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El presidente de la patronal gallega cae tras revelarse contratos con sus empresas
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afirma que "no" es una dimisión

El presidente de la patronal gallega cae tras revelarse contratos con sus empresas

Los dos históricos de la confederación empresarial renuncian a presentarse candidatos y abren el escenario a nuevos actores 14 años después

Foto: El ya expresidente de la patronal gallega, José Manuel Fernández Alvariño. (EFE)
El ya expresidente de la patronal gallega, José Manuel Fernández Alvariño. (EFE)

Lo intentó hasta el último momento, pero en la mañana del martes la soledad de José Manuel Fernández Alvariño al frente de la patronal gallega se hizo insostenible. Solo dos años después de tomar el mando de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), el industrial vigués ha arrojado este martes la toalla al anunciar que deja vacante la presidencia y que no concurrirá en las elecciones del 15 de enero, lo que despeja el camino temporalmente a su mayor rival, el coruñés Antonio Fontenla, que toma las riendas de forma interina en su condición de presidente provincial de mayor antigüedad.

Alvariño sucumbe ante el tremendo desgaste interno que produjeron las sucesivas contrataciones con empresas de su grupo en las que embarcó a la CEG desde que tomó posesión. El coche oficial y el chófer son de la sociedad de su propiedad Auto Rent, a la que intentó sin éxito incrementar el pago mensual. También el nuevo seguro de la sede central de la CEG se firmó con otra compañía de la que controla el 100%, a través de Alvariño Inversiones.

Sus opositores cuestionan igualmente una partida por 70.000 euros de gastos judiciales extraordinarios con el despacho de Garrigues de Vigo, con el que trabajan habitualmente las empresas del presidente de la patronal gallega, y según se supo recientemente, en su etapa como presidente de Patronal de Pontevedra contrató por 89.000 euros a una empresa de su familia la elaboración de un estudio sobre energía fotovoltaica que se realizó en apenas 17 días. La sociedad se había creado en Valladolid dos años antes con un capital social de 3.006 euros y sin empleados, y tenía como único accionista a Sol Solis, propiedad a su vez de Alvariño Inversiones. El estudio no llegó a utilizarse nunca.

La nueva junta que toma las riendas estará compuesta por los vicepresidentes de la CEG, que son a su vez los presidentes de las confederaciones provinciales

Todo esto ha ido desgastando a un presidente que pendía de un equilibrio muy delicado, el que rige tradicionalmente en la CEG entre las confederaciones provinciales del norte, A Coruña y Lugo, frente a las del sur, Pontevedra y Ourense. Esta última se venía desmarcando de Alvariño desde hacía semanas, una situación que se agravó cuando el empresario vigués perdió el apoyo de importantes organizaciones sectoriales de su propia ciudad, lo que dividió a Pontevedra.

La situación derivó en el absurdo a principios de noviembre, cuando el hasta este martes presidente canceló una junta directiva el mismo día que debía celebrarse para evitar quedarse en minoría. Sus opositores celebraron igualmente la reunión y pusieron en marcha un proceso electoral, solapado con el que activó Alvariño con la intención, según los críticos, de controlar las elecciones. Su pérdida de apoyos se hizo insostenible ese mismo día, con la dimisión en bloque de la comisión de economía, mientras mantenía sin aprobar las cuentas de 2014 y los presupuestos de 2015.

Alvariño ha asegurado que no se trata de una dimisión, sino que deja “vacante” el cargo. Así se lo ha hecho saber al comité ejecutivo que ha presidido la mañana del martes, y después a los medios de comunicación, para anunciar también que no se presentará a las elecciones de enero. “Por tanto, alguna gente ya quedará más tranquila”, ha afirmado. Esa gente a la que se refería el empresario de Vigo es el coruñés Antonio Fontenla, que presidió la CEG durante 12 años y al que culpa de maniobrar para desalojarle del cargo.

Fontenla cesó como presidente de la patronal gallega en 2013 tras ver cómo Construcciones Fontenla, la constructora sobre la que cimentó su carrera empresarial, era liquidada con una deuda de más de 40 millones, y mientras era investigado por un juez por los supuestos favores del excalcalde coruñés Francisco Vázquez en una operación urbanística. La causa fue finalmente archivada por prescripción del presunto delito de tráfico de influencias y por no poderse acreditar el supuesto cohecho. Su caída en la CEG estuvo precedida de otro fiero enfrentamiento con Alvariño, al que acusó de boicotear el proceso electoral.

A principios de noviembre, el hasta hoy presidente canceló una junta que se iba a celebrar ese mismo día para evitar quedarse en minoría

La nueva junta que toma las riendas de la patronal gallega estará compuesta por los vicepresidentes de la CEG, que son a su vez los presidentes de las confederaciones provinciales. Fontenla ha reiterado su intención de no presentarse a las elecciones, lo que abre el escenario a nuevos actores del empresariado gallego, después de que él y Alvariño rivalizasen por la presidencia en 2001, 2009 y 2013.

Tras la reunión de este martes, Alvariño ha apuntado que en otros cargos ocupados hasta ahora, como los de presidente del Club Financiero de Vigo y de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, nunca había visto “estas dificultades", en referencia a los últimos meses, en los que crecieron el malestar y las voces críticas en el seno de la entidad. Ante esta situación, ha señalado que lo “bueno, procedente y democrático son unas nuevas elecciones”, para que la CEG “se regenere” y tenga un nuevo presidente. El empresario vigués ha adelantado que se pondrá “a la entera disposición” de su sucesor para conseguir una Confederación de Empresarios “fuerte y sin ningún tipo de merma” ni dependencia económica.

Antonio Fontenla, mientras, ha indicado que a Alvariño “se le han agradecido los servicios prestados”. Al respecto, el hasta este martes presidente de la CEG ha valorado que se le hiciese ese agradecimiento por su “postura de caballerosidad”. "Podría seguir revolviendo, pero por encima de Alvariño está la confederación de empresarios de Galicia”, ha apostillado.

Lo intentó hasta el último momento, pero en la mañana del martes la soledad de José Manuel Fernández Alvariño al frente de la patronal gallega se hizo insostenible. Solo dos años después de tomar el mando de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), el industrial vigués ha arrojado este martes la toalla al anunciar que deja vacante la presidencia y que no concurrirá en las elecciones del 15 de enero, lo que despeja el camino temporalmente a su mayor rival, el coruñés Antonio Fontenla, que toma las riendas de forma interina en su condición de presidente provincial de mayor antigüedad.

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