"Cuando llegamos a Vigo había un humo sofocante y la gente se siente impotente"

Cada año, lo mismo. En agosto de 2016, los incendios registrados en los ayuntamientos de Avión (Ourense), Arbo (Pontevedra), Porto do Son o Santiago de Compostela (A Coruña) sumaron más de 6.000 hectáreas de terreno calcinado en una semana negra, triplicando en tres días toda la superficie quemada en Galicia en 2014. Once municipios se encontraron en 'Situación 2'. Ahora son 17 los municipios que se encuentran ya en esta situación y más de 4.000 las hectáreas calcinadas hasta el momento.

Más de 200.000 hectáreas se han quemado solo en Galicia durante los últimos 15 años, según el proyecto 'España en llamas' de Civio, elaborado con datos del Ministerio de Medio Ambiente. La tragedia se repite. Y los gallegos vuelven a tener que sacar una de sus principales cualidades: la solidaridad. "Esta calidad humana ya la viví con el hundimiento del 'Prestige'", asegura a El Confidencial Alejandra Álvarez, natural de Valladares (Vigo). Es una de las decenas de personas que acudió, motu propio, a ayudar en las labores de extinción de la ciudad de Vigo, adonde llegaron las llamas durante el fin de semana.

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Paula Cantó

"Cuando llegamos a Vigo el humo era sofocante y la gente se sentía impotente", explica esta joven, que junto a un grupo de amigos, decidió acudir a la zona de Avenida de Europa, la calle que une el centro de la ciudad con la zona de las playas. Alejandra había pasado el puente en A Coruña, donde también se han registrado incendios. "Pero al llegar vimos todo en primera persona", explica. La zona a la que decidieron acudir tiene "mucho matorral" pero también está intensamente poblada: "Hay guarderías, urbanizaciones...", señala.

"Así, a ojo, éramos unas 300 personas" las que se habían sumado a ayudar. "Había mucha gente organizando, hacíamos filas de personas pasando cubos desde donde se cargaba el agua", explica, aunque cuando llegaron más efectivos de Bomberos decidieron trasladarse hacia el centro de la ciudad. "Nos habían dicho que había incendios también en el centro, en la zona de Gran Vía, en Plaza de España... todos provocados", lamenta. "Porque ¿en qué cabeza humana cabe que no hayan sido provocados?", se pregunta, enfadada. Cuando llegaron al centro, sobre las 2:00 de la madrugada del lunes, ya estaban sofocados, pero habían sido "bastante catastróficos".

A la zona de Avenida de Europa llegaron incluso dispositivos de Aena desde el aeropuerto, indica esta joven, que se deshace en halagos hacia los Bomberos. "La protección de los equipos de Bomberos fue espléndida, pero los incendios fueron totalmente planeados" y los fuertos vientos dificultaban mucho su trabajo.

"No le están dando importancia"

Alejandra recuerda que en la zona de Monte do Alba, al sur de Vigo, vio a finales de los ochenta otro gran incendio. "Tardó entre diez y doce años en regenerarse, y por aquel entonces llovía mucho", señala, lamentándose acerca de cuánto necesitará el terreno recién calcinado en recuperarse, en un momento en el que la sequía es el protagonista no invitado de la temporada.

"Y menos mal que empezó a llover sobre las 4:00 o las 5:00 de la madrugada...", indica, en referencia a las primeras gotas que cayeron durante la noche en la zona de los alrededores de Vigor. "Si esto pasa hace tres días, con el suelo completamente seco, con altísimas temperaturas, sin nada lluvia... habría sido todo mucho peor", advierte.

"La gente no es consciente de lo que está ocurriendo en Galicia. Y ahora le están dando más importancia a otras cosas", apunta, lanzando una dura crítica a los medios de comunicación. "Lo importante es la carta de Puigdemont, y se olvidan de lo que ocurre en Galicia".