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Mi hermano, mi rival: cinco parejas de familiares compiten entre sí en la élite europea del surf
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PANTIN CLASSIC 2024

Mi hermano, mi rival: cinco parejas de familiares compiten entre sí en la élite europea del surf

Las pasiones también se heredan. De padres a hijos y de hermanos mayores a pequeños. El surf es otro ejemplo de las dinastías del deporte donde la persona con quien compartes habitación puede ser tu contrincante en la carrera hacia lo más alto

Foto: Los surfistas Kai y Hans Odriozola este viernes en competición en Valdoviño. Foto: Pantinclassic/Gorka Ezkurdia
Los surfistas Kai y Hans Odriozola este viernes en competición en Valdoviño. Foto: Pantinclassic/Gorka Ezkurdia

El surf profesional tiene mucho de dinastía. De padres a hijos y de hermanos a hermanas y entre parejas. Una pasión compartida que, muy a menudo, los enfrenta en competición. Estos días se disputa en aguas de Pantín, en Valdoviño (A Coruña) la única prueba de la World Surf League (WSL) en España con 37 años de historia. Una playa salvaje, sin urbanizar, conocida por sus 365 días de olas, expuesta a todos los vientos y corrientes, en el cruce del Cantábrico con el Atlántico.

Entre los 178 surfistas profesionales del circuito europeo (119 chicos y 59 chicas) se da un fenómeno curioso, aunque no inédito en el deporte, y es que se cuentan cinco parejas de hermanos en liza entre sí.

Las hermanas González-Etxabarri, Janire y Anette son de Zumaia (Gipúzcoa) y su currículum deportivo es casi más largo en títulos que en años. Con 19, Janire, es la mayor. Ha sido una de las tres integrantes del equipo olímpico de surf de España en los Juegos Olímpicos de París en 2024, en aguas de Tahití -junto a Andy Criere y Nadia Erostarbe- y aterrizó en A Coruña prácticamente directa desde las antípodas.

Un calendario muy apretado la lesionó antes de entrar al agua, donde su hermana Anette (17) -vigente campeona juvenil (WSL)- se apeó de la competición en la ronda 32 por unas décimas frente a surfistas muy potentes y experimentadas como Pauline Ado, Camila Kemp o Teresa Bonvalot.

Foto: El brasileño Italo Ferreira compite en la final de surf en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. (EFE/Miguel Gutiérrez)

Desde Euskadi llegaron también los hermanos Odriozola, Kai (18) y Hans (16), hijos del ingeniero/surfista que ideó la piscina de olas Wavegarden, que a su corta edad exhiben un curriculum deportivo de vértigo. Hans superó a su hermano Kai, y pasó primero en su manga hacia las rondas finales gracias al entreno constante que les brinda el invento de sus padres. En 2023, ambos compartieron podio como primero y tercero en el mundial junior.

Otros apellidos que fusionan dinastías en el surf son los hermanos Connor y Dylan Donegan Santos, que a los 14 ya se proclamó campeón del mundo sub-16. De madre irlandesa y padre portugués, nacieron en Canarias y compiten bajo bandera española. Cuentan que fue su padre, monitor de surf, quien les inculcó la pasión por las olas empujándolos desde bien pequeños en las espumas de la Caleta de Famara, Lanzarote.

Por juventud y talento, son dos de los riders más destacados de la escena patria aunque esta vez fue el mayor, con 17 años, el que dejó atrás a su hermano pequeño.

La cuarta pareja de hermanas es vasco francesa y se apellidan Leiceaga, Sarah (19) y Aihnoa (22). Viven en Biarritz, en la Aquitania, donde “puedes surfear y ver las montañas al mismo tiempo”. “Somos diferentes, pero nos complementamos. Es una ayuda tener cerca a tu hermano para aprender a gestionar el miedo, la presión, competir.. “, expone Sarah, recién salida del agua.

placeholder Manu Fernández aupado por su hermano mayor, Juan, tras ganarle en Pantin. ClassicSurfPro/Gorka Ezkurdia
Manu Fernández aupado por su hermano mayor, Juan, tras ganarle en Pantin. ClassicSurfPro/Gorka Ezkurdia

En Galicia, otro ejemplo está en los hermanos Fernández, Juan (26) y Manuel (19), de A Coruña. No están en la élite, pero ambos lograron clasificarse juntos -por tercer año consecutivo- en el Open Gallego con el wildcard o invitación, que les dio el pase directo a la competición principal para bregarse en las olas junto a los mejores de Europa. Y en las tres ocasiones ha sido el pequeño el que se ha impuesto con autoridad ante el mayor, que trabaja en el apoyo a la competición desde la moto de agua.

