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El tercer homicidio de Makelele, el boxeador vigués que huyó a Estados Unidos
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en 2008 mató a un matrimonio; ahora, a su padre

El tercer homicidio de Makelele, el boxeador vigués que huyó a Estados Unidos

La policía acusa de matar a su padre a golpes en Miami al púgil gallego, que se hizo famoso en 2008 al causar un brutal accidente en Vigo en que falleció un matrimonio

Foto: Ficha de la cárcel de Jorge Luis Sosa. (EFE)
Ficha de la cárcel de Jorge Luis Sosa. (EFE)

Makelele Sosa saltó a la fama, a la peor de las famas, la noche del 12 de enero de 2008. Cargado hasta las cejas de cocaína y de tequila con Red Bull, él y un amigo se lanzaron a una carrera vertiginosa por las calles de Vigo a bordo de un Audi A3 y de un BMW que finalizó con una colisión frontal que acabaría con la vida de un matrimonio que viajaba en un modesto Citroën AX. Su primera reacción fue enzarzarse en una pelea con su rival, sin prestar auxilio a los ocupantes del otro coche. Después abandonó el lugar de los hechos, escondió el Audi y se hizo pasar ante la policía por un simple testigo, para imputar toda la responsabilidad a los fallecidos. Fue condenado a tres años y ocho meses de cárcel por doble homicidio por imprudencia.

Así fue como toda Galicia conoció al Makelele vigués, pero ni era su primer delito ni sería el último de los turbios episodios de un personaje peculiar, que se fugaría a Estados Unidos para eludir la acción de la Justicia y que haría carrera como boxeador profesional. El 'Terrible Sosa', como es conocido al otro lado del Atlántico, sigue siendo noticia por su violento comportamiento. La policía de Miami lo acaba de detener como presunto autor de la muerte a golpes de su padre, José Luis Sosa, de 71 años. Tras el presunto parricidio, se coló en la casa de una vecina, se tumbó en una cama y se puso a ver tranquilamente la televisión.

Tras el presunto parricidio, se coló en la casa de una vecina, se tumbó en una cama y se puso a ver tranquilamente la televisión

Es el último y más grave episodio delictivo de Jorge Luis Sosa Mejuto, apodado 'Makelele' por su parecido físico con el exjugador de Celta y Real Madrid, hijo de un afroamericano y una viguesa y nacido hace 32 años en New Jersey, aunque criado en Vigo, adonde se lo llevó la madre tras su separación. En 2016 abandonó las cárceles españolas tras cumplir condena y regresó a Estados Unidos, donde ya había permanecido durante una fuga que duró tres años, y que concluyó en 2014 con su entrega a España a través de la Interpol.

El asesinato de José Luis Sosa ocurrió el pasado sábado en su pequeño apartamento en el barrio de Pequeña Habana de Miami, en la confluencia de la Séptima Avenida y la Calle 3. Según medios locales, su hijo, que acababa de regresar de un viaje a Cuba, le propinó hasta tres golpes en el cuello y le presionó la garganta hasta estrangularlo. “Entró en mi cuarto y se acostó en mi cama así, con los brazos para atrás”, relataba a una cadena de televisión la vecina que se lo encontró en su casa, Magaly Ochoa. “Supongo que lo estranguló”, informó la jueza Mindy Glazer en una audiencia desarrollada el lunes en un tribunal de la ciudad. Sosa se encuentra detenido en el centro penitenciario Metro West de Miami, sin derecho a fianza, bajo el cargo de asesinato en segundo grado.

Un vecino relató a los agentes que la violencia se desencadenó porque la víctima había cambiado de lugar la ropa del hijo, lo que molestó a Makelele

Según el atestado de la policía, padre e hijo discutieron. Un vecino relató a los agentes que la violencia se desencadenó porque la víctima había cambiado de lugar la ropa del hijo, lo que molestó a Makelele. Otro testigo oyó en el apartamento unos gritos de auxilio en español. Tras el crimen, el Terrible Sosa se coló en el apartamento de una vecina, que se había ausentado para ir a un aseo comunal del edificio, y se acostó a ver una película en la televisión. Esa vecina relató a otro de los numerosos medios locales que se hicieron eco de la noticia que el presunto asesino se encontraba relajado. Ella, asustada, le gritó: “¿¡Qué hace en mi cama, si no lo conozco y no sé quién es usted!?”. Y el boxeador, relajado, le replicó: “Estoy viendo la televisión”. No hizo nada para impedir que la mujer bajase a pedir ayuda a la policía.

