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El cambio climático amenaza al mejillón gallego: la producción cae un 35% en dos años
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De 220.000 toneladas a 145.000

El cambio climático amenaza al mejillón gallego: la producción cae un 35% en dos años

Un estudio del CSIC enciende las alarmas y advierte de que el calentamiento del mar, la acidificación y los cambios del afloramiento son las principales causas tras el drástico descenso

Foto: Un pescador durante una campaña de recogida de mejillón en Pontevedra. (Europa Press/Elena Fernández)
Un pescador durante una campaña de recogida de mejillón en Pontevedra. (Europa Press/Elena Fernández)

Para muchos gourmets, si el mejillón escaseara se pagaría a precio de percebe. Todavía falta mucho para llegar a ese extremo, pero los últimos análisis científicos evidencian la caída sostenida de la producción en las características bateas gallegas, en cuyas cuerdas subterráneas se desarrolla uno de los productos estrella de la gastronomía regional. Un estudio del CSIC, publicado en la revista Aquaculture, ha tirado del hilo de esa disminución y sus posibles causas, para concluir que el cambio climático es el principal –pero no único– responsable de un desplome con consecuencias no solo gastronómicas, dado el destacado papel socioeconómico y cultural del sector mejillonero en las comunidades locales.

“La acuicultura del mejillón está ante una situación amenazante, su producción ha caído en dos años de 220.000 toneladas a 145.000”, alerta Antonio Figueras, profesor de investigación en el Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo (CSIC) y autor del estudio junto a Mario Soliño, jefe del grupo Ciencias Sociales Aplicadas en el mismo centro. Las causas de esa disminución del 35% no están del todo claras, pero apuntan a tres factores climáticos: el aumento de la temperatura del mar, la acidificación oceánica y los cambios en los patrones de un fenómeno característico de las rías gallegas clave para la productividad marina y el cultivo de mariscos: el del afloramiento, por el que las aguas frías y ricas en nutrientes del fondo emergen a la superficie.

El afloramiento lo provocan los vientos del noreste, que es el que permite la subida de la capa profunda de las rías. “Es un tipo de viento que en los últimos años ha sido escaso y débil. Es algo que han notado los bañistas, que han disfrutado de mejores temperaturas para el baño en las rías”, señala Figueras, que advierte: “Esos dos grados pueden parecer poco, pero en el agua son una auténtica ola de calor y marcan la diferencia entre un cantidad importante de nutrientes y una cantidad insuficiente”. Con menos alimento, el desarrollo de los mejillones ha sido menor, para entrar en una especie de círculo vicioso en el que la reproducción de ejemplares pequeños da lugar a crías de inferior tamaño.

Según datos de la FAO, España es el tercer mayor productor mundial de mejillón, después de China y Chile, con una contribución del 44,59% a la producción europea y el del 9,98% a la global, con las rías Baixas gallegas como principal área de cultivo. “Hace no tanto, Chile y Galicia estaban a la par. Pero los problemas vienen de atrás. En los años 1992-93 hubo una caída a 110.000 toneladas, por culpa probablemente de un gusano que se extendió machacando las branquias, pero no hubo causa efecto porque nadie preguntó, y se tardaron diez años en recuperar la producción”, recuerda Figueras. En la primera década de este siglo llegó a rozar las 300.000 toneladas, el doble que la producción del último año.

placeholder Extracción de mejillones en Galicia. (Europa Press/Elena Fernández)
Extracción de mejillones en Galicia. (Europa Press/Elena Fernández)

Los estudios en los que se ha basado la nueva investigación apuntan al cambio climático, aunque Figueras advierte, en el caso del afloramiento, de la dificultad que entraña establecer una relación causa efecto entre la ausencia del viento del noreste y el calentamiento global. “Puede ser un efecto indirecto, porque los vientos están condicionados por las temperaturas de los océanos, por el posicionamiento del Anticiclón de las Azores… Todo influye en todo”. En cualquier caso, son múltiples los factores que inciden no solo en los vientos, sino en otros elementos que condicionan la crisis del mejillón, “que se dan simultáneamente para derivar en una situación complicada del ecosistema”.

La idea del nuevo estudio surgió hacia 2022, ante la percepción de los investigadores de que la producción del mejillón estaba “rara”. “La gente se quejaba del tamaño, del escaso rendimiento de la carne…”. Figueras habló con su colega Soliño, economista, con el que decidió realizar el estudio según el Método Q. Pusieron así en práctica una técnica cualitativa y cuantitativa que se emplea para analizar subjetividades y patrones de opinión dentro de un grupo, basada en la clasificación de afirmaciones según la perspectiva de los participantes, lo que les ha permitido identificar factores comunes.

Foto: Festival de la hamburguesa de Zagreb en 2023. (EFE/EPA/Antonio Bat)

Mediante la aplicación de un modelo característico de estudios psicológicos, sociales y de ciencias del comportamiento, 59 actores del sector colaboraron en el proyecto para abordar la situación del mejillón de Galicia. Las unidades de análisis no son los encuestados, sino un conjunto determinado de afirmaciones, lo que permite identificar diversos discursos sobre un mismo tema. Hasta la fecha, este método no se había aplicado específicamente a la acuicultura del mejillón, lo que ha permitido recopilar por primera vez afirmaciones que expresan ideas, opiniones, valores, preferencias o creencias sobre el mejillón en Galicia.

El estudio de Mariño y Figueras identificó, además de la necesidad de materia prima foránea –muchas conserveras gallegas enlatan mejillón extranjero– y la preocupación por los cambios en el afloramiento, otros factores como la contaminación, enfermedades, el cambio generacional en el sector y el conocimiento científico-social. Los encuestados abogaron por un enfoque que se centre en la solución de los problemas con la semilla y en la diferenciación del producto mediante la identificación de sus propiedades bioactivas en la denominación de origen.

Foto: Aves en las marismas de Doñana. (EP/Joaquín Corchero)

Los resultados revelan una gran inquietud sobre el futuro, debido principalmente a factores ambientales que afectan a la producción del cultivo y a desafíos adicionales, como el impacto de las especies invasoras o transformaciones socioeconómicos dentro del propio sector. En cuanto a las estrategias para adaptarse a esos cambios, el estudio destaca una mayor orientación hacia mercados internacionales y una promoción del producto basada en la denominación de origen y su calidad asociada y en los beneficios de su consumo para la salud.

Figueras y Soliño advierten también de la incertidumbre “tanto ambiental como de mercado”, en el campo del mejillón, por lo que abogan por actuar de forma inminente para garantizar su resiliencia: “Los cambios ambientales amenazan los sistemas de producción. Es necesario adoptar medidas estratégicas urgentes que puedan asegurar el futuro del sector”.

Para muchos gourmets, si el mejillón escaseara se pagaría a precio de percebe. Todavía falta mucho para llegar a ese extremo, pero los últimos análisis científicos evidencian la caída sostenida de la producción en las características bateas gallegas, en cuyas cuerdas subterráneas se desarrolla uno de los productos estrella de la gastronomía regional. Un estudio del CSIC, publicado en la revista Aquaculture, ha tirado del hilo de esa disminución y sus posibles causas, para concluir que el cambio climático es el principal –pero no único– responsable de un desplome con consecuencias no solo gastronómicas, dado el destacado papel socioeconómico y cultural del sector mejillonero en las comunidades locales.

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