Guerra total contra Ferraz desde Santiago: un edil expulsado y tres en camino por rebelarse contra la dirección
Los concejales rompieron la disciplina de voto para limitar los pisos turísticos en la ciudad y ahora se enfrentan a la expulsión definitiva. La rebelión en el PSOE destapa "presiones" para sentar en el pleno a personas más afines a Besteiro
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La turistificación de Santiago y el debate local sobre cómo poner coto a los pisos turísticos se ha convertido en la piedra en el zapato del PSOE en Galicia, que está inmerso en la capital en un buen embrollo que salpica a Ferraz. La pugna llega además en un momento en el que el partido sacaba pecho y presumía por la supuesta pacificación interna en una comunidad donde ha perdido casi todo su peso electoral en 20 años, al pasar de 25 parlamentarios autonómicos en 2005 a los 9 que cosecharon en las elecciones de 2024.
¿Cuál es el lío que ha propiciado la rebelión de cuatro concejales del Pazo de Raxoi, sede del Gobierno de Compostela, contra la dirección del partido en Ferraz? Todo se remonta a un pleno de finales de junio de 2024, cuando el Ayuntamiento de Santiago -donde el BNG gobierna con el apoyo del PSOE- tenía que votar una ordenanza que apostaba por limitar las VUT (Viviendas de Uso Turístico). La iniciativa fue promovida por los nacionalistas y sus socios de Compostela Aberta, marca heredera de las mareas de Podemos e IU.
¿Qué ocurrió? Que la ejecutiva local del PSOE en Santiago, comandada por Aitor Bouza, había acordado la abstención, pero los seis ediles socialistas votaron en bloque a favor “por lealtad y compromiso con la ciudad”, adujeron.
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De fondo, el divorcio y la animadversión indisimulada entre el grupo municipal -de militantes históricos- y su ejecutiva local, próxima a la del secretario xeral del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, amigo personal de Pedro Sánchez y único candidato para el XV Congreso Nacional de marzo. Aquella votación tuvo consecuencias y siete meses después, llegó desde Madrid la resolución del expediente abierto: suspensión de militancia e inhabilitación para cargo público durante 18 meses para Gonzalo Muiños, el portavoz del grupo municipal socialista.
Cuatro expulsiones en camino
De los seis ediles del PSOE en Compostela, por ahora solo Muiños ha sido expedientado y defenestrado por Ferraz, pero otras tres compañeras lo secundan y el partido ya les ha dicho que “tendrán las mismas consecuencias”, en palabras del secretario xeral del PSdeG. Son Mercedes Rosón (concejal desde 2003), Mila Castro y Marta Álvarez, también con muchos años de rodaje en la política local en el Pazo de Raxoi.
La inhabilitación de Muiños -comunicada el pasado viernes- cayó muy mal en lo que queda del grupo socialista, que bloqueó el nombramiento de un nuevo portavoz. Los cuatro díscolos impusieron su mayoría de 4 a 2 frente a Gumersindo Guinarte y Marta Abal, los dos compañeros que permanecen a expensas de las directrices del PSdeG.
La controversia se fue rumiando durante todo el fin de semana y acabó implosionando el lunes en una rueda de prensa en la que, todos a una, los cuatro ediles rebelados airearon todas las miserias internas y las “presiones” -relataron- que habían sufrido en los últimos meses para tratar de hacer hueco en la corporación a Aitor Bouza, o bien sustituir a los cargos de confianza del grupo por otros más próximos a este. Bouza preside la ejecutiva local, pero se quedó sin asiento en el consistorio en los comicios locales del 2023 -era número 11- y fuera del Parlamento gallego en 2024.
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“Quieren que salga uno de nosotros para que coja Aitor Bouza”, resumió Muiños, que recurrirá su expulsión. "Querer alterar la representatividad municipal forzando dimisiones representa las miserias de la política", subrayó Rosón, que apeló a Gómez Besteiro para que revise el expediente con este argumento. “Él sufrió las malas artes, mentiras e injusticias en la política durante siete años”, apuntó en referencia a su imputación y absolución en el Caso Garañón y la Operación Pulpo, y lo instó a “no ser cómplice”.
Guerra total: Raxoi vs. Ferraz
La cuestión de Raxoi ya ha derivado en guerra total donde los cuatro concejales rebeldes se enfrentan a la dirección local, provincial, gallega y federal de su partido, que defiende el marco normativo de los estatutos como las reglas de juego comunes.
Ferraz apura la expulsión definitiva de Muíños como de las tres compañeras que lo amparan. “Tendrán que correr el mismo camino”, declaró este martes el secretario provincial del PSOE coruñés, Bernardo Fernández. Mientras, el secretario municipal del Ayuntamiento de Santiago tiene la papeleta de desencallar el nombramiento del portavoz del PSOE y el reparto de las dedicaciones para el funcionamiento ordinario de la corporación.
Por su parte, la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín (BNG), en una entrevista en Ser Galicia este martes reconocía que “no es el mejor escenario para la ciudad”, aunque se esforzó en limitarlo a las cuestiones internas de un partido sin efectos en la gobernabilidad de la ciudad, en precario equilibrio aritmético.
El PSOE perdió la alcaldía de Santiago en 2023. Desde entonces gobierna el BNG (6) con Compostela Aberta (2) y el apoyo puntual del PSOE (6). La fractura del grupo deja en solfa el equilibrio del gobierno de izquierdas frente a los once votos que suma el PP. Los cuatro ediles díscolos podrían salir del grupo y permanecer como no adscritos o bien, sumarse a un gobierno tripartito. Mientras, el presidente gallego, Alfonso Rueda, aprovechó los líos internos del PSOE en Compostela para deslizar la alternativa popular “que ganó las elecciones” frente a “la inestabilidad”.
La turistificación de Santiago y el debate local sobre cómo poner coto a los pisos turísticos se ha convertido en la piedra en el zapato del PSOE en Galicia, que está inmerso en la capital en un buen embrollo que salpica a Ferraz. La pugna llega además en un momento en el que el partido sacaba pecho y presumía por la supuesta pacificación interna en una comunidad donde ha perdido casi todo su peso electoral en 20 años, al pasar de 25 parlamentarios autonómicos en 2005 a los 9 que cosecharon en las elecciones de 2024.