“Es que está muy en forma y es complicado ganarle. Ya estoy acostumbrado a que nos ocurra esto”, ríe Juan, orgulloso de ser el artífice de que a su hermano le picase el gusanillo del surf con apenas 5 años siguiendo a sus primos al agua de Riazor. “Ahora le gano, pero hasta hace dos años me pasaba siempre”, confiesa Manuel.

Entre los competidores, otros dos hermanos que llevan el surf en las venas desde su Tahití natal: Kauli Vaast, flamante oro olímpico en París´24 -que no llegó a tiempo a Pantín- y su hermana menor Aelaan. Son hijos de franceses surfistas en la Polinesia que prácticamente enseñaron a sus hijos a cabalgar olas antes que a caminar en tierra.

placeholder Los surfistas cántabros Dani García y su hijo Néstor. WSL/Poullenot.
Los surfistas cántabros Dani García y su hijo Néstor. WSL/Poullenot.

En las 37 ediciones del Abanca Pantin Classic Galicia Pro han llegado a competir juntos los hermanos Acero, Eneko y Kepa, o rivalizaron padre e hijo, como los cántabros Dani y Néstor García e incluso la pareja formada por Joan Duru (ex WTC, la liga de las estrellas del surf mundial) y su pareja, Maud Le Car, si bien, lo hacían en categorías distintas.

Pantín, de 587 vecinos a 100.000

Que una prueba internacional de la World Surf League se celebre en una aldea de Galicia de 587 vecinos censados implica que la población se multiplique por más de 150 durante los nueve días del evento (del 24 al 1 de septiembre) y que arrastra cada año a cerca de 100.000 personas a la pequeña ciudad del surf que se levanta en Ariño, una esquinita de la playa de Pantín, explica Yago Barreto, director de la prueba. Tiene su contrapartida económica en la hostelería y restauración de la comarca.

El germen del campeonato internacional arrancó en 1988 con más voluntad que medios de la mano de un pequeño grupo de entusiastas decididos a mostrarle al mundo el potencial de esa factoría de olas que es la playa de Pantín. “La playa apenas ha cambiado en 20 años. Sigue virgen, en un espacio natural sin urbanizar y expuesta a todos los vientos y corrientes para sacar una ola tras otra”, destaca Rob Gunning (Brisbane, 1970), tour manager para Europa de la WSL desde 2010.

Foto: Prueba de surf adaptado en la playa de Pantín, A Coruña. (PantinClassic Galicia Pro)

Hoy el deporte se hace negocio. Más allá del campeonato, el Pantín Classic es toda una fiesta en la playa, comida, bebida, música en directo bajo el paraguas de marcas y patrocinios que combinan surf profesional e inclusivo, con una prueba internacional para personas con discapacidad dentro de la Para Surfing League (PSL) donde atletas ciegos o amputados como Sarah Vallejo, -campeona el mundo en 2023 en Prone 2-, demuestran que es posible surfear sin extremidades y adivinando las olas con manos y oídos con el mar como terapia de salitre.

El surf profesional tiene mucho de dinastía. De padres a hijos y de hermanos a hermanas y entre parejas. Una pasión compartida que, muy a menudo, los enfrenta en competición. Estos días se disputa en aguas de Pantín, en Valdoviño (A Coruña) la única prueba de la World Surf League (WSL) en España con 37 años de historia. Una playa salvaje, sin urbanizar, conocida por sus 365 días de olas, expuesta a todos los vientos y corrientes, en el cruce del Cantábrico con el Atlántico.

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