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La 'yihadista' de Viveiro que se radicalizó a través del móvil: "Me sentía muy sola"
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acusada de preparar un ataque en santiago

La 'yihadista' de Viveiro que se radicalizó a través del móvil: "Me sentía muy sola"

La Fiscalía pidió para ella en el juicio una pena de dos años y dos meses de prisión, con la atenuante de trastorno de la personalidad con rasgos de excentricidad

Foto: La detenida, declarando en la Audiencia Nacional. (EFE)
La detenida, declarando en la Audiencia Nacional. (EFE)

Nunca viajó a Siria ni a Irak, ni nadie de su entorno tenía la más mínima relación con Daesh, pero algo en su cabeza hizo clic y comenzó a fantasear con el yihadismo. Eso como mínimo, porque era tal el acopio de información que poseía que hizo temer a las autoridades que preparaba un atentado en Santiago de Compostela similar al 17-A de Barcelona y Cambrils. Fue detenida en Viveiro en septiembre de 2018 y enviada a prisión por el juez José de la Mata. Este martes, fue juzgada en la Audiencia Nacional por un presunto delito de autoadoctrinamiento yihadista. “Todos nos enganchamos, ya sea al tabaco o a las drogas, a mí me dio por estar constantemente mirando el móvil”, se defendió.

L. E. C., nacida en Viveiro (Lugo) hace 45 años, pasaba una mañana en la casa que comparte con su abuela en la pequeña parroquia viveirense de Galdo cuando, de repente, numerosos vehículos y agentes armados rodearon la vivienda y asaltaron la finca. Entre el ganado que pastaba pacíficamente se produjo una aparatosa detención que sorprendió a los vecinos, que la siguen considerando inocente pero algo trastornada. Es un perfil con el que coincidió la Fiscalía en el juicio, que pidió para ella una pena de dos años y dos meses de prisión. No tanto por el “hipotético riesgo de lo que podía hacer”, como porque fue “influenciada en un comportamiento de absorción masiva de información que ella misma llama bélica”, con la atenuante de trastorno de la personalidad con rasgos de excentricidad.

Foto: Ofrenda floral con motivo del segundo aniversario de los atentados de Barcelona y Cambrils. (EFE)

Cuando los agentes entraron en su casa, hallaron cientos de imágenes y documentos con contenido radical, aunque en realidad ella nunca escondió aquella simpatía por la causa musulmana, que abrazó durante su estancia de unos años en Canarias. Hasta tal punto alardeaba de ella que tenía una imagen de Daesh en su perfil de Facebook. Hablaba demasiado, como cuando advertía a sus vecinos de que Alá iba a castigar a su pueblo por sacar los santos en Semana Santa. Nadie la tomó muy en serio, hasta que un testigo denunció que le había comunicado su supuesta intención de cometer un atentado en la capital gallega el 25 de julio, día de Galicia, similar a los ataques de Barcelona. “Buscó modelos de furgonetas e hizo consultas relativas al mapa de la ciudad”, reveló la Fiscalía.

“Yo no vivo allí, en Siria o Irak, es que no los conozco”, se defendió la gallega ante el juez. También admitió haber buscado contenidos yihadistas, pero dijo que lo hizo para entretenerse. “En un momento, me sentí sola y empecé a buscar y a buscar... Pero no me acuerdo qué estaba buscando concretamente”, expuso ante la Audiencia, para añadir que no tenía la intención de hacer “nada” de lo que se le acusa.

Foto: Los tres acusados de integrar una banda terrorista. (EFE)

Entre sus actividades sospechosas, se encuentra una carta a un preso que se encontraba en la cárcel de Lugo, que estaba en especial seguimiento al ser una persona radicaliza. No acertó a dar una explicación convincente ante la Audiencia Nacional de por qué lo hizo. “Me dio por ahí. No tengo la cabeza del todo bien, no recuerdo las cosas”, se justificó. En efecto, dos médicos forenses certificaron que la acusada sufre trastorno de personalidad de tipo excéntrico y que cuando la entrevistaron no ocultó su fanatismo ni el hecho de convertirse en musulmana.

L. E. C. era una consumidora empedernida de propaganda producida por diversos grupos terroristas. Y los ataques de agosto de 2017 los celebró sin apenas disimulo. Su reincidencia en la apología del terrorismo en las redes sociales fue el detonante de su detención, para neutralizar lo que la Guardia Civil consideraba una amenaza, y así “determinar si la mujer pudiera estar siendo instrumentalizada o influenciada por alguien”.

Foto: Un miembro del Estado Islámico. (Reuters)

El del autoadoctrinamiento terrorista es un delito controvertido que comete quien, con la finalidad de capacitarse para cometer acciones terroristas, acceda de manera habitual a servicios de comunicación públicos, en línea o a través de internet, “cuyos contenidos estén dirigidos o resulten idóneos para incitar a la incorporación a una organización o grupo terrorista, o a colaborar con cualquiera de ellos o en sus fines”. Lo comete también quien, con la misma finalidad terrorista, compre o tenga en su poder documentos dirigidos o “idóneos para incitar a la incorporación a una organización o grupo terrorista o a colaborar con cualquiera de ellos o en sus fines”.

En la vista, declaró como testigo protegido, de forma oculta y con la voz distorsionada, la persona que en junio de 2018 denunció en el cuartel de la Guardia Civil de Viveiro los planes que L. E. C. le había manifestado. “Me dijo que quería cometer un atentado el 25 de julio en Santiago de Compostela y que iba a ser similar a los atentados de Barcelona, con una furgoneta o un coche que iba a alquilar y que ella conduciría, y que además iba a intentar buscar a más gente para que la ayudaran”, declaró. También aseguró que la acusada le había comentado su intención de viajar a Siria para incorporarse al Daesh.

Foto: Imagen de un vídeo distribuido por el ISIS de varios combatientes patrullando las calles de Mosul, en octubre de 2016. (Reuters)

Uno de los guardias civiles que testificaron declaró que la acusada realizó búsquedas en internet con palabras como 'Estado' (de Estado Islámico), 'Santiago de Compostela' y 'alquiler de furgoneta', así como de mapas de la capital gallega.

También declararon dos médicos forenses, que certificaron que L. E. C. sufre trastorno de personalidad de tipo excéntrico y que, cuando la entrevistaron, se manifestó con claro fanatismo, al afirmar que era musulmana y que coincidía con el espíritu del movimiento terrorista, aunque también señaló no se sentía capaz de cometer un atentado. Pese a esta descripción, los peritos aseguraron que la 'yihadista' de Viveiro no presenta enfermedad mental y sabe perfectamente lo que hace.

Nunca viajó a Siria ni a Irak, ni nadie de su entorno tenía la más mínima relación con Daesh, pero algo en su cabeza hizo clic y comenzó a fantasear con el yihadismo. Eso como mínimo, porque era tal el acopio de información que poseía que hizo temer a las autoridades que preparaba un atentado en Santiago de Compostela similar al 17-A de Barcelona y Cambrils. Fue detenida en Viveiro en septiembre de 2018 y enviada a prisión por el juez José de la Mata. Este martes, fue juzgada en la Audiencia Nacional por un presunto delito de autoadoctrinamiento yihadista. “Todos nos enganchamos, ya sea al tabaco o a las drogas, a mí me dio por estar constantemente mirando el móvil”, se defendió.

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