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Las irregularidades de un aspirante al PP de Vigo enturbian el 'casting' contra Caballero
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Las irregularidades de un aspirante al PP de Vigo enturbian el 'casting' contra Caballero

El senador Javier Guerra, contrincante de Marta Fernández-Tapias, ofreció su cuenta bancaria para abonar la cuota a decenas de militantes

Foto: Javier Guerra (dcha), aspirante a liderar el PP de Vigo. (EFE/Salvador Sas)
Javier Guerra (dcha), aspirante a liderar el PP de Vigo. (EFE/Salvador Sas)

Podría pensarse que competir con Abel Caballero por la alcaldía de Vigo no es plato de buen gusto. El más mediático de los regidores de España, artífice de una de las mayorías más rotundas y duraderas de la democracia, no tiene contrincante en el PP, reducido a cuatro concejales en una corporación de 27. A Caballero le apoyó en 2019 casi el 68% de los votantes; a los populares, apenas el 13%. Pero no. En el partido de Alberto Núñez Feijóo sobran quienes quieren posicionares ante el que tal vez sea el último mandato del primer edil —extremo que él niega—, con la esperanza de recoger en 2027 lo que ahora se coseche. Y, en esa lucha, dos aspirantes se baten en un cuerpo a cuerpo salpicado por el escándalo de una afiliación masiva, promovida por el senador y candidato Javier Guerra.

Guerra y la delegada de la Xunta en Vigo, Marta Fernández-Tapias, medirán sus fuerzas en el congreso local el 18 y 19 de diciembre. Las características de la carrera denotan las contradicciones y la complejidad de una organización que lleva a la sombra del socialista desde junio de 2007. De un lado, un senador que formó parte del primer Gobierno de Feijóo, del que salió de mala manera y que mantiene una relación más que distante con el presidente. Del otro, una persona de confianza del número dos de la Xunta, Alfonso Rueda. En contra de lo que pudiera concluirse con esta breve semblanza, los patas negras del PP local están con Guerra, y es Tapias la que presume del apoyo de las bases. Todo un ejemplo de la erosión provocada por la era Caballero en la mayor agrupación en Galicia del Partido Popular.

Foto: El presidente del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo. (EFE)

Tapias se anticipó a presentar su candidatura a presidenta del PP de Vigo —ahora pilotado por una gestora— en un acto en el que se rodeó de decenas de militantes y simpatizantes. Desde entonces, ha demostrado con algún baile en público y con el lema #ADNVigo que está dispuesta a combatir a Caballero con sus mismas armas. Una semana después, Guerra desplegaba la suya con el respaldo de 300 personas, entre las que se encontraban casi todas las que tienen o han tenido responsabilidades públicas: los cuatro concejales, los expresidentes de Nuevas Generaciones Javier Dorado y Javier Gago, diputados y ex subdelegados del Gobierno. Las fotos del evento permitieron comprobar que los veteranos están lejos de la propuesta con la que simpatiza la sede gallega del partido.

Una y otro han confirmado que la presidencia de la formación es la antesala de sus intenciones como candidatos a la alcaldía. Competir con un regidor con la popularidad y el respaldo de Caballero tiene muchos inconvenientes, pero también alguna ventaja. El que resulte aspirante partirá de unos resultados tan bajos que podrá presentar cualquier mínimo avance como una victoria. Y, sobre todo: aunque no doblegue al actual regidor, el pretendiente del PP podrá forjarse desde dentro de la corporación de cara a las siguientes municipales, en las que el socialista sumaría ya 18 años de mandato y podría considerar la hora del relevo.

Foto: El alcalde de Vigo, Abel Caballero. (Atresmedia)

El aliciente debe ser importante a la vista de la intensidad del duelo entre Guerra y Tapias. Y de forma muy especial, por el incidente que ha condicionado la carrera del congreso local: el intento del senador de pagar la afiliación de decenas de militantes con cargo a una cuenta bancaria de su titularidad. Los hechos fueron advertidos por Génova, que comunicó al PP de Pontevedra la anulación de las inscripciones, todas ellas realizadas “en las últimas semanas”. Las anomalías consisten en darse de alta con el pago de un tercero, en este caso Javier Guerra, cuya cuenta bancaria corría con los gastos de 19 solicitudes, según reveló en una circular el comité organizador del congreso.

Además, fuentes del PP filtraron que la hermana del 'exconselleiro' también asumió el pago de siete cuotas y que una tercera persona habría hecho lo propio con otras nueve personas. Todas ellas fueron anuladas por irregulares, al comprobarse que no había relación alguna entre las afiliaciones y las cuentas bancarias. “Los hechos descritos obligan a extremar la prudencia y la vigilancia en los casos en los que se permita abonar cuotas de afiliación impagadas”, recomienda la circular de la comisión, que se compromete, “en la medida de lo posible, en la prevención, detección y eliminación de posibles conductas contrarias a la cultura de cumplimiento”.

Guerra es un veterano del PP, aunque en los últimos tiempos lideró sucesivos amagos de afiliarse a Ciudadanos

El intento de inflar el censo para incrementar apoyos fue en vano. Este mismo jueves, el secretario de Organización, Alberto Casero, autor de la carta que revelaba las irregularidades, se dirigió por escrito a Guerra para señalar que las nuevas altas nunca hubieran sido incorporadas al censo electoral del cónclave de Vigo. “En modo alguno, estas afiliaciones se hubieran podido incluir y, por tanto, no hubieran podido participar del mismo y, como consecuencia de ello, menos aún decantar el resultado del proceso electoral interno”, apunta Casero.

Foto: La candidata del PP de Vigo durante su renuncia. (EFE)

Guerra, que no niega las afiliaciones irregulares pero sí su número, consideró que esta comunicación de Génova “aclara todas las dudas que se hayan podido sembrar en los últimos días”. Casero fue el responsable de la anulación de las afiliaciones, con el objetivo de “evitar que se produzcan pagos masivos, más aún en momentos precongresuales”. La candidatura de Marta Fernández-Tapias calificó los hechos de “intento de pucherazo” y las explicaciones del senador, de “inverosímiles y poco convincentes”, en palabras del exconcejal Antonio Martiño, miembro del equipo de la delegada de la Xunta.

Guerra es ya un veterano del PP, aunque en los últimos tiempos lideró sucesivos amagos de afiliarse a Ciudadanos. En 2016 también fue candidato a la presidencia del PP de Vigo, que no alcanzó por apenas un centenar de votos. La vencedora fue Elena Muñoz, que contaba con el respaldo de la dirección gallega del partido. Pero esta dimitió tras sus desastrosos resultados electorales en las municipales de 2019, lo que dejó al partido en Vigo en una situación de interinidad de la que todavía no se ha librado.

Podría pensarse que competir con Abel Caballero por la alcaldía de Vigo no es plato de buen gusto. El más mediático de los regidores de España, artífice de una de las mayorías más rotundas y duraderas de la democracia, no tiene contrincante en el PP, reducido a cuatro concejales en una corporación de 27. A Caballero le apoyó en 2019 casi el 68% de los votantes; a los populares, apenas el 13%. Pero no. En el partido de Alberto Núñez Feijóo sobran quienes quieren posicionares ante el que tal vez sea el último mandato del primer edil —extremo que él niega—, con la esperanza de recoger en 2027 lo que ahora se coseche. Y, en esa lucha, dos aspirantes se baten en un cuerpo a cuerpo salpicado por el escándalo de una afiliación masiva, promovida por el senador y candidato Javier Guerra.

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