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Rueda, Puy, Pastor: arranca la legislatura del relevo de Feijóo sin claro sucesor
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Problemas en el liderato socialista

Rueda, Puy, Pastor: arranca la legislatura del relevo de Feijóo sin claro sucesor

Tres son los favoritos para suceder al reelegido presidente de la Xunta por cuarta vez y aún en las quinielas para desembarcar en Madrid

Foto: Feijóo junto a su vicepresidente, Alfonso Rueda, este viernes en el nuevo Parlamento. (EFE)
Feijóo junto a su vicepresidente, Alfonso Rueda, este viernes en el nuevo Parlamento. (EFE)

Este viernes arrancó en Galicia una legislatura digna de otros tiempos, cuando Fraga coleccionaba mayorías absolutas y el pastel restante se lo repartían nacionalistas y socialistas. Es casi un calco de la que se inició en 1997, con 42 diputados del PP, 19 del BNG y 14 del PSdeG (entonces fueron 42, 18 y 15), como si la nueva política y los partidos emergentes a derecha e izquierda nunca hubieran existido. Al igual que le ocurría al fundador del PP cuando se especulaba con su retirada, será también un mandato repleto de movimientos sucesorios, con muchos aspirantes a tomar el relevo de Alberto Núñez Feijóo pero ninguno aventajado. Y será además una prueba para el nuevo liderazgo de la nacionalista Ana Pontón y de la capacidad de resistencia de Gonzalo Caballero al frente del socialismo gallego.

La nueva normalidad se dejó sentir en la ausencia de público en la Cámara autonómica, lo que le restó brillo a la sesión, y en la instalación de mamparas de protección que aislaron a los 75 diputados, todos ellos con mascarilla. Salvo por los resultados y las quinielas sucesorias, todo lo demás es distinto en un período legislativo marcado por la crisis del coronavirus, después de un aplazamiento electoral que obligó a posponer al 12 de julio las autonómicas gallegas y de una campaña sin actos masivos, en la que no faltaron confinamientos de territorios afectados por los rebrotes. De la gestión de esa crisis salió vencedor a ojos de la mayoría de los gallegos un Alberto Núñez Feijóo que afronta su cuarto y—de acuerdo con sus propias palabras— último mandato al frente de la Xunta, con las puertas todavía abiertas a un posible desembarco en Madrid.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la FEMP y alcalde socialista, Abel Caballero. (EFE)

Esta vez el debate por su sucesión será inevitable, aunque los favoritos son los mismos de los últimos años: el vicepresidente en funciones, Alfonso Rueda; el reelegido portavoz del grupo popular, Pedro Puy —reacio a aceptar la responsabilidad—, y la expresidenta del Congreso Ana Pastor. Los excepcionales resultados del PP en A Coruña han ampliado el abanico al responsable provincial del partido y de nuevo vicepresidente primero de la Cámara autonómica, Diego Calvo, en competencia con un Rueda que rozó el pinchazo en Pontevedra, donde también es presidente. La soterrada competencia entre ambos, Calvo y Rueda, es el único ruido que hasta ahora se desprende de la batalla por asumir las responsabilidades de Feijóo. Y no se descartan otras figuras como la del 'conselleiro' Francisco Conde, estrechamente ligado al presidente en funciones.

Como Fraga en su época, Feijóo no da pistas, y dejará que cada cual extraiga sus conclusiones del nuevo Gobierno que formará a finales de agosto o principios de septiembre. La continuidad de Rueda como número dos de su Ejecutivo es la principal incógnita. De momento, para la Mesa del Parlamento ha optado por la continuidad, con el mismo presidente, el veterano Miguel Santalices, con Calvo de nuevo como vicepresidente primero y con la única novedad de la exalcaldesa de Vigo Corina Porro como secretaria. Aunque el escenario parlamentario es muy similar al de los últimos años noventa, la cultura de los partidos es completamente distinta, por lo que la opinión de Feijóo ya no será tan crucial como la que se esperaba —y nunca llegó— de Fraga sobre la identidad de su sucesor.

