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Aguirre le enseña a Rajoy la puerta de salida
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Federico Quevedo

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Aguirre le enseña a Rajoy la puerta de salida

Aguirre ha aprovechado para jugársela a Rajoy: fuera ella, al líder del PP ya no le quedan ‘escudos’ que lo protejan de lo inevitable, su propia decisión de irse. Una decisión que ya tiene tomada

Foto: Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy, en una imagen de archivo. (Reuters)
Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy, en una imagen de archivo. (Reuters)

Genio y figura hasta el último momento. Nadie sabía nada de lo que tenía pensado hacer Esperanza Aguirre, y ella se cuidó muy mucho de dejar ver sus intenciones. Mariano Rajoy se enteró por teléfono y el resto del partido por las redes sociales y los medios de comunicación. Tampoco sabía nadie que hacía un mes que Ignacio González le había presentado a Aguirre su dimisión como secretario general del partido en Madrid.

Es evidente que algo está sucediendo en el Partido Popular tras las elecciones del 20-D, y que ese algo tiene mucho que ver con la enorme factura que la corrupciónle está pasando al principal partido del país. La dimisión de Aguirre viene forzada por las evidencias de que la corrupción, al igual que ha ocurrido en Valencia, se había convertido en el PP de Madrid en algo estructural y que eso conlleva, cuando menos, responsabilidades políticas.

La dimisión de Aguirre no es ajena a los registros que se han producido esta semana en la sede del partido, ni a la constatación de que ella misma había ‘repescado’ al gerente que había puesto de patitas en la calle Cospedal y que ahora está investigado por la Justicia. Pero tampoco es ajena a la convicción que existe en el PP de que en los próximos días van a aparecer todavía mas informaciones que pondrán en tela de juicio la actuación de sus dirigentes, como tampoco es ajena la dimisión de González a la convicción de que algunas de esas informaciones van a tener que ver con él, según me dicen mis fuentes de Génova 13.

Todo lo que está pasando apunta a la cabeza del partido, y no porque Rajoy esté implicado en nada, sino porque cada día se necesita más una refundación

Yo ya dije después de las elecciones municipales de hace casi un año que Aguirre tenía que irse, igual que dije que el PP debería haber impulsado gestoras, tanto en Madrid como en Valencia, que condujeran a congresos extraordinarios que promovieran una profunda renovación del partido en ambos sitios. No fue entonces, pero tendrá que ser ahora. Con un agravante: todo lo que está pasando apunta directamente a la cabeza del partido, y no porque Mariano Rajoy esté implicado en nada, que no lo está, sino porque cada día que pasa se hace más necesario que el Partido Popular asuma la necesidad de acometer un proceso de refundación.

Obviamente, eso no puede ocurrir ya mismo, porque Rajoy debe estar presente en el debate de investidura de Pedro Sánchez, pero tanto si Sánchez sale investido como si no sale, el PP tiene que afrontar inevitablemente ese proceso si quiere presentarse ante los ciudadanos como un partido limpio y dispuesto a acabar con la corrupción. Cualquier otra cosa no será creíble y, en el caso de que hubiera elecciones en junio -es la fecha prevista si antes no hay Gobierno-, de seguir las cosas como están, el PP puede verse abocado a una derrota de importantes proporciones.

Vídeo: dimite Esperanza Aguirre como presidenta del PP de Madrid

Por eso, lo que hizo este domingo Aguirre -lo que tenía que haber hecho hace un año- es también una invitación a Mariano Rajoy para que asuma que es el momento de que los actuales dirigentes del partido, esos que llevan años y años de cargos y más cargos a sus espaldas, den un paso a un lado y dejen que sean otros los que afronten el futuro. En el fondo, Aguirre, consciente de que a ella no le quedaba más remedio que dimitir acosada por los escándalos de corrupción que afectan al partido en Madrid, ha aprovechado esta oportunidad para jugarle una última mala pasada a Rajoy: fuera ella, al líder del PP ya no le quedan ‘escudos’ que lo protejan de lo inevitable, que no es otra cosa que su propia decisión de irse.

Una decisión que, me insisten mis fuentes, Rajoy ya tiene tomada, y solo está esperando el momento oportuno para que sirva de ayuda para lograr el ansiado pacto a tres -PP, PSOE y C’s- que evite unas elecciones. Lo que es evidente es que estamos viviendo tiempos de cambios, aunque a algunos les cueste aceptar que deben hacerse a un lado. Aguirre pudo haberse ido, cuando le tocaba, por la puerta grande. Al final no consiguió su ansiado sueño de ser alcaldesa de Madrid, y encima tendrá que dejarlo todo bajo la sospecha de, al menos, haber consentido la corrupción en el PP de Madrid. Ella, que ha sido un animal político, se va herida por su propia vanidad.

Genio y figura hasta el último momento. Nadie sabía nada de lo que tenía pensado hacer Esperanza Aguirre, y ella se cuidó muy mucho de dejar ver sus intenciones. Mariano Rajoy se enteró por teléfono y el resto del partido por las redes sociales y los medios de comunicación. Tampoco sabía nadie que hacía un mes que Ignacio González le había presentado a Aguirre su dimisión como secretario general del partido en Madrid.

Mariano Rajoy Esperanza Aguirre Ignacio González