Las peripecias de Makelele

El relato concuerda con el carácter que se le atribuye a Makelele, un personaje que no se escondió tras darse a la fuga en 2011. Primero se instaló en Santo Domingo, desde donde no le fue difícil dar el salto a Estados Unidos, al poseer la doble nacionalidad. Fue entonces cuando se reencontró con su padre, que también había sido boxeador, y decidió seguir sus pasos como púgil, bajo el nombre de George el Terrible Sosa. Allí se instaló con su mujer viguesa y con su hijo. Él mismo colgaba sus vídeos en YouTube, en los que se le veía entrenando solo o combatiendo ante cientos de personas.

placeholder Jorge Luis Sosa. (EFE)
Jorge Luis Sosa. (EFE)

Era un rastro muy fácil de seguir para las autoridades españolas, que lo localizaron en un pueblo próximo a Filadelfia, en el estado de Pensilvania. La Interpol lo devolvió a España, pero antes experimentaría un durísimo paso por las cárceles norteamericanas que lo marcaría definitivamente. Porque en el entorno de Jorge Luis no falta quien lo retrata como un chico simplemente conflictivo, que provocó la muerte del matrimonio de Vigo de forma indirecta y no intencionada, y que hasta ahora carecía de antecedentes de delitos que no estuvieran relacionados con su afición al motor.

Son fuentes que también resaltan la mala relación de Makelele con su padre, que abandonó la familia al poco de nacer Jorge Luis y que maltrataba tanto al hijo como a su madre. “Era un tío de barrio, un malote más, ni mucho menos de los peores. Ni robaba ni trapicheaba, pero tuvo mala suerte, se vio envuelto en una bola de nieve. Del otro conductor del accidente de Vigo nadie se acuerda, pero en realidad fue el que colisionó contra el AX de las víctimas”, relatan.

Cadena perpetua

Cuando salió de la cárcel en 2016, lo hizo en tercer grado. Por eso extraña que llevara meses en Estados Unidos, ya que la ley le impedía abandonar el país. Más que de la Justicia española, con la que este mes de enero habría cumplido la condena pendiente, probablemente huyó de algún que otro ajuste de cuentas al que se arriesgaba estando en libertad. Y en Estados Unidos trató de recomponer la incipiente popularidad que se había forjado años atrás en el cuadrilátero, con victorias contra contrincantes de cierto nombre. Sosa soñaba con un título cuando fue capturado y extraditado.

Ahora su fama como púgil había decaído, y los medios especializados solo se preocupaban de él para preguntarse por sus habituales derrotas. Hace unas semanas, el 17 de febrero, cayó en el ring en la ciudad texana de El Paso. De ahí viajó a Cuba y volvió finalmente a Miami, donde presuntamente mató a su padre y se ganó un billete para una cadena perpetua que parece inevitable.

Makelele Sosa saltó a la fama, a la peor de las famas, la noche del 12 de enero de 2008. Cargado hasta las cejas de cocaína y de tequila con Red Bull, él y un amigo se lanzaron a una carrera vertiginosa por las calles de Vigo a bordo de un Audi A3 y de un BMW que finalizó con una colisión frontal que acabaría con la vida de un matrimonio que viajaba en un modesto Citroën AX. Su primera reacción fue enzarzarse en una pelea con su rival, sin prestar auxilio a los ocupantes del otro coche. Después abandonó el lugar de los hechos, escondió el Audi y se hizo pasar ante la policía por un simple testigo, para imputar toda la responsabilidad a los fallecidos. Fue condenado a tres años y ocho meses de cárcel por doble homicidio por imprudencia.

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