Abren expediente al Celta de Vigo por un vertido tóxico junto a unos manantiales

El Real Club Celta de Vigo está en el punto de mira de los ecologistas. La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil acaba de anunciar un expediente sancionador contra el club deportivo tras una denuncia de Ecologistas en Acción que, en realidad, fue presentada hace meses. En ella, la organización advertía de una enorme tubería que estaba vertiendo residuos tóxicos y fecales en una zona rural junto a las instalaciones de la Ciudad Deportiva Afouteza, un complejo del equipo en el monte comunal de Pereira, en el municipio de Mos (Pontevedra).

El aviso del órgano regulador de la cuenca, que gestiona los embalses gallegos, habla de un "vertido directo" de aguas residuales que no contaba con su autorización administrativa, y que provenía de unas instalaciones de depuración para aguas pluviales que pertenecen al Celta. El 22 de mayo, continúa el escrito, fue cuando alcanzaron el arroyo de un río. Preguntados por esta cuestión, desde la Confederación Hidrográfica no ofrecen muchos detalles y alegan que, hasta que un expediente de esta categoría no queda resuelto, la ley les impide informar en detalle.

Pero sí avanzan que este tipo de expedientes suelen ser multados con una sanción monetaria o con la obligación de revertir daños. Por un lado, la compensación económica, cuya cuantía se fijaría en función de lo que resuelva la investigación. Y por otro –aunque esta no se da en todos los casos–, podría obligarse al club a reponer el estado primitivo del espacio. Es decir, que el Celta tendría que depurar y limpiar los manantiales contaminados.

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En este último punto coincide Mari Ángeles López Lax, abogada medioambientalista. La experta apunta a que se les exigirá o no la reposición del estado del agua en función del volumen de los vertidos. Por ejemplo, mediante la instalación de un sistema de depuración adecuado o la prohibición de según qué fertilizantes, pues algunos son menos perjudiciales que otros. No obstante, el órgano gestor de la cuenca duda que un vertido como este –en aguas de dominio público– pueda revertirse, por lo que la opción que queda es la de la indemnización.

El portavoz gallego de Ecologistas en Acción, Cristóbal López, insiste en señalar no solo al Celta, sino también al Ayuntamiento de Mos, del que dependen las zonas contaminadas. "Siempre estuvieron a favor de levantar la Ciudad Deportiva [Afouteza] en este monte, así que no les interesaba admitir que el vertido podía venir de las instalaciones. Al final, lo acabaron reconociendo", asegura López. Este periódico ha intentado ponerse en contacto con los responsables de Medio Ambiente de este consistorio en Pontevedra, pero no ha obtenido respuesta.

​La respuesta del Celta

No obstante, desde el club quitan hierro al asunto. En respuesta a las preguntas formuladas por El Confidencial, el Celta asegura que tiene a mano "las muestras [tomadas] en diferentes momentos desde que surgió la denuncia" –así como los informes técnicos y permisos para la instalación– y que "todo está perfecto". Es más, sostienen que el vertido de aguas contaminadas del que se les acusa directamente "no existe". Aunque abren a la puerta a "entregar" o "personarse" ante cualquier aclaración que se requiera desde la Confederación. "Tranquilidad absoluta", zanjan.

Sin embargo, no para todos está tan claro que el conjunto quede libre de cualquier responsabilidad. La denuncia surgió, precisamente, tras la advertencia de un vecino. En este monte se encuentran varios manantiales que nutren a los pozos comunitarios, una forma habitual de abastecimiento de agua en las zonas rurales de Galicia: en lugar de tener una única red hidráulica municipal, los vecinos se asocian para extraer recursos de distintos aljibes compartidos. Según el portavoz de los ecologistas, este residente se percató mientras paseaba por la zona la pasada primavera de la existencia de una tubería "oculta tras los arbustos", que notó gracias al ruido del agua y el "olor significativo" que desprendía, cuenta el portavoz de Ecologistas en Acción, recordando el aviso del vecino.

A raíz de este toque de atención, la entidad medioambientalista realizó unos análisis de la calidad de agua que terminaron confirmando sus sospechas y arrojando otros hallazgos: "Pensábamos que encontraríamos principalmente productos químicos como pesticidas, pero hallamos una enorme carga fecal repleta de químicos en pequeñas cantidades". Una vez dieron la voz de alarma, aseguran que el Celta se apresuró en "cortar el grifo" y la siguiente vez que fueron a comprobar los vertidos, la tubería estaba vacía.

Pero las analíticas ya estaban hechas, y en manos de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, que ahora trata de esclarecer hasta qué punto estos residuos están vinculados a la acción del club. Meses antes de anunciarse este expediente sancionador ya había una fuerte controversia por estos hechos. Justo antes del verano, en torno a un centenar de vecinos de Mos (15.000 habitantes) salieron a las calles para protestar contra los vertidos y se concentraron junto a la sede del Real Club Celta en Vigo. El expediente sancionador que ahora se abre contra el Celta de Vigo deberá ser resuelto en un plazo máximo de un año.