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Los diputados críticos de En Marea no quieren pagar el 'impuesto' a Podemos
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Nuevas heridas en la alianza

Los diputados críticos de En Marea no quieren pagar el 'impuesto' a Podemos

El grupo y Podemos se fracturan ante la carta financiera que rige las donaciones al grupo en el Parlamento gallego

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (c), el candidato a la Xunta por En Marea, Luis Villares (i), y José Manuel Beiras, durante un acto electoral en Vigo. (EFE)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias (c), el candidato a la Xunta por En Marea, Luis Villares (i), y José Manuel Beiras, durante un acto electoral en Vigo. (EFE)

Los diputados autonómicos de Podemos-Galicia tienen ante sí un dilema que está abriendo una nueva grieta en su organización. La creación de En Marea para presentarse en coalición a las elecciones les obliga a elegir a cuál de las dos formaciones políticas atienden para la cesión de una parte de su sueldo. Esta nueva organización acaba de aprobar una carta financiera que establece la parte de sus ingresos que deben donar sus cargos públicos, pero nuevamente florecen las diferencias entre Podemos y el resto de formaciones políticas de la coalición, ya que aquella no se siente vinculada por esas exigencias y considera que su único compromiso es con el partido morado. Esa es la opinión de la dirección de Podemos, pero no la de todos sus diputados. Los críticos con la ejecutiva gallega están dispuestos a desafiarla y financiar solo a En Marea.

En Marea ha aprobado un sistema de aportaciones, lo que en la jerga parlamentaria se conoce como impuesto revolucionario, menos exigente que el de sus diputados en el Congreso, que perciben un máximo de tres veces el salario mínimo, apenas 2.000 euros. Se trata de un modelo porcentual basado en dicho salario y que establece donaciones que oscilan entre los 2.286 euros de la vicepresidenta segunda de la Mesa, Eva Solla, que gana 7.621 euros brutos al mes, y los 1.205 de un parlamentario raso, cuyos ingresos mensuales son de 4.833 euros.

Pero no todos los diputados del grupo se sienten vinculados a este acuerdo. Los de Podemos, siete de un total de 14, lo están oficialmente al código ético de la formación de Pablo Iglesias, de modo que instan a la dirección del grupo a establecer conversaciones con Podemos en lugar de imponer la carta financiera de forma unilateral. De no haber acuerdo, donarán la parte que corresponda únicamente a su partido. Y ahí surge la propia división interna de Podemos, la misma que tensionó la incorporación del partido a En Marea, ya que al menos dos de sus diputados han adelantado que se atendrán a la carta financiera del grupo parlamentario.

Desde la dirección de Podemos-Galicia, se ha encajado con malestar la renuncia anunciada por esos diputados críticos a financiar al partido, especialmente la de Luca Chao, que formó parte de la ejecutiva gallega y que fue destituida en julio por la secretaria general, Carmen Santos. Según la ejecutiva gallega, respaldada por al menos tres de sus diputados, incluida Santos, la confluencia en una candidatura conjunta no supone una doble militancia ni un cese de las obligaciones con su partido de los diputados de Podemos, por lo que esas discrepancias serán trasladadas a la comisión de garantías democráticas de la formación morada. “No hemos renunciado a nuestra militancia”, subraya un diputado del sector oficial.

De acuerdo con el código ético de Podemos, sus parlamentarios tienen limitados sus ingresos a un máximo de tres salarios mínimos, al igual que ocurre con sus diputados en el Congreso, un tope que se puede incrementar por hijos o mayores a su cargo. El excedente se destina a partes iguales al partido y a proyectos sociales. Los críticos, en cambio, subrayan que deben su acta a su adscripción individual a En Marea, una formación que nació como partido instrumental, por lo que interpretan que la carta financiera del grupo parlamentario sí es vinculante.

Como la donación que establece En Marea es menor, se abre la posibilidad de aportar la diferencia a Podemos, pero esta solución no satisface ni a los fieles a Santos ni a sus críticos. Los primeros, porque descartan contribuir a En Marea, que consideran que está ya “suficientemente financiada”. Entre los críticos existen diputados que rechazan directamente realizar aportación alguna a Podemos y otros que hacen cuentas para rechazar que exista excedente alguno, ya que el salario mínimo consta de 14 pagas y el de los diputados, de 12.

Entre el resto de formaciones integradas en En Marea, hay disparidad de criterios. Los nacionalistas de Anova prevén eximir a sus dos diputados de la donación de 1.000 euros que realizaban en la legislatura pasada, cuando formaban parte de Alternativa Galega de Esquerda (AGE). Esquerda Unida, en cambio, sí considera que su diputada Eva Solla, vicepresidenta segunda de la Cámara, debe realizar una aportación al partido. De acuerdo con la carta financiera, los 14 diputados del grupo parlamentario aportarían un total de 15.840 euros al mes al partido instrumental, lo que supone unos ingresos de 190.000 euros anuales.

El arranque de la legislatura está suponiendo un lastre para En Marea, después de que se filtrara la exigencia de su portavoz, Luís Villares, de una “compensación de las rentas salariales” que dejó de percibir al renunciar a su plaza de magistrado para dedicarse a la política. En el mismo escrito, el excandidato por En Marea reclamaba la contratación de personal de apoyo, un chófer y un secretario, para ejercer sus funciones como representante del primer partido de la oposición. La siguiente polémica en la que se ha visto envuelta la nueva formación política se desencadenó por el reparto de las dependencias que ocupan en el Parlamento de Galicia, al instalarse el grupo en los despachos y oficinas que venía utilizando el BNG desde hacía 26 años, una actitud que los nacionalistas tacharon de “agresiva”.

Los diputados autonómicos de Podemos-Galicia tienen ante sí un dilema que está abriendo una nueva grieta en su organización. La creación de En Marea para presentarse en coalición a las elecciones les obliga a elegir a cuál de las dos formaciones políticas atienden para la cesión de una parte de su sueldo. Esta nueva organización acaba de aprobar una carta financiera que establece la parte de sus ingresos que deben donar sus cargos públicos, pero nuevamente florecen las diferencias entre Podemos y el resto de formaciones políticas de la coalición, ya que aquella no se siente vinculada por esas exigencias y considera que su único compromiso es con el partido morado. Esa es la opinión de la dirección de Podemos, pero no la de todos sus diputados. Los críticos con la ejecutiva gallega están dispuestos a desafiarla y financiar solo a En Marea.

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