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El caso de la diputada que se encaró con la policía divide En Marea
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es la diputada más joven de la cámara autonómica

El caso de la diputada que se encaró con la policía divide En Marea

La joven parlamentaria, censurada por su partido y apoyada por sus compañeros de escaño tras exhibir su credencial del Parlamento en una intervención policial por actos vandálicos

Foto: Paula Quinteiro atiende a los medios de comunicación. (EFE)
Paula Quinteiro atiende a los medios de comunicación. (EFE)

Las actuaciones de la policía de madrugada para controlar actos vandálicos no son extrañas en Santiago, una ciudad con una notable población estudiantil, y por lo tanto habituada a ciertos desórdenes nocturnos. Lo extraño es que en uno de esos grupos juveniles figure una diputada del Parlamento de Galicia, Paula Quinteiro, y mucho más que exhiba su credencial de representante del pueblo para, según el atestado de los agentes, "dificultar la intervención de la policía". Sucedió a primeras horas del pasado día 18. En cuanto el informe apareció en los medios de comunicación, se desató una batalla política con la marca de En Marea, la formación política a la que pertenece la parlamentaria. Es decir, en clave interna.

No es que los demás partidos no le hayan exigido responsabilidades a Paula Quinteiro, que a sus 27 años es la diputada de menor edad de la Cámara autonómica. La han criticado desde el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que calificó su actitud de "impropia" y "prepotente", hasta el PSOE, que apeló a la necesidad de los diputados de mantener un comportamiento "irreprochable", pasando por el BNG, que instó a En Marea a "solucionar de forma inteligente" el asunto. Más sorprendente es que los principales reproches le hayan llegado del fuego amigo, unas hostilidades que abrió el padre espiritual del proyecto político, Xosé Manuel Beiras, que no tardó ni un día desde que estalló el caso en pedir la dimisión de la diputada. "Si yo fuese ella dimitiría, pero es imposible que fuese ella. Mi trayectoria demuestra que yo nunca haría eso", declaró el veterano político nacionalista.

placeholder El portavoz de En Marea en el Parlamento de Galicia, Luis Villares (i), y el diputado Antón Gómez Reino. (EFE)
El portavoz de En Marea en el Parlamento de Galicia, Luis Villares (i), y el diputado Antón Gómez Reino. (EFE)

La tensión interna de En Marea, tanto entre los distintos grupos que la conforman como con Podemos e incluso en el seno de la formación morada, ha tenido su expresión más gráfica en las decisiones contradictorias adoptadas en apenas cuatro días por la ejecutiva de En Marea, que el viernes 23 le exigió que entregase el acta de diputada, y por el grupo parlamentario, que el lunes 26 amparó a la afectada y expresó que "debe seguir desarrollando sus funciones como parlamentaria". Las dos decisiones, tomadas en ambos casos después de muchas horas de agrios debates, evidencian la situación debilidad en que se encuentra el portavoz del partido y del grupo parlamentario, Luis Villares, protagonista de una arriesgada operación política para hacerse con las riendas del partido instrumental que le ha granjeado numerosas enemistades. Villares cuenta en cambio con el apoyo de Beiras, cuyas críticas a la diputada se interpretan como un respaldo al portavoz.

Quinteiro acudió al plenario de En Marea en Santiago y se pasó la mayor parte de la jornada en el bar de la facultad donde se celebraba el acto

Quinteiro forma parte de En Marea en la medida en que es militante de Podemos, partido en el que engrosa la corriente Anticapitalista. Es decir, que no es precisamente afín a la secretaria general de Podemos Galicia, Carme Santos, que esperó hasta el martes para salir en defensa de su diputada. "Por tacticismo político no se le pude destrozar la vida a una joven, nos parece inhumano", declaró Santos. Villares aún no se ha pronunciado sobre el caso. Tampoco lo hizo tras la reunión del grupo parlamentario, que se prolongó durante siete horas, y en la que, tras escuchar las explicaciones de la diputada, optó por abstenerse. Solo dos de los 14 diputados de En Marea se alinearon con la ejecutiva del partido, en tanto que el resto desafió a esta y a Villares al apostar por la continuidad de Quinteiro.

