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Tras Cataluña y Andalucía, los problemas de la izquierda rupturista se instalan en Galicia
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los valedores de villares esperaban una portavocía coral

Tras Cataluña y Andalucía, los problemas de la izquierda rupturista se instalan en Galicia

Los alcaldes de las Mareas en A Coruña, Santiago y Ferrol y el partido fundado por el veterano Xosé Manuel Beiras, Anova, se desmarcan de su nuevo líder Luís Villares

Foto: El portavoz de En Marea en el Parlamento Gallego, Luís Villares (c), junto a los miembros de la confluencia. (EFE)
El portavoz de En Marea en el Parlamento Gallego, Luís Villares (c), junto a los miembros de la confluencia. (EFE)

Si no es una crisis, se le parece bastante. El caos orgánico que presidió la configuración de En Marea como plataforma electoral en las últimas autonómicas se repite ahora que esta formación toma cuerpo como sujeto político, agravado por el distanciamiento entre su figura emergente, el portavoz parlamentario Luis Villares, y los principales promotores de este barco en el que viaja Podemos Galicia: los alcaldes de A Coruña, Santiago y Ferrol. Incluso la Anova del histórico Xosé Manuel Beiras cuestiona la legitimidad de Villares, elegido el pasado domingo portavoz nacional en un polémico Consello das Mareas.

La atomización es tal que el propio Beiras aparece como el más firme apoyo de Luis Villares, distanciado del partido que él mismo fundó en 2012 tras escindirse del Bloque Nacionalista Galego. “Ahora, a navegar”, arengó Beiras a los críticos, animado a pasar cuanto antes la página de un consejo político que ha dejado más cicatrices que las esperadas. La razón se debe al delicado equilibrio interno y, sobre todo, a la decisión de Villares de auparse como portavoz único cuando sus antiguos valedores, principalmente los alcaldes, esperaban una portavocía coral, en cumplimiento de lo acordado en el documento de organización interna aprobado el pasado verano en Vigo. O al menos, de la interpretación que esos tres regidores y sus respectivos equipos hacen del mismo.

Foto: Íñigo Errejón, junto a Alexandra Fernández, de En Marea, y Xavier Domènech, de En Comú, tras el acuerdo para la constitución del grupo parlamentario confederal durante la pasada legislatura. (EFE)

Ni siquiera Podemos se mantiene unido. Su secretaria general, Carmen Santos, ha apoyado a Villares y se ha integrado en la nueva coordinadora, el organismo de dirección elegido de forma conjunta con la portavocía del excandidato, junto a otras dos personas propuestas por ella, pero la división interna del partido morado se ha trasladado a En Marea, ya que los críticos con Santos optaron por no dar su voto a la propuesta de Villares. Podemos no es la única formación sobre la que se proyecta la división de En Marea, ya que el nuevo líder de Anova, Antón Sánchez, se ha desmarcado claramente de Beiras para criticar la falta de “pluralidad” del partido instrumental.

Es la de Galicia una refriega con características propias, pero también con semejanzas a las que afronta la nueva izquierda en Cataluña o Andalucía. En el caso gallego, la situación se agrava por el carácter emblemático de los tres alcaldes que en 2015 arrebataron al PP las alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol, tres de las siete ciudades gallegas. Fueron ellos, principalmente el de A Coruña, los promotores de ese movimiento de las Mareas que ha consolidado un potente grupo parlamentario en la Cámara autonómica pese a no lograr su objetivo principal de apear a Alberto Núñez Feijóo del Gobierno gallego.

La principal fractura en En Marea se produce en el eje entre Villares y la Marea Atlántica del alcalde de A Coruña, Xulio Ferreiro, que en su día impulsó la candidatura de aquel a la presidencia de la Xunta. Ferreiro afirmó que lo ocurrido el domingo en el Consello das Mareas rompe “una lista de consenso y confluencia” y excluye “sensibilidades mayoritarias”. Es “un paso contrario” a lo aprobado en Vigo en julio de 2016, añadió el regidor, que acusó a los 18 dirigentes que votaron a favor de la nueva coordinadora de alterar “documentos políticos que ganaron unas primarias y recibieron el apoyo de cientos de personas”, algo que “no debería ocurrir en una organización sana y democrática”. La votación se saldó con esos 18 votos a favor, que se impusieron a 12 opositores que optaron por no votar. Del total de 35 miembros del consejo, Beiras y Villares pactaron su abstención y hubo tres ausencias.

La división interna de Podemos se trasla a En Marea, ya que los críticos con Santos optaron por no dar su voto a la propuesta de Villares

El alcalde de Santiago, Martiño Noriega, hasta ahora aliado inseparable de Beiras, se sumó a las críticas. “Mentiría si dijera que esa situación no me preocupa. Pienso que los órganos de En Marea tienen que reflejar los espacios políticos que representan. Que haya esa distorsión me preocupa”, lamentó. Y el de Ferrol, Jorge Suárez, criticó que el camino de la confluencia que iniciaron precisamente los tres regidores antes de las últimas autonómicas “no se corresponde con lo que resultó al final”.

“No nos va a favorecer cuando estamos propugnando un mensaje político que creo que no se va a poder aplicar con las formas que se establecieron. Creo que sí que es cierto que hay que dejar de hablar de nosotros mismos, pero para hacerlo tenemos que tener unas reglas que se correspondan con lo que aprobaron la mayoría de los inscritos”, apuntó Suárez.

Podemos no es la única formación sobre la que se proyecta la división de En Marea, ya que el nuevo líder de Anova se ha desmarcado de Beiras

Como trasfondo de todas estas diferencias opera la profunda atomización entre diversas corrientes de los distintos partidos que pusieron en marcha En Marea, de la que se ha servido Villares para hacerse fuerte con escindidos y críticos de Anova como principales apoyos. Gracias a ellos pudo desentenderse de los compañeros de la candidatura que encabezó en enero de este año en las elecciones para el Consello das Mareas, con la que había logrado un 58% de los votos. Pero estos le vetaban como portavoz, un menosprecio que Villares no estaba dispuesto a aceptar, y que resolvió con el apoyo instrumental de otras candidaturas.

Las heridas que deja el Consello das Mareas no ponen en peligro la unidad del grupo parlamentario, bajo relativo control de Luís Villares, pero suponen una seria amenaza para el futuro político de un proyecto que hace solo dos años parecía imparable y que, tras la frustración de las últimas autonómicas, se complica la existencia de cara a próximas citas electorales.

Si no es una crisis, se le parece bastante. El caos orgánico que presidió la configuración de En Marea como plataforma electoral en las últimas autonómicas se repite ahora que esta formación toma cuerpo como sujeto político, agravado por el distanciamiento entre su figura emergente, el portavoz parlamentario Luis Villares, y los principales promotores de este barco en el que viaja Podemos Galicia: los alcaldes de A Coruña, Santiago y Ferrol. Incluso la Anova del histórico Xosé Manuel Beiras cuestiona la legitimidad de Villares, elegido el pasado domingo portavoz nacional en un polémico Consello das Mareas.

En Marea Xosé Manuel Beiras BNG
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