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Silicosis, uralitas con amianto y otras miserias de la fábrica de Sargadelos
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EL DUEÑO ADMITE OTROS DÉFICITS

Silicosis, uralitas con amianto y otras miserias de la fábrica de Sargadelos

El dueño de la mítica firma admite más deficiencias y se burla de la 'negligentísima' Inspección de Trabajo. Cambia el cierre impetuoso por "vacaciones" forzosas. Trabajo y la Xunta tratan de mediar

Foto: Trabajadores de Sargadelos en el exterior de la planta de Cervo. (EFE/Eliseo Trigo)
Trabajadores de Sargadelos en el exterior de la planta de Cervo. (EFE/Eliseo Trigo)

Es difícil dar más tumbos en menos tiempo echando por tierra el prestigio de una firma de cerámica centenaria que condensa la esencia de Galicia. De puertas adentro, la planta de producción de Sargadelos en Cervo, en la Mariña de Lugo, acumula deficiencias impropias del siglo XXI con riesgo severo para la salud de su plantilla.

Han sido tres días de vértigo para una pequeña localidad de 4.000 vecinos que vive por y para su cerámica como buque insignia de la artesanía gallega, sin que se despeje la incógnita del futuro de una empresa que preocupa, a partes iguales, a Xunta y Ministerio de Trabajo.

El miércoles 2, el administrador único de Sargadelos, Segismundo García, anunció unilateralmente que cerraba por las 36 deficiencias e infracciones graves que la Inspección de Trabajo detectó en la fábrica. El jueves 3, los 90 empleados de la cerámica de Cervo (Lugo), se dieron de bruces con una puerta cerrada en el primer turno de la mañana y ninguna comunicación formal.

El viernes, más de lo mismo, con una novedad; tras mediar la Xunta, el empresario cambió el cierre impetuoso por un ya veremos errático y él mismo, en un insólito comunicado remitido a El Confidencial, fija “la semana próxima como periodo vacacional”, extremo que los sindicatos rechazan por irregular.

Foto: Vista de la fábrica que Sargadelos tiene en Lugo. (EFE/Pedro Eliseo Agrelo Trigo)

“Las vacaciones son las que están acordadas legalmente en el calendario”, zanjó José Antonio Zan, portavoz de CCOO en la provincia. La CIG lo considera un “cierre patronal”.

Un caso de silicosis en el origen

La tormenta se desató cuando se constató un caso de silicosis -y un segundo en estudio- en la factoría de Lugo, una enfermedad profesional que estaba en retroceso y que, de acuerdo a la última estadística de Sanidad, está rebrotando con 1.588 casos en España en los últimos cuatro años.

La Inspección de Trabajo propuso una sanción de 5.000 euros a una firma que cerró 2023 con beneficios y la airada respuesta del empresario fue anunciar el cierre.

placeholder Trabajadores de Sargadelos. (Europa Press/Carlos Castro)
Trabajadores de Sargadelos. (Europa Press/Carlos Castro)

Lejos de achantarse, y en un escrito remitido a El Confidencial, Segismundo García se mofa "de la eminentísima inspectora", a la que cita por su nombre, y él mismo enumera una serie de “taras e infracciones de su fábrica” que, “bien por negligencia, o bien por gandulería, la insigne comisaría no detectó”.

A partir de aquí, García remite una nota de varios párrafos que, en su afán de cargar contra la Inspección Laboral, tira piedras contra su propio tejado admitiendo graves deficiencias; “cubiertas de Uralita con posible presencia de amianto”, hornos de cocción y empleados sin trajes ignífugos en salas con salidas sin señalizar, puertas y ventanales que “no cumplen con la normativa”, suelos de baldosa deslizante “que pueden acarrear resbalones y fracturas” o “sillas viejas sin confort ergonómico mínimo exigible para impedir dolores lumbares o traumatismos vertebrales”.

Todo el escrito quiere ser una burla al Ministerio de Trabajo y a la Inspección Laboral, donde se afirma que los empleados de dirección trabajan más de 40 horas “sin facturar extra” o que el personal de embalaje “pasa demasiadas horas de pie con el consiguiente deterioro locomotriz”. “A veces, la dirección llama fuera del horario de trabajo, e incluso los festivos, para interesarse por algún asunto”, reconoce. Cuestiones que pone voluntariamente en conocimiento de la Autoridad Laboral “a los efectos oportunos”, termina.

"Estamos instalados en el caos y el esperpento", lamenta una empleada

El administrador único de Sargadelos -posee más de 90% del grupo- no despeja la incógnita abierta por él mismo sobre su planta de producción en Cervo, mientras que la fábrica de cerámicas O Castro, en Sada (A Coruña), ha seguido operando este viernes con aparente normalidad.

“Estamos instalados en el caos y en el esperpento. Que nos dejen trabajar”, imploró una trabajadora de Cervo, visiblemente afectada por el zigzag de la dirección. En total, el grupo emplea a más de 200 personas, la mayoría mujeres.

García se ha limitado a señalar que no permitirá el acceso del personal a la planta hasta que se subsanen las deficiencias. Lo que no aclara es si se refiere a las detectadas por la Autoridad Laboral o a las que relata él mismo y que refiere como problemas “de higiene laboral que pueden afectar gravemente a la salud”.

Preocupación en la Xunta

El desnorte de Sargadelos preocupa tanto en la Xunta como en el Ministerio. Alfonso Rueda, este viernes desde Santander -donde agasajó a la presidenta de la Comunidad cántabra con una pieza de la firma- pidió “flexibilidad” para enmendar unas deficiencias que son “subsanables”.

El Ministerio de Trabajo, en la misma línea, ha solicitado una reunión urgente con el empresario del que depende “un espacio emblemático de Galicia y de su acervo cultural”.

Sargadelos es una marca con 200 años de historia, fundada en 1806, que se vende en México, Estados Unidos, Alemania o Luxemburgo. Piezas célebres como O Galo, A Menina Azul, A Peixeira, van de 400 a 50 euros. Sus reputadas vajillas oscilan entre los 900 y los 12.000 euros. El grupo factura anualmente de 12 a 14 millones de euros.

Es difícil dar más tumbos en menos tiempo echando por tierra el prestigio de una firma de cerámica centenaria que condensa la esencia de Galicia. De puertas adentro, la planta de producción de Sargadelos en Cervo, en la Mariña de Lugo, acumula deficiencias impropias del siglo XXI con riesgo severo para la salud de su plantilla.

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