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La enésima vida del mayor astillero privado: más trabajo pero menos trabajadores
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Hijos de J. Barreras

La enésima vida del mayor astillero privado: más trabajo pero menos trabajadores

Malestar en la plantilla de Barreras tras su adjudicación a Armón, que promete relanzar la actividad de la factoría naval pero reduce al mínimo su empleo

Foto: Imagen del yate Evrima a su salida del astillero Hijos de J. Barreras. (EFE/Salvador Sas)
Imagen del yate Evrima a su salida del astillero Hijos de J. Barreras. (EFE/Salvador Sas)

Pocas entidades de vida tan azarosa y supervivencia tan inesperada como Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España. De nuevo contra las cuerdas, encara una nueva vida ahora de la mano de Astilleros Armón, que pretende recuperar las heridas dejadas por muchos años de gestión dudosa coronados por el fugaz paso de Ritz-Carlton por la factoría naval viguesa. La jueza que tramita su más reciente concurso de acreedores ha aceptado la propuesta de los administradores concursales de entregar Barreras a Armón por 14,9 millones de euros. El ganador del proceso de concurrencia competitiva presentaba la mejor cartera de pedidos, pero también la peor previsión de empleo, que pasará de 123 a solo 20 trabajadores.

Fundado en 1892, Barreras acumula en apenas una década dos concursos de acreedores —el primero, en 2011, con un largo reguero de víctimas en la industria auxiliar— y varios e inesperados cambios de propiedad. El primero de ellos, cuando la Xunta pilotó de la mano de Feijóo la entrada de Pemex como socio mayoritario. Tras ese sonado fracaso, que acabó en la fiscalía de México, el intento de rescate a cargo de Ritz-Carlton empeoraría la ya delicada salud económica y financiera del astillero. El pasado enero se presentó la declaración de concurso de acreedores, mientras se gestionaba el traspaso de la unidad productiva a una de las tres firmas interesadas.

Astillero Armón logró el beneplácito a la operación frente a las propuestas de Astilleros Gondán y Marina Meridional, con mejores perspectivas para el empleo, pero con un plan de negocios menos convincente a ojos de los administradores concursales y del Juzgado de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, que ha gestionado el proceso. La unión de Armón —integrada en la sociedad Pymar— y Barreras permitirá consolidar un grupo naval de dimensiones hasta ahora desconocidas, aunque en la otrora imponente factoría de Vigo solo trabajarán dos decenas de operarios.

Foto: Construcción de un buque en el astillero vigués de Barreras. (Hijos de J. Barreras)

Quedará así reducido a la mínima expresión el empleo en un astillero que en los años sesenta llegó a contar con 1.800 trabajadores. Fue el momento de su mayor expansión, aunque apenas 15 años después, en 1976, sufriera el primero de sus muchos colapsos financieros, para acabar en las manos estatales del Instituto Nacional de Industria. Ya a finales de los noventa, Hijos de J. Barreras fue privatizada a un grupo formado por la Naviera Odiel, el equipo directivo de la época, Albacora y el empresario del sector naval José García Costas.

Costas se convertiría en un personaje de una importancia capital en el incierto devenir de la compañía en los siguientes años. Su entrada en el capital de Barreras se produjo de la mano de la desaparecida Caixanova, de la que era consejero y mano derecha de su todopoderoso director general, Julio Fernández Gayoso. Permaneció incluso cuando Pemex tomó el control societario de la compañía, pero tras el cambio de Gobierno en México, ya en 2019, fue apartado de forma fulminante de los puestos directivos y un año más tarde, bajo el control de Ritz Carlton, cedió el control de sus acciones.

Bajo su mandato de García Costas se llevó a cabo el concurso de acreedores de 2011, que implicó una quita del 80% de una deuda que ascendía a 71,75 millones de euros. La operación supuso la ruina de multitud de empresas auxiliares, pero no las participadas por Costas, pese a encontrarse entre sus principales proveedores.

Foto: Vista del minicrucero inacabado de Ritz Carlton en el astillero de Barreras. (EFE)

La crisis se ha arrastrado hasta culminar con el cambio de propiedad, una decisión judicial que los trabajadores han acogido con indignación. “Son las peores noticias que podíamos esperar, estamos muy decepcionados”, afirmó el presidente del comité de empresa, Sergio Gálvez, que estudia recurrir la adjudicación. “No se entiende que habiendo otras ofertas viables, se tome la decisión de echar a casi toda la plantilla, porque 20 de 120 es echar a toda la plantilla”, lamentó el representante sindical, que también anunció posibles acciones judiciales contra Ritz-Carlton. Gálvez tachó de “humillante” la pérdida de empleo. “Muchos de los trabajadores llevan más de 20 años, tienen un profundo conocimiento del sector. El informe concursal está lleno de cuestiones que no son ciertas, es lamentable”, denunció

La jueza, en cambio, sostiene en el auto en el que autoriza la venta a Armón que ni los trabajadores ni los responsables de las otras ofertas han presentado “argumentos que justifiquen la necesidad de la totalidad de la plantilla en activo” para retomar la actividad en el astillero. La magistrada asume el planteamiento de los administradores, que priorizan las garantías de pago de las deudas a los acreedores, lo que avala “la pervivencia de empresas auxiliares del sector naval”, que, de otro modo, “se verían nuevamente afectadas por las situaciones de insolvencia padecidas por la concursada”. El documento judicial cifra en 6.500 trabajadores el empleo indirecto dependiente de Barreras, que es el que se quiere preservar.

Foto: El yate Evrima. (EFE)

Los trabajadores apostaban por la oferta de Gondán, que según la jueza, y tal y como apuntaban los administradores, “no permite satisfacer la práctica totalidad de los créditos de los acreedores y genera dudas respecto de la continuidad de todos los trabajadores de la plantilla ya fuera de este proceso, una vez transmitida la unidad productiva”. El auto expone que “la sostenibilidad del tejido empresarial e industrial del sector auxiliar y complementario de la actividad de Hijos de J. Barreras, vinculada al sector naval, determina que haya que velar por la satisfacción de los créditos de quienes, como acreedores, concurren al proceso”.

En la nueva fase que se abre para la muy cambiante Barreras, ahora de la mano de Armón, la compañía defiende un plan de negocio para reactivar sus vacías gradas en la ría viguesa que convenció a administradores y jueza. Los proyectos del grupo pasan por la construcción de un oceanográfico para Islandia y un arrastrero congelador para una armadora argentina, contratos a los que se aferra la centenaria empresa para superar su enésima crisis.

Pocas entidades de vida tan azarosa y supervivencia tan inesperada como Hijos de J. Barreras, el mayor astillero privado de España. De nuevo contra las cuerdas, encara una nueva vida ahora de la mano de Astilleros Armón, que pretende recuperar las heridas dejadas por muchos años de gestión dudosa coronados por el fugaz paso de Ritz-Carlton por la factoría naval viguesa. La jueza que tramita su más reciente concurso de acreedores ha aceptado la propuesta de los administradores concursales de entregar Barreras a Armón por 14,9 millones de euros. El ganador del proceso de concurrencia competitiva presentaba la mejor cartera de pedidos, pero también la peor previsión de empleo, que pasará de 123 a solo 20 trabajadores.

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