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Dos millones a la basura: una sede de Parques Naturales en zona inundable
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Dos millones a la basura: una sede de Parques Naturales en zona inundable

El Gobierno apuesta por la demolición de la estructura de hormigón de un proyecto impulsado en 2007 y que nunca llegó a culminarse

Foto: Inundaciones en las instalaciones termales de Muiño da Veiga, junto a la sede de Parques Naturales (EFE)
Inundaciones en las instalaciones termales de Muiño da Veiga, junto a la sede de Parques Naturales (EFE)

En el ya lejano 2007, en la España de cuando éramos ricos, aquella idea no sonaba mal del todo: un Centro de Interpretación de los Parques Naturales de Galicia y de la Red Natura. Iba a ser un espacio “singular y simbólico”, un edificio “sostenible” firmado por el arquitecto Fernando Lamas y levantado en Ourense a orillas del Miño. Tan próximo al río que la actualización del Plan Hidrológico de 2012 catalogó como inundables los terrenos, en los que ya se había construido la estructura de hormigón. Desde entonces, ahí sigue sin que se haya movido un ladrillo. Una mole que afea una de las zonas de mayor belleza de la capital ourensana. El Gobierno acaba de confirmar que el futuro de la estructura pasa casi con absoluta seguridad por su demolición.

Con la piqueta, se irán al limbo 2,3 millones de euros que consumió el proyecto, que contaba con un presupuesto total de 8,5 millones que debían llegar de fondos europeos. Su derribo se ve como un mal menor por amplios sectores de ciudad de Ourense, incluido su alcalde, Gonzalo Pérez Jácome, ante la certeza de que el centro de interpretación no se iba a culminar y para evitar el impacto paisajístico de una construcción inacabada y abandonada, muy próxima a las pozas termales de Muiño da Veiga.

placeholder Pozas termales de Muiño da Veiga, Galicia. (EFE)
Pozas termales de Muiño da Veiga, Galicia. (EFE)

De momento no hay fecha para destruir lo construido. Solo una reciente respuesta del Ejecutivo a una pregunta presentada en marzo por los representantes ourensanos del PP en el Senado. En ella, se detalla que el acuerdo entre el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y la Xunta de Galicia para la construcción del centro se firmó el 30 de julio de 2008 y tenía vigencia hasta el 31 de diciembre del 2011. “Las obras tuvieron que paralizarse al no haberse suscrito prórroga alguna para el convenio”, relata la respuesta, que añade que según el plan urbanístico en vigor en Ourense, el edificio está en suelo no urbano.

“Las parcelas en las que se ha construido la obra se encuentran además en zona de flujo preferente del río Miño, por lo que es incompatible la existencia de esta construcción con lo establecido en el vigente Plan Hidrológico de la cuenca. Estas circunstancias hacen inviable la finalización de las obras del edificio, al menos de acuerdo con el proyecto inicialmente aprobado”, explica el Gobierno a los senadores populares de Ourense, a quienes detalla que las alternativas “pasan por la demolición de lo construido y la recuperación del entorno a un estado semejante al inicial o con actuaciones compatibles con la legislación de aguas vigente”.

Las parcelas en las que se ha construido se encuentran en zona de flujo preferente del río Miño, por lo que es incompatible la construcción

El proyecto lo puso en marcha el socialista ourensano Pachi Vázquez cuando estaba al frente de la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta. En marzo de 2007 presentó una idea que debía consolidar a la ciudad como “pórtico de entrada a la Galicia Verde”. En el centro se crearían salas de interpretación de los parques de Corrubedo, Monte Aloia, Fragas do Eume, Enciña da Lastra, O Invernadoiro y Xurés, junto a otras para espacios de la Red Natura 2000. Según detalló Vázquez, se precisaban 8.000 metros cuadrados, 2.380 de ellos para el edificio, que albergaría un gran espacio de exposiciones y un auditorio para 100 personas. Según indicó entonces, se preveía una asistencia de hasta 100.000 visitantes al año.

Aunque la previsión pasaba por iniciar las obras en 2008, la primera piedra del edificio no se pondría hasta octubre de 2010, con otra orensana, la socialista Elena Espinosa, al frente del Ministerio de Medio Ambiente, que aportaba siete millones de euros. Las obras duraron solo hasta 2011, ya con el PP otra vez al frente del Gobierno gallego y cuando estaba levantada una estructura muy visible en las puertas de la ciudad, en plena zona termal. Un año después, los terrenos se declararon inundables y el proyecto entró en un callejón del que ya no saldría.

Foto: Imagen de una de las viviendas de la aldea. Foto: Aldeasabandonadas.com

Como alternativa a la demolición, en 2017 se barajó un plan que pasa por la construcción de un muro perimetral que evite inundaciones y adecue la edificación a la nueva condición de los terrenos, una adaptación que dispararía el presupuesto en unos tiempos que ya no son ni mucho menos de alegrías inversoras. Como advertía el informe con la propuesta, elaborado por la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta, la solución supondría “un notable incremento del coste de la obra iniciada”.

Más de una década después de que se presentara el proyecto, PSOE y PP siguen reprochándose mutuamente su fracaso. En un reciente pleno, en el que se debatió una moción de Ciudadanos, fue el BNG quien defendió con mayor ahínco la culminación del centro de interpretación. Los populares se esforzaron en acusar a los socialistas de los retrasos, lo que habría impedido culminar las obras antes del cambio de calificación de los terrenos. Estos, mientras, denunciaron que hubo varios requerimientos al Gobierno del PP para renovar el convenio antes de su finalización, sin encontrar respuesta. El alcalde reiteró que sus preferencias no pasan por la finalización de la obra, sino por demolerla para crear un aparcamiento destinado a las termas o autocaravanas.

En el ya lejano 2007, en la España de cuando éramos ricos, aquella idea no sonaba mal del todo: un Centro de Interpretación de los Parques Naturales de Galicia y de la Red Natura. Iba a ser un espacio “singular y simbólico”, un edificio “sostenible” firmado por el arquitecto Fernando Lamas y levantado en Ourense a orillas del Miño. Tan próximo al río que la actualización del Plan Hidrológico de 2012 catalogó como inundables los terrenos, en los que ya se había construido la estructura de hormigón. Desde entonces, ahí sigue sin que se haya movido un ladrillo. Una mole que afea una de las zonas de mayor belleza de la capital ourensana. El Gobierno acaba de confirmar que el futuro de la estructura pasa casi con absoluta seguridad por su demolición.

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