"Se lo merecía por maricón": los dos menores condenados por asesinar a Samuel Luiz "no recuerdan nada"
Prosigue un juicio que estremece por la frialdad de los acusados, la inquina contra el joven enfermero, el miedo de los testigos y la 'desmemoria' de los dos menores ya condenados
El relato de cómo murió y de cómo mataron a Samuel Luiz estremece un día tras otro. Por la frialdad de los acusados, cinco chavales de barrio juzgados por el asesinato a golpe de otro chico de su edad al que no conocían de nada. Por la desmemoria de los dos jóvenes menores -16 y 17- que admitieron su culpa -y cumplen tres años y medio de internamiento en sendos centros tutelados por el crimen- y este jueves, súbitamente, no recordaban nada.
Por no recordar, hoy no recordaban ni sus móviles, ni si formaban parte de un grupo de WhatsApp con los implicados, ni el rol de cada uno aquella noche, aunque sí recordaban una mesa en el reservado del pub Andén de Riazor con mucho whisky y Red Bull.
“No lo sé. No lo recuerdo”, fueron las frases más repetidas este jueves por Marco F. O. y David R. V. hoy durante su breve declaración telemática desde los centros tutelados donde cumplen tres años y medio.
Fue el acuerdo al que llegaron con la Fiscalía en abril del 2022 tras admitir su “participación material en los hechos”, esto es, su culpabilidad en el asesinato de Samuel. Una brutal paliza coral de todos contra uno en la que nadie se preguntó por qué golpeaban salvajemente a un chico al que ni conocían y ninguno hizo amago de ayudarlo, salvo dos inmigrantes senegaleses con los que también se ensañaron.
“¿Yumba hizo una convocatoria para ir al parque de San Diego?”, les inquirió la fiscal, Olga Serrano. “No lo recuerdo", respondieron. "¿Estaba en el grupo de WhatsApp (con los acusados)?". "No lo recuerdo". "¿Le dijo Diego Montaña que lo borrase todo?". "No lo recuerdo”.
Y así buena parte de un cortísimo interrogatorio en el que se refirieron al linchamiento como un “barullo” o una “trifulca”. “Oía gritos y voces y fui por allí a ver el tumulto”, declaró David R., al que otros acusados señalaron como el menor que portaba el kubotán -arma japonesa- con la que habrían golpeado a la víctima.
Y así buena parte de un cortísimo interrogatorio en el que se refirieron al linchamiento como un “barullo” o una “trifulca”
“Fumaba un cigarro, vi el tumulto y nos acercamos”, relató el otro, Marco F. O. “Me fui porque estaba cansado y recuerdo pocas cosas de ese día”, llegó a decir.
Cuando ocurrieron los hechos, uno tenía 17 años -casi 18- y el otro todavía 16. Ambos fueron escuetos y desmemoriados y se limitaron a ejercer el papel ramplón de testigos remotos, aunque jurídicamente, ya habían sido juzgados y la declaración no les perjudicaba. No acusaron ni directa ni indirectamente a ninguno de sus viejos camaradas, aunque sí recordaban con exactitud otros detalles de la misma noche, como una llamada a una amiga, en coma etílico, que respondió el portero del club.
“Se lo merecía por maricón”
También conmueve por el temor en la declaración de algunos testigos a señalarlos con precisión inequívoca y sobrecoge la inquina que se desprende de los testimonios en restar humanidad a Samuel por su condición sexual.
“¡Cómo lo dejasteis!", se lamentó Katy Silva, una de las cinco acusadas. “Se lo merecía. Si era un puto maricón de mierda”. Así lo recordó hoy Lidia. El suyo fue uno de los testimonios más claros tras una semana de juicio en la sección primera de la Audiencia provincial de A Coruña, con una expectación social y mediática inusual.
Lidia, Natalia y Manuel fueron tres amigos que se toparon con la pareja acusada -Diego Montaña y Katy Silva- la madrugada del 3 de julio del 2021 en la avenida de Linares Rivas, a un par de kilómetros de donde yacía Samuel tras una paliza salvaje frente a la playa de Riazor.
Los tres contaron que los vieron tan alterados que decidieron seguirlos hasta el parque Europa, donde se reunieron con otros miembros de la pandilla a los que no les hizo ninguna gracia ver intrusos por allí mientras comentaban lo ocurrido en las gradas de la playa donde apalizaron cruelmente a un joven enfermero tras una confusión absurda de Diego Montaña -creyó que Samuel lo grabada en una videollamada.
Los tres amigos/testigos coincidieron en los insultos reiterados de “maricón” de Diego hacia Samuel, el enfado de Katy con su expareja -si bien continuó a su lado- y dos de ellos recordaban manchas de sangre en la camiseta del Montaña, que se quejaba de dolor en el tobillo y metió el pie en el estanque.
“¿Tiene miedo de algo? Pregunta la fiscal a un testigo”
“Siempre que salgo con vosotros me meto en movidas”, oyeron que se lamentaba J., otro conocido francés de la pandilla también citado a testificar la semana próxima. Todo cobró sentido para los tres amigos al día siguiente al conocer la muerte de Samuel.
“Si era un puto maricón de mierda. Se lo merecía por maricón”, reprodujo Natalia. Insultos que atribuye a Diego Montaña. “Lo dijo muchas veces”. Más impreciso fue el segundo testigo, Manuel, al que la fiscal llegó a preguntar directamente si tenía miedo. “Estuvo hablando con él y ahora no lo recuerda?”, le insiste Olga Serrano ante sus dudas para identificar a los acusados.
La palabra”miedo” también salió a relucir durante el testimonio de una tercera testigo, que reconoció que se sintió muy presionada por la repercusión de un testimonio que, finalmente, afrontó con entereza.
La madre de Samuel renuncia
Un día más, la fiscal estuvo dura y diligente buscando situar e implicar a los cinco acusados en la paliza -Diego Montaña y Alejandro Freire ‘Yumba’ ya fueron señalados como activos en la pelea pero hay contradicciones en el papel de los otros tres- Kaio A., Ález Míguez y Katy Silva- mientras la acusación popular, de Alas-LGTBI A Coruña, incide en el agravante de discriminación por la condición sexual de la víctima.
El Ministerio Público y las acusaciones particulares piden penas que van de los 22 a los 27 años para los cinco chicos por asesinato con alevosía y ensañamiento, además del robo del móvil que atribuyen a uno de ellos. La defensa, en cambio, apuesta por la libre absolución y mete el alcohol -y drogas- que todos consumieron durante horas aquella madrugada como atenuante en la ecuación.
El juicio se retoma el lunes 28 con la declaración del padre de Samuel y varios amigos de los acusados. La madre del joven enfermero ha renunciado a testificar.
El relato de cómo murió y de cómo mataron a Samuel Luiz estremece un día tras otro. Por la frialdad de los acusados, cinco chavales de barrio juzgados por el asesinato a golpe de otro chico de su edad al que no conocían de nada. Por la desmemoria de los dos jóvenes menores -16 y 17- que admitieron su culpa -y cumplen tres años y medio de internamiento en sendos centros tutelados por el crimen- y este jueves, súbitamente, no recordaban nada.
- Del malentendido al asesinato cruel: la muerte de Samuel Luiz que no se expía L. Bustabad. A Coruña
- Diack, el joven senegalés que auxilió a Samuel Luiz: "Nos perseguían sin parar y lanzaban golpes" Agencias
- "Tienen razón: fue una cacería": la joven acusada por el asesinato de Samuel Luiz señala a su exnovio L. Bustabad. A Coruña