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La batalla de Meirás se traslada a los "tesoros" de los Franco en el pazo
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La batalla de Meirás se traslada a los "tesoros" de los Franco en el pazo

El pazo recuperado para el patrimonio nacional alberga piezas de valor histórico y artístico que deberán ser inventariadas por orden judicial

Foto:  Dos patrullas de la Guardia Civil vigilan el acceso al Pazo de Meirás. (EFE)
Dos patrullas de la Guardia Civil vigilan el acceso al Pazo de Meirás. (EFE)

Ahora que la recuperación de Meirás parece encaminada, la batalla se ha trasladado a los "tesoros" de los Franco en el pazo, en concreto a lo que tuvieran la tentación de llevarse y merezca protección. En juego están elementos que alberga en su interior tan valiosos como dos esculturas realizadas por el Maestro Mateo entre los siglos XII y XIII que reclama el Ayuntamiento de Santiago o casi 3.000 volúmenes de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán. Hay mucho más, como dos grandes pilas bautismales medievales arrebatadas de una casa rectoral de Muxía o incontables elementos de otro pazo, el de Dodro, desmontado para reconstruir Meirás.

Desde que el diario 'La Razón' publicó el pasado domingo la intención de los Franco de vaciar Meirás, el temor a un nuevo expolio se apoderó de los colectivos que han liderado su recuperación para el patrimonio nacional. Se enfrió rápidamente la euforia que apenas dos días antes había desatado el auto que pone hora y fecha a la devolución del pazo, el 10 de diciembre a las 11 horas, aunque la reacción fue inminente. Este lunes, la misma juez de A Coruña prohibía a la familia del dictador retirar los bienes y ordenaba la realización de un inventario.

Foto: El Pazo de Meirás. (EFE)

Todo el pazo es Bien de Interés Cultural, cualquier modificación está sometida a control y autorización de la Xunta”, reclama Luís Bará, que en 2008 pilotó desde la Dirección Xeral de Cultura la declaración del histórico inmueble como BIC. El exalto cargo del bipartito de la Xunta prevé una dura resistencia legal de los Franco, que ya pugnan en los juzgados para evitar la recuperación de las esculturas del Maestro Mateo por el Ayuntamiento compostelano.

La declaración como BIC, que no fue firme hasta dos años más tarde, resultó de un trabajo iniciado en 2007 y que incluyó una visita de los inspectores de la consellería de la que surgió un informe y un reportaje fotográfico, que deberán ser complementados con el inventario detallado que reclama el Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña. Fue una visita fugaz y a regañadientes. Los Franco abrían por primera vez las puertas del pazo que ahora deben devolver a instancias del juzgado, pero apenas concedieron cuatro horas a los inspectores.

Foto: Visitantes en la Catedral de Santiago de Compostela, frente al Pórtico da Gloria. (EFE)

El historiador Manuel Pérez Lorenzo, colaborador de Carlos Babío en una investigación que resultó crucial para lograr la recuperación de Meirás, ha pisado cuatro veces el inmueble, siempre en el marco de las visitas programadas que los Franco están obligados a gestionar como consecuencia de la declaración de BIC. Y pese a las limitaciones de esas comprobaciones, avisa de la existencia de un buen número de elementos de indiscutible valor histórico y también artístico.

En lo alto de la pirámide de lo que es necesario conservar están las esculturas del Pazo de Xelmírez y la biblioteca de la autora de Los Pazos de Ulloa, última propietaria antes de que la mansión pasase a manos del dictador. Pero hay mucho más. Por ejemplo, cuadros del ferrolano Álvaro Fernández de Sotomayor o de Ignacio Zuloaga, uno de los más relevantes pintores españoles de la primera mitad de siglo, como el retrato que el vasco realizó a Franco en 1941. Pese a que las visitas admitidas por los herederos estaban restringidas a partes muy concretas de la casa —planta baja, vestíbulo, capilla, despacho y biblioteca—, Lorenzo pudo observar esos cuadros y otros óleos que cuelgan de sus paredes, muchos de ellos de la época de Pardo Bazán.

Foto: Fachada del pazo de Meirás. (EFE)

“Hay que tener en cuenta en qué condiciones se hizo la compra a la familia de Pardo Bazán para entregársela a Franco”, explica Marilar Aleixandre, académica y representante de la Real Academia Galega en la Junta Pro Devolución del Pazo. “Se negoció con su nuera, que tenía nula vinculación sentimental con Meirás, y en el contexto de una guerra y poco después de perder a su marido y a su hijo”. Así se explica algo tan inusual como que se deshiciese de casi 11.000 libros de la famosa biblioteca, de los que en torno a 8.000 se recuperaron por la Real Academia Galega tras el incendio de 1978.