El enrarecido clima político de la izquierda rupturista flotaba en el ambiente de la larga jornada vivida por Paula Quinteiro en las horas previas al suceso. El sábado pasado, la diputada acudió al plenario de En Marea que se celebraba en Santiago, aunque lejos de participar en el mayoritario respaldo que recibía su portavoz, se pasó la mayor parte de la jornada con un grupo de jóvenes amigos en la cafetería de la facultad donde se celebraba el acto. Con ellos compartió después mesa y mantel en una concurrida comida en la que abundaron las burlas contra Villares, divulgadas sin tapujos en las redes sociales de los asistentes.

placeholder El portavoz de En Marea en el Parlamento Gallego, Luis Villares y la diputada de este grupo, Paula Quinteiro, a la salida de la reunión del grupo de En Marea. (EFE)
El portavoz de En Marea en el Parlamento Gallego, Luis Villares y la diputada de este grupo, Paula Quinteiro, a la salida de la reunión del grupo de En Marea. (EFE)

Habían pasado ya muchas horas cuando se produjo el enfrentamiento con la policía local. Fue de madrugada, a raíz de un control para identificar a los autores de un acto vandálico cometido contra varios vehículos estacionados en la calle. Según el informe de los agentes, la diputada intentó obstruir la identificación de uno de los sospechosos de destrozar varios espejos retrovisores, al que diversos medios identifican como el dirigente de la formación nacionalista Anova, Fernando Balsa, que pasó toda la jornada con Quinteiro. Siempre según la versión policial, esta exhibió su credencial como diputada ante los agentes, a los que espetó: "Estáis secuestrando mi labor parlamentaria y tenéis que saber que yo tengo un régimen especial. Voy a interponer una interpelación parlamentaria ante el Parlamento gallego por la actuación policial".

De acuerdo con el informe policial, Balsa fue el miembro del grupo que se mostró más violento, hasta el punto de tener que reducirlo en el suelo para que mostrara su DNI. Los agentes acusan además a la diputada de intentar sustraer un teléfono móvil con el que la policía se comunica y graba imágenes de altercados. "En medio del revuelo, aprovechó para coger disimuladamente el teléfono móvil que se usa como material de la dotación policial que había caído al suelo durante la intervención y se lo introdujo en el bolsillo del chaquetón", señala el informe. Al serle requerido, se excusó diciendo que lo había recogido porque "pensaba que era de un compañero suyo". El Sindicato Unificado de Policía (SUP) denunció en un comunicado "el uso y el abuso de cargo público al amparo del aforamiento" y exigió de la inscrita de Podemos "disculpas o dimisión".

Quinteiro ha pedido disculpas por si ha podido ofender a alguien con su actuación y ha lamentado que el PP la esté usando "de manera demagógica"

A raíz de que se conocieran los hechos, el consejo de En Marea —máximo órgano entre plenarios— aprobó una resolución en la que pide a Quinteiro que renuncie al acta de diputada. La decisión se tomó después del abandono de los críticos con Villares y con la abstención de este y de los dos diputados presentes. La resolución señala que "no existen argumentos que expliquen el uso de la condición de diputada en situaciones personales" y pide su dimisión por "principios éticos y de transparencia", ya que "no es la persona adecuada para ejercer las funciones de diputada". La única intervención de Quinteiro desde que estalló el caso, ha sido para pedir disculpas por si alguien se ha podido sentir ofendido por su actuación y ha lamentado que el PP la esté usando "de manera demagógica".

Tras la negativa de Quinteiro a dejar el cargo, el grupo parlamentario desoyó la exigencia del consejo, que redujo a "declaración política sin consecuencias directas". El paso de la de Podemos al grupo mixto hubiera dejado a En Marea como segundo partido de la oposición, por detrás del PSOE, también con 14 diputados pero que obtuvo menos votos en las autonómicas de 2016.

Las actuaciones de la policía de madrugada para controlar actos vandálicos no son extrañas en Santiago, una ciudad con una notable población estudiantil, y por lo tanto habituada a ciertos desórdenes nocturnos. Lo extraño es que en uno de esos grupos juveniles figure una diputada del Parlamento de Galicia, Paula Quinteiro, y mucho más que exhiba su credencial de representante del pueblo para, según el atestado de los agentes, "dificultar la intervención de la policía". Sucedió a primeras horas del pasado día 18. En cuanto el informe apareció en los medios de comunicación, se desató una batalla política con la marca de En Marea, la formación política a la que pertenece la parlamentaria. Es decir, en clave interna.

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