El guardia civil que mejor conoce el 'método gallego' del que alerta la DGT: "Están metidas familias enteras"

Puntos kilométricos, número de agentes, radares móviles, franjas horarias y medios desplegados en tiempo real en un mensaje al móvil. Un nivel de detalle asombroso para burlar la ley, multiplicando el peligro potencial para peatones, ciclistas, motos y otros conductores. Lejos de ser inofensivos, las aplicaciones que comparten información sobre los controles de alcoholemia facilitan que personas que no están en condiciones se envalentonen al volante, alertan a delincuentes habituales y nutren de información valiosa a clanes y bandas del crimen organizado. Sobre esta base, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha pasado al contraataque para sancionar a quien los administra y atajarlos en origen.

Detrás del "método gallego" que ha traído de cabeza a la DGT y a la Guardia Civil de Tráfico está un vecino de Carballo (A Coruña), en A Costa da Morte, que llegó a administrar cerca de 40 grupos de WhatsApp con 256 miembros en cada uno de ellos. Desde 2022, el tope de miembros en esta app, que es "sucursal" de Meta, escaló hasta 1.024. Echando cuentas, prácticamente toda la localidad participaba de alguno de estos grupos.

"Llegó a tener unos 15.000 en red", señalan fuentes del Instituto Armado. Con la práctica, se preocupó de cambiar "radar" por "trompeta" y "control" por alertas de colores, pero con el mismo objeto, como los narcos llaman "chipirón o lubina" a los fardos de droga.

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El Confidencial

Esta práctica, made in Galicia para evitar multas y esquivar controles, eclosionó en 2014 y se popularizó también en Telegram. No tardó en exportarse a otros territorios en medio de un vacío legal que obligó a la Guardia Civil a cambiar el paso y la forma de trabajar; de controles estáticos (2-3 horas) en nudos clave —rotondas, cruces, incorporaciones—, a operativos dinámicos (15-20 minutos), móviles y sorpresivos, cuenta a El Confidencial Antonio Hidalgo Serrano, teniente coronel al frente del Sector de Tráfico de Galicia.

Madrileño, aterrizó en Galicia en 1997 y no tardó en comprender que las dinámicas sobre ruedas eran diferentes en el noroeste peninsular. "Galicia es la comunidad con más kilómetros de vías asfaltadas, tres veces más que Andalucía con mucha mayor superficie. La mayoría de la población vive en el mundo rural. Dependen y necesitan el coche hasta para ir al bar", expone.

Una maraña de pistas enrevesadas que permiten trazar itinerarios alternativos para evitar controles en las vías principales ayudaron a popularizar este "método gallego" que consiste, básicamente, en compartir información en tiempo real de la ubicación de radares y de la presencial policial a través de aplicaciones de mensajería. En este contexto, apps como Social Drive —que también se acuñó en Ferrol (A Coruña)— o Waze hicieron estragos limitando la efectividad de los controles, que tuvieron que reinventarse. "Había algunas que el nivel de detalle era exagerado, sangrante", reconoce.

Un vecino de Carballo manejaba 40 grupos de WhatsApp con 15.000 usuarios

"Es triste porque detrás del 80% de los fallecidos están el alcohol y las drogas", expone Hidalgo. "Cada semana nos llegan informes de autopsias y en torno al 40% arrojan positividad con tasas altísimas en niveles delictivos por encima de dos y tres gramos", añade este mando con 27 años de experiencia al frente de un sector con 854 agentes en Galicia.

"No es que nos infiltremos en las apps, es que el 90% de los guardias son gallegos. Conocen su territorio, tienen familia y saben perfectamente cómo funcionan estos grupos donde el acceso es muy sencillo y están metidas familias enteras", explica.

Primeras sanciones firmes

La Guardia Civil de Tráfico en Galicia fue el primer sector de España en tomar nota y buscar una vía para atajar estos grupos. La primera propuesta de sanción fue contra una de estas aplicaciones de mensajería en 2019, señala Hidalgo.

Tampoco se libró de la multa el particular 'ideólogo' del método gallego. A este vecino de Carballo le cayó este año la primera sanción firme —de 600 a 30.000 euros— de la Subdelegación del Gobierno en A Coruña por infringir el artículo 36 de la Ley de Seguridad Ciudadana (4/2015). Tráfico tuvo que acudir al apartado 23 —el uso no autorizado de imágenes o datos personales o profesionales de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que pueda poner en peligro la seguridad personal o en riesgo el éxito de una operación— para hacer frente al vacío legal que los dejaba a expensas de aplicaciones y chats que frustraron o minoraron muchos de sus operativos.

En paralelo, el Instituto Armado también lanzó una propuesta de sanción contra una de estas aplicaciones que "han sido un freno para la seguridad vial", señalan el jefe de Tráfico, a fin de bloquearlas en origen.

"Nos ven como recaudadores, como ‘lagartos verdes’ —así los parodiaban en Land Rober, un espacio humorístico de la televisión gallega— pero circular implica un peligro y nuestro trabajo es mejorar la seguridad en las carreteras", sostiene Hidalgo. Pese a todo el esfuerzo hecho en campañas de prevención y concienciación desde la escuela, "en Galicia sumamos 1.000 positivos al mes", apunta este mando. "Hace unos días un joven, en Marín, sin carné y bebido. No mató a nadie, pero pudo hacerlo", sentencia.

¿Sabes a quién ayudas?

Abriendo el foco, los datos siguen siendo dramáticos a nivel estatal: 1.145 personas dejaron su vida en la carretera en 2023 y 4.495 resultaron heridas. Son tres víctimas al día, en el balance anual de la DGT, sin apenas variación en la última década, ya que en 2014 fueron 1.132 los fallecidos. Los más vulnerables: motoristas (286), peatones (118) y ciclistas (45) y las seis comunidades con mayor tasa de mortalidad: Andalucía, Cataluña y Castilla y León, Castilla-La Mancha, Valencia y Galicia.

La división de Tráfico de Galicia también ha recurrido a las redes sociales para contraatacar contra "unas herramientas que comparten una información de la que se nutre tanto el infractor como el delincuente profesional".

Los propios agentes son los protagonistas de una serie de tres vídeos, en colaboración con la productora O Faiado, donde apelan a reflexionar sobre las consecuencias de alimentar estas aplicaciones. ¿Sabes a quién ayudas?, ¿Quién lo avisó?, y "No seas cómplice" son los tres minicortos que buscan contrarrestar aplicaciones populares como Social Drive.

¿Cómo? Parten de escenas corrientes —una comida entre amigos o una noche de fiesta— por la línea dura e impactante de la DGT hasta un final emocional y trágico donde las personas que comparten las ubicaciones acaban sufriendo las consecuencias de las pérdidas. "Te pueden sancionar, pero también te pueden salvar la vida. Los controles son necesarios y no sabes a quién estás ayudando a evitarlos", concluyen.