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Mascarillas de uso obligatorio desde el 21 de mayo: cuándo hay que usarlas y qué excepciones se hacen
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Mascarillas de uso obligatorio desde el 21 de mayo: cuándo hay que usarlas y qué excepciones se hacen

El Boletín Oficial del Estado establece en una orden ministerial la obligatoriedad de llevar mascarilla en la calle y en espacios públicos, tanto al aire libre como cerrados, cuando se puede respetar la distancia social

Foto: Un niño protegido con mascarilla sale a pasear por Valladolid (EFE)
Un niño protegido con mascarilla sale a pasear por Valladolid (EFE)

Dos metros de distancia social. Esa es a priori "la mejor mascarilla" para protegerse del coronavirus SARS-CoV-2 que mantiene a España en estado de alarma desde mediados de marzo, de acuerdo con lo que ha recordado en diversas ocasiones el doctor Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y portavoz de Sanidad en la crisis sanitaria del covid-19. No obstante, a pesar de que esa la principal medida inicial para poner coto a la enfermedad, el Ministerio de Sanidad ha ampliado en plena desescalada, cuando los alivios del confinamiento son cada vez mayores, el uso obligatorio de las mascarillas más allá del transporte público y ha regulado también su utilización "en lugares con alto potencial de contagio como espacios cerrados y públicos donde se produce una gran concentración de personas", así como en la propia calle cuando no se pueda cumplir con la distancia interpersonal entre individuos.

Tal y como avanzó el ministro de Sanidad, Salvador Illa, este martes, el Boletín Oficial del Estado ha publicado en una orden ministerial esta extensión de la obligación de llevar mascarilla para seguir manteniendo en mínimos la transmisión del virus, una instrucción que se hace efectiva desde este jueves, 21 de mayo. Así, se dispone, con carácter general, "el uso obligatorio de mascarillas en personas de seis años en adelante en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros, siendo recomendable su uso para la población infantil de entre tres y cinco años", por lo que los niños que tengan menos de seis años consituyen una excepción de la norma, al igual que también están exentas "aquellas personas que presenten algún tipo de dificultad respiratoria que pueda verse agravada por la utilización de la mascarilla y aquellas cuyo uso se encuentre contraindicado por motivos de salud debidamente justificados o que, por su situación de discapacidad o dependencia, presenten alteraciones de conducta que hagan inviable su utilización".

En este sentido, de acuerdo con lo que ya manifestó Fernando Simón sobre el uso obligatorio de estas protecciones, el Ministerio de Sanidad ha tenido en cuenta ciertas excepciones a la hora de regular la obligatoriedad de llevar mascarillas en el espacio público, preferentemente higiénicas o quirúrgicas, que cubran nariz y boca. Siguiendo el mismo razonamiento, Sanidad estipula que "su uso no será exigible en el desarrollo de actividades que resulten incompatibles, tales como la ingesta de alimentos y bebidas, así como en circunstancias en las que exista una causa de fuerza mayor o situación de necesidad", aunque en este último caso no se especifican ejemplo de posibles situaciones que podrían justificar el no llevar este tipo de protecciones.

Al ser preguntado recientemente por esta cuestión, el doctor Simón, el portavoz de Sanidad que ha informado diariamente de la evolución de la epidemia del SARS-CoV-2 en España, ya destacó que sería conveniente incluir una serie de excepciones al regular el uso obligatorio de la mascarilla para hacer referencia a aquellos colectivos que podrían ver empeorada una patología de usar esta protección durante un periodo de tiempo considerable, así como a aquellos grupos de edad en los que es más difícil que se dé un buen uso de la mascarilla.

"No lo puede hacer todo el mundo de la misma manera. Hay colectivos concretos para los que el uso de mascarillas no es fácil sobre todo en tiempos relativamente prolongados. Cinco o diez minutos de uso mientras se viaja en metro o autobús no es en principio un problema grave prácticamente para nadie, aunque algunas excepciones habrá. Ahora, el uso más prolongado en lugares públicos donde se está más tiempo puede ser complicado para algunos grupos", señaló Simón ante la prensa el 12 de mayo, fecha en la que recordó que aunque si bien la mascarilla es una buena medida de prevención si se utiliza bien y un mecanismo para reducir aún más la transmisión, "se deben priorizar para aquellos lugares, colectivos y personas de mayor riesgo" ante la epidemia.

De acuerdo con la postura que mostró el epidemiólogo que está al frente del CCAES, personas con "enfermedades pulmonares que les hayan provocado una restricción respiratoria importante o individuos que padezcan crisis de ansiedad de forma habitual" pueden tener mayores dificultades a la hora de acatar la medida. Además, el uso de mascarillas en niños pequeños, aunque se empiezan a recomendar a partir de los tres años, es también "complicado" ya que se requiere que un adulto responsable supervise la colocación, el uso y la retirada de la mascarilla, que en el caso de los menores de edad es un producto que puede estar más expuesto a una mayor manipulación de las manos con la consiguiente contaminación que ello puede traer.

Dos metros de distancia social. Esa es a priori "la mejor mascarilla" para protegerse del coronavirus SARS-CoV-2 que mantiene a España en estado de alarma desde mediados de marzo, de acuerdo con lo que ha recordado en diversas ocasiones el doctor Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias y portavoz de Sanidad en la crisis sanitaria del covid-19. No obstante, a pesar de que esa la principal medida inicial para poner coto a la enfermedad, el Ministerio de Sanidad ha ampliado en plena desescalada, cuando los alivios del confinamiento son cada vez mayores, el uso obligatorio de las mascarillas más allá del transporte público y ha regulado también su utilización "en lugares con alto potencial de contagio como espacios cerrados y públicos donde se produce una gran concentración de personas", así como en la propia calle cuando no se pueda cumplir con la distancia interpersonal entre individuos.

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