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El liquidador gallego de Bescansa arranca con bronca dentro de En Marea
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El liquidador gallego de Bescansa arranca con bronca dentro de En Marea

El diputado Gómez-Reino, que se impuso a Bescansa en Galicia, se suma al “golpe” del que se siente víctima el portavoz de la confluencia y recibe críticas de una compañera en el Congreso

Foto: El recién elegido secretario general de Podemos en Galicia, Antón Gómez-Reino. (EFE)
El recién elegido secretario general de Podemos en Galicia, Antón Gómez-Reino. (EFE)

No llevaba ni 24 horas Antón Gómez-Reino en su cargo de secretario general de Podemos Galicia cuando estaba ya enfrascado en su primera batalla. Una batalla interna, como es habitual en la izquierda rupturista gallega, con una larga tradición de cismas. Al día siguiente de jubilar para la política a Carolina Bescansa, el actual diputado en el Congreso afrontaba, aunque sin asistir, el asalto del plenario de En Marea, una sesión que acabó con una derrota más moral que práctica de su portavoz, Luís Villares. Gómez-Reino es más proclive al partido instrumental que comparte con muchas otras fuerzas políticas que su contrincante en las primarias de Podemos, pero no de esta En Marea. Villares, mientras, acepta la comparación de su derrota con un “golpe de Estado” de los críticos.

El mapa de En Marea —segunda fuerza política en el Parlamento gallego— es indescifrable para cualquiera que se haya perdido un capítulo, pero básicamente consiste en el partido heredero de una coalición electoral para las generales de 2015. Además de Podemos, ahí están Anova (escisión del BNG), Esquerda Unida, Equo Galicia, Espazo Ecosocialista Galego y distintas alianzas que se presentaron a las municipales de aquel mismo año. Entre ellas, las que obtuvieron las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. Villares ya no goza del favor de estos tres alcaldes ni de Podemos, Anova y muchas otras organizaciones, pero se hizo fuerte en el denominado Consello das Mareas —máximo órgano entre plenarios— del año pasado, cuando se apoyó en las listas alternativas a la suya para amarrar la portavocía. Y con tan débiles soportes quiere afrontar la renovación de órganos del partido que se llevará a cabo el primer fin de semana de diciembre.

Foto: Carolina Bescansa. Imagen: (EFE/EC)

En el plenario de este 27 de octubre, los críticos se hicieron con el control y tumbaron el documento político oficial de la dirección del partido. La tensión fue tal que Luís Villares no tardó en denunciar un supuesto acoso. En una entrevista en 'La Voz de Galicia', a la pregunta de si lo ocurrido le pareció un golpe de Estado, el portavoz contestó: “Nosotros lo vivimos y lo sentimos así”. Fueron acusaciones de muy grueso calibre, algunas de ellas matizadas posteriormente, y siempre relacionadas con el censo de asistentes. Los críticos, organizados en torno a la Mesa por la Confluencia, movilizaron a cientos de personas a quienes los partidarios del portavoz pretendieron dejar fuera de la cita. Largas colas en el puesto de acreditación, empujones, gritos… Todo eso fuera, pero también dentro del propio plenario, donde la mesa, copada por los críticos, incluso impidió a Villares concluir su discurso de cierre por exceder el tiempo reglamentario.

“Fue una verdadera alteración del censo y del cuerpo de la asamblea. Hubo una elección que aprobó el cambio de la mesa por tres votos de diferencia, y eso dio lugar a que la nueva mesa dejara entrar a toda esa gente, que alteró los resultados”, se quejó Villares, que aseguró que el censo se había cerrado tres días antes del plenario. “Hubo personas que no acudieron por esta situación, pero otras que no estaban anotadas se sumaron a última hora”. Eso fue a su juicio lo que le hizo perder en cuestiones como la estrategia política y electoral que defendía el portavoz.

placeholder El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro. (EFE)
El alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro. (EFE)

Las acusaciones de Villares no quedaron sin respuesta. Especialmente explícito fue el alcalde de Santiago, Martiño Noriega, al que el sector oficialista acusa de la movilización de militantes que desbordaron la sala del plenario. Noriega habló más bien de “éxito de participación”, tachó de “especialmente desafortunadas” las palabras del portavoz, y le instó a no alimentar un debate “estéril y autodestructivo”. El regidor de A Coruña, Xulio Ferreiro, también llamó a la moderación verbal a Villares. “Las palabras hay que utilizarlas en su justa medida”, le advirtió. Antón Gómez-Reino, mientras, le pidió que tome nota de lo ocurrido. “Debería reflexionar por qué su tesis política y todos los documentos que puso encima de la mesa salieron derrotados y por qué hubo una mayoría que pensó diferente”, señaló en una entrevista en televisión.

Gómez-Reino interpretó lo sucedido en el plenario como una demanda de “refundar” el proyecto de En Marea para hacerlo “más abierto”, lo que supone una demostración de que llega a la formación morada con la voluntad de participar en la confluencia, aunque sin Villares. Pero ese no es el único frente al que tiene que atender el nuevo líder de Podemos Galicia, que en el plenario del día 27 se encontró con las críticas de su compañera de grupo en el Congreso Alexandra Fernández, de Anova. Fernández intervino para acusar a Gómez-Reino y otros tres de los diputados de En Marea (todos menos Miguel Anxo Fernán Vello, también de Anova) de guiarse por “intereses personales” en su política parlamentaria y marginar los compromisos con Galicia.

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El portavoz de En Marea en el Parlamento Gallego, Luís Villares. (EFE)

Las críticas de la diputada viguesa se debían a la negativa del grupo a rendir cuentas ante el plenario de En Marea de su actuación en el Congreso, al negarle su autoridad para hacerlo. “Me indigna que tengamos la mayor representación de la historia de Galicia y que estemos perdiendo esa capacidad”, lamentó Fernández, que citó la negociación de los Presupuestos como “el ejemplo más claro” de esa actitud. Gómez-Reino trató de restar importancia a las críticas, al negar que la relación entre los diputados en el Congreso esté “rota”. El nuevo líder del partido morado respondió a la diputada: “Las decisiones del grupo siempre se tomaron de manera colectiva”.

En el intercambio de reproches que sucedió al plenario, Luís Villares no desaprovechó la ocasión para enviarle un recado a Gómez-Reino. “Alexandra Fernández puso encima de la mesa un problema que sabemos que existe”, recriminó. Se refirió así a la “sumisión” de los diputados en el Congreso “respecto del grupo de Madrid”. “Esa misma gente, los críticos, utilizan a Podemos aquí en Galicia para ir en nuestra contra, y luego buscan que les saquemos las castañas del fuego con el grupo parlamentario de Madrid”, acusó.

No llevaba ni 24 horas Antón Gómez-Reino en su cargo de secretario general de Podemos Galicia cuando estaba ya enfrascado en su primera batalla. Una batalla interna, como es habitual en la izquierda rupturista gallega, con una larga tradición de cismas. Al día siguiente de jubilar para la política a Carolina Bescansa, el actual diputado en el Congreso afrontaba, aunque sin asistir, el asalto del plenario de En Marea, una sesión que acabó con una derrota más moral que práctica de su portavoz, Luís Villares. Gómez-Reino es más proclive al partido instrumental que comparte con muchas otras fuerzas políticas que su contrincante en las primarias de Podemos, pero no de esta En Marea. Villares, mientras, acepta la comparación de su derrota con un “golpe de Estado” de los críticos.

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