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Ana Pontón toma impulso en el nacionalismo gallego con su amago de retirada
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Ante la asamblea nacional del BNG

Ana Pontón toma impulso en el nacionalismo gallego con su amago de retirada

La portavoz nacional del BNG arranca el respaldo de la vieja guardia tras el inesperado anuncio de un "período de reflexión"

Foto: La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón. (EFE)
La portavoz nacional del BNG, Ana Pontón. (EFE)
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De todas las interpretaciones que se han hecho sobre el amago de retirada de Ana Pontón, la portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego, la más compartida es que quiere las manos libres. Su cargo es tradicionalmente un "préstamo" de la UPG, la organización comunista que ejerce el papel hegemónico en el BNG, más cómoda en la trastienda que en la exposición pública. Avalada por los resultados de las autonómicas de 2020, en las que rompió el techo electoral del Bloque y lo puso al frente de la oposición, Pontón no desea tutelas de la Unión do Povo Galego, partido férreamente controlado por lo que sus rivales llaman los coroneles. Si ese es su objetivo, parece logrado, como confirma el aval público concedido por el secretario general de la UPG, Néstor Rego.

La portavoz nacional agitó el regreso de las vacaciones con la noticia sobre su futuro en el BNG, que afronta su 17ª asamblea nacional el 9 de noviembre. "Quiero tomarme un tiempo de reflexión personal sobre cuál debe ser mi papel", anunció en la rueda de prensa posterior a la reunión de la última ejecutiva, el 26 de agosto. Apeló a la existencia de "gente válida" en la formación frentista para asumir la portavocía nacional, un cargo de interlocución con la sociedad que en el BNG carece de atribuciones ejecutivas, aunque su titular, salvo excepciones, es también el elegido para aspirar a la presidencia de la Xunta. El anuncio de su eventual paso a un lado vino acompañado de recomendaciones de una "reflexión colectiva de calado" para ensanchar la base electoral del BNG y alertas de autocomplacencia y conformismo.

Foto: La candidata del BNG a la presidencia de la Xunta, Ana Pontón, durante un acto electoral en Santiago de Compostela. (EFE)

Desde ese momento, las interpretaciones sobre las intenciones de Pontón se sucedieron, desde motivos personales a diferencias internas. No tardó en obtener un respaldo casi unánime entre los principales dirigentes y cargos públicos del Bloque, que expresaron su deseo de que esa reflexión conduzca a la revalidación del cargo en noviembre. Entre la militancia, también sacudida por el anuncio, se extendió igualmente el apoyo a la última candidata a la Xunta. El de la UPG, en cambio, se hizo esperar más. Hasta que, una semana después del anuncio, Néstor Rego le dio su bendición.

El líder de la Unión do Povo Galego y diputado en el Congreso reaccionó finalmente para afirmar que está "absolutamente convencido" de que Ana Pontón es la "persona idónea y la más indicada" para revalidar el cargo de portavoz nacional. Lo hizo entre tibios halagos y manifestaciones de "respeto y comprensión" al período de reflexión abierto. Cuando alguien asume "una responsabilidad de este calibre", señaló, también es razonable que quiera evaluar todos los elementos que concurren. Rego apeló al "proceso colectivo de la militancia" en el crecimiento más reciente del BNG, en el que, admitió, Ana Pontón "tuvo un papel determinante". "Y a partir de ahí poco más tengo que decir", zanjó.

placeholder Ana Pontón, durante la campaña de las elecciones autonómicas gallegas. (EFE)
Ana Pontón, durante la campaña de las elecciones autonómicas gallegas. (EFE)

Al contrario que el resto de los portavoces nacionales que la antecedieron, la actual milita en la UPG, aunque está alejada de los cargos de responsabilidad en el partido. En el último congreso de ese partido, celebrado en febrero de 2020, la portavoz nacional del BNG se convirtió en una de las principales protagonistas y fue objeto de una gran ovación, hasta el punto de eclipsar el protagonismo político de Rego, que fue reelegido para un cargo que ejerce desde 2012.

Eso fue antes de las elecciones de junio del pasado año, en el que, con ella como candidata, el nacionalismo gallego lograría los mejores resultados de su historia, con 19 de los 75 escaños, cinco más que el PSOE, y un 23,79% de los votos, lo que convirtió al BNG en la referencia de la oposición al Gobierno de Alberto Núñez Feijóo. Con ese impulso, la convocatoria de la 17ª asamblea del BNG en noviembre se planteaba como un lanzamiento de su candidatura a la Xunta, de cara a unas elecciones que no tocan hasta 2024, pero en las que el Bloque se perfila como principal alternativa. La perspectiva de que, por primera vez desde 2009, Feijóo no sea el candidato del PP incrementa las expectativas de relevo de la oposición, especialmente en el Bloque, que se ve con posibilidades de liderar un bipartito con el PSdeG.

Pontón ha reflexionado durante sus vacaciones sobre la conveniencia de convertir todo el caudal político acumulado en autonomía estratégica

De acuerdo con la interpretación más extendida entre los nacionalistas, la portavoz ha reflexionado durante sus vacaciones sobre la conveniencia de convertir todo el caudal político acumulado en los últimos años en autonomía estratégica, una prerrogativa que hasta ahora la UPG nunca ha concedido. Si, como parece, finalmente se decide a optar a la revalidación del cargo, lo hará en unas condiciones de las que no gozó ninguno de sus antecesores, que siempre atravesaron situaciones de tensión con el partido hegemónico.

La renuncia de Pontón sería un drama para una formación que ha acusado como pocas la irrupción en el plano político de Podemos y las Mareas de Galicia. De alguna manera, ese nuevo escenario nació en Galicia en 2014 con aspecto de escisión, cuando la coalición Alternativa Galega de Esquerdas canalizó el movimiento 15-M y redujo al BNG a cuarta fuerza política en el Parlamento gallego. AGE tenía al frente al histórico Xosé Manuel Beiras, exportavoz nacional, que en 2012 abandonó la formación frentista precisamente por sus diferencias con el aparato de la UPG.

Las autonómicas del pasado año demostraron la capacidad de resistencia del Bloque, que, de la mano de Pontón, batía su récord histórico de votos y asistía a la desintegración en Galicia del partido morado y las formaciones de su órbita. Ella apela ahora a la necesidad de "cerrar el ciclo" que se abrió en octubre de 2016, cuando asumió el cargo en un BNG bajo mínimos, que acababa de perder por primera vez en dos décadas su representación en el Congreso de los Diputados. De manos de la primera mujer portavoz nacional, el BNG logró cogobernar en tres diputaciones, sumar una treintena de ayuntamientos y recuperar presencia en la Cámara baja, donde el nacionalismo gallego jugó un papel protagonista en la investidura de Pedro Sánchez. Nadie se imagina un BNG sin Pontón. Probablemente ni siquiera la UPG.

De todas las interpretaciones que se han hecho sobre el amago de retirada de Ana Pontón, la portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego, la más compartida es que quiere las manos libres. Su cargo es tradicionalmente un "préstamo" de la UPG, la organización comunista que ejerce el papel hegemónico en el BNG, más cómoda en la trastienda que en la exposición pública. Avalada por los resultados de las autonómicas de 2020, en las que rompió el techo electoral del Bloque y lo puso al frente de la oposición, Pontón no desea tutelas de la Unión do Povo Galego, partido férreamente controlado por lo que sus rivales llaman los coroneles. Si ese es su objetivo, parece logrado, como confirma el aval público concedido por el secretario general de la UPG, Néstor Rego.

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