En todo caso, con el objetivo de blindar la recuperación de los 3.000 volúmenes de Pardo Bazán —en la biblioteca hay en torno a 200 más, pero de fecha posterior a 1940, y por lo tanto no relacionados con el legado de la escritora—, la Real Academia Galega ha solicitado que sean declarados BIC, un proceso que la Xunta inició la pasada semana de forma urgente y que incluye la petición de medidas cautelares para evitar la salida de los fondos de Meirás.

El incendio de 1978 añade incertidumbre. No hay quien denuncie que pudo ser provocado para sacar ilegalmente de España buena parte de las antigüedades y obras de arte que contenía, como la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica (CRMH) de A Coruña. La versión oficial es que el incendio destruyó buena parte de las obras de arte y valiosas antigüedades que allí se conservaban. Las incógnitas rodean especialmente a una de enorme valor, 'La marquesa de Santa Cruz', de Francisco de Goya, que la CRMH sospecha que pudiera estar entre las decenas de obras con las que el dictador decoró sus residencias, y que sus herederos pudieron sacar de España tras aquel misterioso incendio en Meirás. Misterioso porque toda la documentación sobre el siniestro está clasificada. Como relató Carlos Babío, en los días previos al incendio el pueblo contempló un inusual trasiego de camiones de carga, muchos de ellos militares. “Decían que era para trasladar madera de una tala, pero todos iban tapados con lonas y salían y entraban del pazo escoltados por soldados y guardias civiles”, precisa.

Como relató Carlos Babío, en los días previos al incendio el pueblo contempló un inusual trasiego de camiones de carga, muchos de ellos militares

Con independencia de lo que se perdiera en el incendio de 1978, Manuel Pérez Lorenzo, coautor con Babío del libro 'Un pazo, un caudillo, un espolio', recuerda otros elementos de gran valor como un retablo del siglo XVII colgado en la capilla o las sillas neogóticas, algunas de ellas, tapizadas manualmente por la propia Emilia Pardo Bazán y sus hijas con las caras de eminencias de la ciencia y la filosofía. También un sepulcro de piedra creado para la propia autora —aunque finalmente no utilizado—, “difícil de mover de allí”. También vio un cuadro de la gallega María Antonia Dans y otros elementos entre artísticos y decorativos, como unos colmillos de elefante, probablemente regalo del mandatario de algún país africano, junto con ánforas rescatadas de la bahía de A Coruña, tapices y mobiliario, mucho mobiliario.

“La cuestión de los muebles no va a ser fácil de resolver”, adelanta Lorenzo. La familia sostiene que casi todos fueron adquiridos en distintas tiendas de antigüedades tras el famoso incendio, pero los historiadores dudan de que aquel suceso acabara con todos los muebles originales de la casa, que en buena lógica “deberían pasar al patrimonio nacional con el pazo”, señala el investigador.

Foto: Vista de las Torres de Meirás, en Sada. (EFE)

En Meirás también hay porcelanas, lámparas, hórreos, fuentes, blasones, tallas religiosas y algún sarcófago medieval cuya propiedad se deberá dirimir, pero que de momento no podrán salir de la que fuera residencia de verano del dictador. También las piedras labradas procedentes del pazo de Bendaña, en Dodro, que fue desmontado para agasajar al anterior jefe del Estado. Otro de los expolios atribuidos a Franco que reposan en la residencia estival de Franco son dos pilas bautismales medievales de gran tamaño que adornaban la casa rectoral de Moirame (Muxía), que una mañana de agosto de 1960 se llevó un camión enviado por Carmen Polo. Los había descubierto la víspera en una visita casual a la apartada iglesia de San Xulián.

En cuanto al otro gran tesoro, las figuras de Isaac y Abraham, que los Franco se llevaron del pazo compostelano de Xelmírez, un grupo de expertos presidido por el profesor de Historia Contemporánea de la Universidade de Santiago de Compostela Emilio Grandío valora una línea de actuación conjunta entre el Ayuntamiento y la Xunta para conseguir su recuperación, después de que los intentos por la vía judicial no hayan tenido éxito. De momento, su declaración como BIC en 2019 obliga a los Franco a notificar cualquier traslado, como recordó el responsable de Cultura de la Xunta, Román Rodríguez.

Ahora que la recuperación de Meirás parece encaminada, la batalla se ha trasladado a los "tesoros" de los Franco en el pazo, en concreto a lo que tuvieran la tentación de llevarse y merezca protección. En juego están elementos que alberga en su interior tan valiosos como dos esculturas realizadas por el Maestro Mateo entre los siglos XII y XIII que reclama el Ayuntamiento de Santiago o casi 3.000 volúmenes de la biblioteca de Emilia Pardo Bazán. Hay mucho más, como dos grandes pilas bautismales medievales arrebatadas de una casa rectoral de Muxía o incontables elementos de otro pazo, el de Dodro, desmontado para reconstruir Meirás.

Francisco Franco
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