Sin la nueva política

En el campo de la oposición, la XI Legislatura del Parlamento de Galicia es la primera sin representantes de la autodenominada nueva política, precisamente allí donde comenzó en 2012 con Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Aquella coalición tejida por Xosé Manuel Beiras y Yolanda Díaz, considerada un laboratorio electoral de Podemos y en la que participó como asesor Pablo Iglesias, irrumpió con un sorprendente 14% de votos y nueve diputados. El pasado 12 de julio, su heredera Galicia en Común se quedó sin representación parlamentaria, lo que devuelve la Cámara autonómica que ahora se constituye al tripartidismo que la caracterizó entre 1993 y 2012.

En ese panorama, el protagonismo en la oposición es para un BNG que ahora lidera Ana Pontón, portavoz parlamentaria y de la formación frentista, una posición que se visualizó literalmente en la ocupación de los escaños de los socialistas durante las dos últimas décadas. Sentada justo enfrente de Feijóo, la que fuera candidata a la presidencia y protagonista del sorpaso al PSdeG prometió el cargo con la misma fórmula de la legislatura pasada, con un clavel y un ejemplar de 'Sempre en Galiza', de Castelao, en las manos: "Me comprometo a ser fiel a Galicia, a defender los derechos sociales y nacionales de los gallegos y las gallegas y su libertad y, por imperativo legal, prometo".

Problemas en los socialistas

El período legislativo será una prueba para la capacidad de resistencia de Gonzalo Caballero, que tomó el mando del PSdeG en 2017 y hace apenas seis meses parecía serio candidato a relevar a Feijóo en la presidencia de la Xunta, después de sus buenos resultados en las dos elecciones generales de 2019. El desgaste del Gobierno de Pedro Sánchez durante la pandemia jugó en su contra, y ahora tiene que hacer frente a los embates para removerlo del cargo. El principal llega de la provincia de A Coruña, que ha atribuido al candidato falta de autocrítica por los malos resultados electorales. El comité provincial del PSdeG, con el presidente de la Diputación al frente —Valentín González Formoso—, ha exigido una reconstrucción del partido a base de diálogo y reprochado a Caballero organizar la formación de manera "unilateral", sin contar con alcaldes y militantes. El PSOE coruñés reclama directamente "un nuevo proyecto para Galicia", petición que augura otra legislatura de batallas internas en el socialismo gallego.

Feijóo, que el 12-J laminó a Ciudadanos y a Vox del escenario de la derecha gallega, tiene ahora por delante tres semanas para configurar su nuevo Gobierno, en el que la atención se centra en el futuro de su actual vicepresidente en funciones. Se abre previamente un plazo de cinco días para la constitución de los grupos parlamentarios y de diez para la de las comisiones, para celebrar inmediatamente después la sesión solemne de apertura de la legislatura. El debate de investidura será a finales de agosto o principios de septiembre, para que horas después Feijóo anuncie el Gobierno de su cuarto y —presuntamente— último mandato.

Este viernes arrancó en Galicia una legislatura digna de otros tiempos, cuando Fraga coleccionaba mayorías absolutas y el pastel restante se lo repartían nacionalistas y socialistas. Es casi un calco de la que se inició en 1997, con 42 diputados del PP, 19 del BNG y 14 del PSdeG (entonces fueron 42, 18 y 15), como si la nueva política y los partidos emergentes a derecha e izquierda nunca hubieran existido. Al igual que le ocurría al fundador del PP cuando se especulaba con su retirada, será también un mandato repleto de movimientos sucesorios, con muchos aspirantes a tomar el relevo de Alberto Núñez Feijóo pero ninguno aventajado. Y será además una prueba para el nuevo liderazgo de la nacionalista Ana Pontón y de la capacidad de resistencia de Gonzalo Caballero al frente del socialismo gallego.

Alberto Núñez Feijóo
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