubo de repetirse en la Audiencia Provincial de A Coruña, que volvió a condenarlos a ambos. Ella salió de la cárcel al poco tiempo mientras que el hombre -condenado a 22 años- volvió a entablar otra relación con la madre de la niña rumana ahora raptada en Caranza y rescatada en Bucarest.

Secuestró a su hija en la calle a punta de pistola en el paseo marítimo de Caranza tras un par de tiros al aire. Cruzó media Europa a escondidas con una niña de 7 años y la condujo hasta Ferentari, un barrio muy complicado de Bucarest, en Rumanía, donde la dejó a cargo de abuela y huyó a Alemania, donde tenía parte de su red criminal.

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